supersticiones

Zaragoza pierde el miedo al 'mal fario' del número 13

En el Museo del Prado existen las salas 12 y 14 pero no la 13. Los ascensores de algunos hoteles prescinden también de este número, que sí está presente (a medias) en los teatros y museos locales.

Portales de Zaragoza con el 13, así como el mercado de este número, la puerta de La Romareda y la camiseta de Pablo Aso.
Portales de Zaragoza con el 13, así como el mercado de este número, la puerta de La Romareda y la camiseta del joven Pablo Aso.
Heraldo

Por tradición, superstición o cualquier otro argumento (algunos muy peregrinos) el número 13 no es del agrado de muchos aragoneses, que sufren lo que ha dado en llamarse ‘triscaidecafobia’. Esta aversión al 13 provoca que algunas personas sufran ansiedad y conatos de pánico por lo que hay numerosos espacios en los que desaparece esta numeración tanto en plantas de edificios como en habitaciones de hotel, filas de aviones o butacas de teatro. 

Suele suceder en los hoteles -sobre todo de Estados Unidos-, pero también en algunos hospitales y teatros es imposible encontrar la planta 13 o la fila que, misteriosamente, pasa de la 12 a la 14 o se rebautiza como 12A, 12bis o 12+1, en versión de Ángel Nieto. ¿Se da esta circunstancia también en Aragón?

A muchos visitantes del Museo del Prado les llama la atención que no exista sala 13 en el museo, pero en Zaragoza, en el Museo Provincial, la 13 alberga uno de los principales rincones dedicados al arte gótico. De hecho, en esta sala se expone desde su reciente reorganización de espacios el retablo de la Santa Cruz de Blesa de Jiménez y Bernat (1483-1487), una de las joyas del gótico hispano-flamenco y de los fondos de la pinacoteca. No hay miedo al número 13 -explican- porque, si por superstición fuera, también habría que renunciar al 4, que es un número relacionado con la muerte en Asia (China, Japón, Corea…) y en el Provincial se guarda una importante colección de arte oriental ajena a, en este caso, la tetrafobia.

La sala 13, del Museo Provincial, contiene algunas de las joyas del gótico de Aragón.
La sala 13, del Museo Provincial, contiene algunas de las joyas del gótico de Aragón.
Toni Galán

En el Teatro Principal sí existe la fila 13 y en el hotel Innside Meliá (el antiguo Corona) ya no hay piso 13 porque la parte que se ha mantenido para albergar huéspedes sólo llega hasta la planta 11, por arriba quedan ya apartamentos. Curioso es el caso del hospital Miguel Servet, en donde sí hay habitaciones 13, pero sucede algo ‘especial’ en lo relativo a las plantas. “El edificio de Traumatología llega hasta la 9, el Materno-Infantil llega hasta la 8ª planta, pero en el edificio general la 13 está ocupada por servicios internos del hospital, es decir, no hay habitaciones de pacientes porque la última abierta al público es la 12”, explican desde el centro hospitalario.

En Gran Vía y Fernando el Católico no hay un portal con el número 13 pero responde a la casualidad urbanística y no a una decisión consciente

Este hecho responde más a una casualidad que a una decisión consciente, si bien en Estados Unidos sí sería una resolución 100% racional, habida cuenta de que aproximadamente el 80% de los ascensores que se fabrican al otro lado del charco no tienen un botón con el número 13. Quienes hayan viajado a Nueva York habrán visto que los rascacielos pasan del 12 al 14 o, a lo sumo, al 12A o a la letra M, que es la decimotercera del alfabeto. En ocasiones, para evitar la taquicardia de algunos asociada a la ‘triscaidecafobia’, en lugar del número el botón indica “oficinas” o “servicios”. Como curiosidad puede añadirse que el edificio Adriática, el que fuera primer rascacielos de Zaragoza con sus 40 metros de altura, tiene exactamente 13 plantas.

La zaragozana calle del Coso con el edificio La Adriática al fondo.
La zaragozana calle del Coso con el edificio La Adriática al fondo.
A. Navarro

Al igual que en el Servet, el hecho de que en algunas calles de Zaragoza no exista portal número 13 responde más a una circunstancia casual que a un temor a tal número. Es curioso, por ejemplo, que en Gran Vía se pase acrobáticamente del 11 al 17 y que en San Miguel o Fernando el Católico tampoco haya un número 13. El motivo es que cuando comenzaron a proyectarse edificios en estas zonas se hace una suerte de ‘reserva de espacios’, que luego no se corresponden con los inmuebles que efectivamente se acaban levantando. En el caso de Gran Vía son de la década de 1930 y donde el Ayuntamiento preveía que hubiera dos o tres edificios se construyó solo uno, que ocupa todo el frente de la manzana, con un único portal y acceso centralizado. Es habitual que en la numeración de las calles de Zaragoza haya saltos o que, en ocasiones, por diversas reordenaciones urbanísticas, varíe la correlación y se pongan de mayor a menor, de menor a mayor, los pares e impares en una u otra acera y surjan, por tanto, los bises.

El origen de la desgracia atribuida al número 13 puede proceder de la traición de Judas en la Última Cena

Pero, ¿por qué en Occidente se teme al número 13? El sabio aragonés Antonio Beltrán, gran estudioso de costumbres y tradiciones, explicaba que la "irracionalidad" responde a la creencia de que "el número es nefasto porque corresponde al de Judas, que formaba, según dicen, el trece en el colegio de los apóstoles. Trece comensales fueron en la última cena y allí tuvo lugar su traición". Argumentaba Beltrán que esta superchería se relaciona también con la idea de la desgracia porque "rompe el ciclo perfecto, simbolizado por el doce: doce meses del año y doce horas que marca el reloj". Si de ‘maguferías’ se trata, también hay quienes apuntan que en las barajas de tarot la decimotercera carta suele simbolizar la muerte, si bien esta no se considera en términos negativos sino, más bien, como una transición natural a otra vida. ¿Más argumentos? La Cábala enumera a 13 espíritus malignos y en el Apocalisis, su capítulo 13 hace referencia al Anticristo.

En la Fonda del Tozal, de Teruel, una de las más antiguas de España que continúa en funcionamiento, cuentan que hubo un tiempo en el que los huéspedes no querían alojarse en la habitación número 13 y, en consecuencia, se acondicionó aquel espacio para instalar la cocina. No obstante, en la última reforma volvió a hacerse allí una habitación y “hoy los clientes la reservan ya sin reparos”, explican.

Paolo Quinteros, en 2011, durante uno de sus últimos partidos con la camiseta del CAI Zaragoza.
Paolo Quinteros, durante uno de sus últimos partidos con la camiseta del CAI.
Santonja/Heraldo

Ganada fama de supersticiosos tienen los artistas y deportistas, si bien en los equipamientos zaragozanos nos podrán huir en exceso del número 13. En el pabellón Príncipe Felipe existe el sector 13 (en la puerta C) y, de hecho, debe incidirse en que algunos de los mejores jugadores de baloncesto que han pasado por la ciudad han visto este número en su elásticas: Paolo Quinteros y Leo Fiebrich sin ir más lejos. Hoy lo lleva una de las joyas de la cantera, Pablo Aso, que debutó el año pasado en ACB. El joven explica que él siempre ha llevado el dorsal 13 a la espalda y nunca lo ha relacionado con la mala suerte, es más, para debutar con el primer equipo Asso fue justamente convocado un día 13, en este caso, de febrero.

La puerta 13 de La Romareda da al este, a pocos metros de las taquillas.
La puerta 13 de La Romareda da al este, a pocos metros de las taquillas.
Heraldo

En La Romareda existe la puerta 13 que es por la que antaño entraban los infantiles, si bien desde la reforma que se llevó acabo para el Mundial de 1982 la chavalería lo hace por la 14. ¿Y qué sucede con el coso de la Misericordia? Pues, a pesar de que los toreros suelen ser muy de rituales, lo cierto es que la plaza se divide en ocho sectores y que los tendidos tienen exactamente 13 filas. "La primera manía es no tener ninguna", decía en una entrevista a HERALDO el diestro aragonés Alberto Álvarez, que sí reconocía "dejarse arrastrar por tradiciones como no dejar la montera encima de la cama", pero no evitaba coger habitaciones de hotel que acabaran en 13.

Por cambiar de tercio y despedirse con buen sabor de boca también es cierto que el 13 tiene connotaciones positivas en Zaragoza. Por ejemplo, en día 13 se celebran la Ofrenda de Frutos y el Rosario de Cristal. También son muchísimos los zaragozanos que participan en los Trece Martes en honor a San Antonio de Padua y cada vez gana más fama el Mercado del 13, un espacio alternativo con productos locales y muestras de arte para dar visibilidad a las personas con enfermedades raras en Aragón.

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