huertos urbanos

Pasión por el huerto: “Llevamos 6 años sin pisar una verdulería”

Cultivar tus propias verduras y hortalizas está de moda en Zaragoza y en los alrededores de la ciudad proliferan diferentes entidades y empresas que ofrecen huertos en alquiler a precios muy asequibles.

José Meléndez y Carmen López junto a su hija en el huerto que tienen alquilado en el Hortal del Canal en Zaragoza.
José Meléndez y Carmen López junto a su hija en el huerto que tienen alquilado en el Hortal del Canal en Zaragoza.
M.O.

A quién no le gusta comerse en verano una buena ensalada con tomate de la huerta, o una sabrosa fritada con las cebollas, pimientos, patatas y calabacines cultivados por uno mismo. Muchos aragoneses tienen el privilegio de poder hacerlo gracias a los cientos de zonas de huerta que se encuentran en muchos de los municipios de nuestro territorio.

También en Zaragoza, donde la pasión por los huertos urbanos llegó ya hace unos años, y lejos de diluirse, se ha incrementado con el paso del tiempo. Los numerosos negocios y entidades que los ofrecen en alquiler a precios muy económicos en el entorno de la capital aragonesa son una prueba de ello. Se pueden encontrar en Garrapinillos, en la carretera del Aeropuerto, en Las Fuentes o en La Almozara, entre otras ubicaciones.

Tenemos una lista de espera de unas 150 personas y ahora estamos llamando para asignar parcelas a la gente que lleva apuntada desde hace año y medio”, dice María Pilar Bescós, gerente del Hortal del Canal, un proyecto de gestión de huertos urbanos que lleva a cabo la Asociación 12 -una entidad enfocada a la creación de entornos de aprendizaje- y que se ubica en Rosales del Canal, muy cerca del Camping de Zaragoza. 

“El año que viene cumplimos 10 años de vida pero no fue hasta 2020, un poco antes de la pandemia, cuando empezamos a notar un incremento muy fuerte de las solicitudes para alquilar una parcela”, explica Bescós. “Acabamos 2019 al 80% de ocupación pero entre enero y febrero del año siguiente hubo un aumento masivo de gente y desde entonces estamos siempre al completo y con lista de espera”, confirma.

María Pilar Bescós, a la derecha, junto a Aminata Hydara y José Pérez, trabajadores del Hortal del Canal.
María Pilar Bescós, a la derecha, junto a Aminata Hydara y José Pérez, trabajadores del Hortal del Canal.
M.O.

En este hortal hay 380 parcelas, la mayoría de ellas de unos 50 metros cuadrados, y su alquiler cuesta algo más de 36 euros al mes. Los precios de cada uno de estos huertos varían en función de su tamaño pero en todas las empresas y entidades los ofrecen a partir de 20 euros al mes. Además, en casi todos, el alquiler de la parcela te da derecho al uso de material y asesoramiento individualizado porque “la gente viene en muchos casos sin tener ni idea. Sin embargo, quien más triunfa es quien más ilusión le pone”, asegura la gerente.

"La gente viene sin tener ni idea y quien más triunfa es quien más ilusión le pone".

Estos huertos ofrecen también, en muchos casos, acceso a zonas comunes con barbacoas y mesas de picnic para los arrendatarios por lo que, para muchos, el huerto se ha convertido en una opción más de ocio en la que trabajar, disfrutar de productos naturales y reunirse con la familia y los amigos entorno a una buena mesa. “Los fines de semana de primavera y otoño siempre se llenan las barbacoas con hortelanos que traen amigos o familiares para hacer brasa y compartir sus productos”, señala Bescós.

En lugar del yoga

José Méndez y Carmen López son un matrimonio de jubilados del zaragozano barrio de las Delicias que, desde hace 6 años, no hay ni un solo día que no visiten las hortalizas y verduras que cultivan ellos mismos en una parcela de unos 100 metros cuadrados situada en esta zona de huerta. “Alquilamos dos parcelas en 2017 porque mis hijas me estaban dando la brasa para que hiciera algo que me entretuviese”, dice José, de 79 años, con humor socarrón. 

José Meléndez y Carmen López, trabajando en el huerto que tienen alquilado en el Hortal del Canal en Zaragoza.
José Meléndez y Carmen López, trabajando en el huerto que tienen alquilado en el Hortal del Canal en Zaragoza.
M.O.

“Yo ya hacía años que le decía que teníamos que comprarnos un terrenito pero él no quería y al final nos decidimos por un alquiler”, apunta su mujer, Carmen, que fue la impulsora de la idea. “Venimos todos los días. Yo lo tengo como lugar de esparcimiento y me relaja mucho”, añade. “Mi yerno se va a hacer yoga y yo vengo aquí”, bromea esta jubilada de 70 años que trabajó como administrativa y modista.

“Aquí hablamos con los otros hortelanos, intercambiamos opiniones y compartimos almuezos”, enumera su marido José, que fue, durante 40 años, comercial en una fábrica de harinas. “Pero sobre todo, cultivamos nuestras propias verduras. Llevamos 6 años sin pisar una verdulería y con lo que sacamos comemos 4 familias, porque lo repartimos con nuestros hijos, y aún nos queda para regalar”, afirma este hortelano.

"Con lo que cultivamos comemos 4 familias y aún nos queda para regalar".

Cultivos biointensivos

Jacinto Giner es otro vecino del barrio de la Magdalena, que también tiene un huerto en este recinto. Viene un par de veces a la semana a las dos parcelas que comparte con sus cuñados. “Nos repartimos el trabajo y los productos. Ayer nos llevábamos 60 kilos de cebollas y el sábado recogimos 30 de tomates”, afirma, dando cuenta de elevado volumen de productos que se pueden cultivar en un espacio relativamente reducido con trabajo y dedicación. 

Jacinto Giner, junto a sus tomateras en el huerto que tiene alquilado en Rosales del Canal, en Zaragoza.
Jacinto Giner, junto a sus tomateras en el huerto que tiene alquilado en Rosales del Canal, en Zaragoza.
M.O.

“Tenemos un sistema de cultivo biointensivo organizado por bancales y con riego por goteo. Además, creamos nuestro propio compost, aprovechamos al máximo el espacio y facilitamos las asociaciones favorables de plantas para evitar, por ejemplo, que proliferen insectos perjudiciales”, explica este jubilado que ha trabajado en el ámbito social.

Es, precisamente el del jubilado uno de los perfiles más comunes de hortelano pero no el único. “Vienen muchas familias con niños pequeños que los cultivan como actividad familiar los fines de semana, también parejas jóvenes y grupos de tres o cuatro amigos que lo trabajan y aprovechan las instalaciones para venir a hacer barbacoas”, señala María Pilar Bescós. “Y, también muchas mujeres solas porque, en muchos casos, son las impulsoras de la idea y las que más cariño y dedicación le prestan a la tierra”, añade.

Un lugar de reunión

Lola San Miguel es una de ellas. Esta enfermera jubilada de 68 años alquiló con su hermana una parcela en 2020 porque “me jubilaba ese año y buscaba una actividad a la que dedicarme. Me pilla cerca de casa y pensé que sería un lugar al que mis nietos podrían venir”, dice San Miguel. “Tengo tomate, cebollas de Fuentes, berenjenas, calabacín, lechugas y pimientos”, enumera. “Mi marido y yo solemos venir el fin de semana, nos juntamos con mi hermana y su marido y, después de trabajar un poco, nos tomamos un vermú”, confiesa esta hortelana.

Lola San Miguel, con un tomate recién cogido, en el huerto que tiene alquilado en el Hortal del Canal, en Zaragoza.
Lola San Miguel, con un tomate recién cogido, en el huerto que tiene alquilado en el Hortal del Canal, en Zaragoza.
M.O.

“Yo lo alquilé para divertirme, entretenerme y, de paso, comer algo de verdura buena”, apunta, por su parte, Diego Fidalgo, de 78 años, que ha creado un pequeño espacio de descanso en su parcela, con un banco de madera bajo una espesa parra llena de racimos de uva. A pesar del calor de estos días en Zaragoza, en este pequeño rincón a la sombra, corre una agradable brisa que facilita la tertulia entre los hortelanos. 

“A mi el huerto me da la vida. Lo necesito. Estoy más a gusto aquí que en los bares”, confiesa este cocinero del hospital Miguel Servet jubilado. “Tengo un poco de todo: tomates, berenjenas, zanahorias, cebollas, judías, calabacín y puerros”, enumera, en una lista casi interminable. 

Diego Fidalgo, en la parcela de huerto urbano que tiene alquilada en el Hortal del Canal, en Zaragoza.
Diego Fidalgo, en la parcela de huerto urbano que tiene alquilada en el Hortal del Canal, en Zaragoza.
M.O.

“Todo lo que cultivo es para mi casa. Para la familia y los amigos. Hoy mismo le he preparado a mi hija unos calabacines para que se haga fritada”, confiesa. Y además de trabajar, “dos o tres veces al año nos juntamos entre varios amigos de la huerta y hacemos una merienda a la brasa y una buena ensalada con nuestros productos”, concluye Fidalgo.

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