Así afrontan seis diputados aragoneses el viaje de vuelta de la vida política a la normalidad

Javier Sada, Vicente Guillén, Arturo Aliaga, Javier Martínez, Itxaso Cabrera y Nacho Escartín dejarán sus escaños en las Cortes "satisfechos" por el "deber cumplido".

Javier Sada, Vicente Guillén, Javier Martínez, Itxaso Cabrera, Nacho Escartín y Arturo Aliaga.
Javier Sada, Vicente Guillén, Javier Martínez, Itxaso Cabrera, Nacho Escartín y Arturo Aliaga.
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La X Legislatura se acerca al final. Llega el momento de hacer balance de un complejo mandato, marcado por la covid y por la guerra de Ucrania, y algunos afrontan el salto al abismo que supone regresar a su antigua vida. El viaje de retorno de la política a la normalidad. Los socialistas Javier Sada y Vicente Guillén dan un paso al lado para dejar que los "jóvenes" tomen el relevo, los podemistas Nacho Escartín e Itxaso Cabrera se van al culminar ocho años en el cargo, como prometieron, y Javier Martínez (Cs) y Arturo Aliaga (PAR), por una crisis en el centro político que complicará hasta límites insospechados la gobernabilidad.

Sada recuerda que "no hay democracia sin un Parlamento activo, un lugar donde se escuchan todas las sensibilidades de Aragón y donde se construyen los acuerdos". Afrontará su último pleno "con la normalidad más absoluta", aunque también "con la emoción propia de que es el último de la legislatura y de mi presidencia", detalla. Considera que ha sido "un honor y un privilegio" ser diputado, portavoz del PSOE y presidente de las Cortes. "Si volviera a nacer, intentaría repetirlo; pero todo tiene su momento", confiesa.

Vicente Guillén destila parlamentarismo por los cuatro costados. Suma 24 años repartidos entre el Senado, el Congreso y las Cortes, una década como alcalde de Cedrillas (Teruel), su pueblo, y cuatro años como consejero de Presidencia de la DGA. No irá en las listas por Teruel "por decisión personal", pero colaborará con los suyos cuando se lo pidan. Como hará Sada, desde Ateca.

Como ese "gran lector" que dice que es, Guillén dice que invertirá su tiempo en los libros, en escribir artículos de opinión y en cultivar su vida familiar. "Devolveré a mi pareja parte de todo el tiempo que le he quitado", detalla. Y viajará. Volverá "a la misma casa de toda la vida y a los amigos de siempre". Considera que para dejar "huella" en política hay que trabajar y prepararse las intervenciones del primer al último día.

Pese a unos meses turbulentos, Arturo Aliaga considera que estas cuatro legislaturas en las Cortes representando a los aragoneses han sido "las más apasionantes" en su carrera política. "Me han dado la oportunidad de ser testigo de la aprobación de leyes transformadoras, de presupuestos, de debates enriquecedores y de consensos estimulantes que han tenido como resultado la cohesión territorial y social de las que disfruta nuestra Comunidad", señala Arturo Aliaga. "Aragón ha crecido y se ha desarrollado de una manera extraordinaria en este tiempo y algunos hemos tenido el privilegio de verlo desde el Parlamento aragonés. En este periodo han sido fundamentales los compañeros, a los que quiero agradecer especialmente su labor", señala.

Se lleva Javier Martínez, de Cs, la reforma del Impuesto de Sucesiones, con el consiguiente ahorro de casi 40 millones a los aragoneses, como el gran triunfo de su partido. La constatación de cómo se pueden cambiar las cosas desde el Parlamento. Se autodescarta de las listas electorales y solo lamenta que no ha podido gobernar. "Vuelvo a mi vida anterior, a gestionar proyectos y a seguir colaborando con las instituciones", detalla. Está "contento", pero marca diferencias entre la primera legislatura, que fue "extasiante", y la segunda, donde considera que "se podría haber hecho más". "Y por muchos motivos", desliza.

Dejará Nacho Escartín las Cortes "sin nostalgia ni rencores". Con la satisfacción del deber cumplido y mucha gratitud. A la espera de que se concrete su nuevo reto político, Sumar, con Yolanda Díaz, y en las municipales a Nuez de Ebro, donde valora ir de independiente, dice que se ha sentido "desaprovechado". Aunque la política "no le ha quemado". "Mi vida es ahora mejor que hace ocho años", sostiene. "Siempre me ha votado la gente y me han quitado las cúpulas. Y me han quitado mal", zanja.

Como Escartín, Cabrera deja el cargo a los ocho años y vuelve a la psicología. Da tres consejos a los nuevos diputados: "que se formen, que no dejen de pisar la calle y que se dejen aconsejar por los técnicos". Destaca la buena sintonía entre los miembros de la Mesa de las Cortes y confiesa que, a nivel orgánico, es en este momento en el que me siente más cómoda pues "te das cuenta del cariño de los compañeros".

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