día de la mujer

Pioneras de la abogacía en Aragón: "La igualdad todavía no se ha conseguido dentro del ámbito familiar"

Margarita Pomar, con 50 años de profesión, es la número 8 de las mujeres colegiadas en Zaragoza. La número uno fue Sara Maynar, la primera letrada de Aragón, aunque nunca ejerció como tal.

La abogada Margarita Pomar, que ha ejercido la profesión durante 50 años.DUCH[[[FOTOGRAFOS]]]
La abogada aragonesa Margarita Pomar, que ha ejercido la profesión durante 50 años.
Oliver Duch

La abogada (ya jubilada) Margarita Pomar recuerda una vez que, en un caso de separación matrimonial, un hombre se enfadó muchísimo cuando vio que todas las personas allí congregadas eran mujeres menos él. "Dos letradas, la jueza, la fiscal, la secretaria y su esposa. No se creía que aquellas mujeres podían impartir justicia. Lo chocante es que nunca antes se había planteado el tema al revés", apunta.

El Colegio de Abogados de Zaragoza (Reicaz) le concedió en 2022 la distinción de colegiada de honor por llevar 50 años de colegiación profesional: se dio de alta en 1972 y es la número 8 de las mujeres colegiadas. La nº 1 fue Sara Maynar, primera licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza, primera abogada de Aragón y primera colegiada del Reicaz. En 1930 juraba su cargo como abogada en la Audiencia de Zaragoza, todo un acontecimiento social. Entre una y otra distan 42 años, lo que da idea de la lenta incorporación de la mujer al mundo de la abogacía en España.

Sara Maynar se matriculó en Derecho (en 1923) por deseo de su padre, el abogado Manuel Maynar Barnolas, cuando la universidad era coto privado de los hombres y salió la número uno de su promoción. Sin embargo, a pesar de las expectativas generadas, nunca ejerció la abogacía y se dedicó a la docencia. Buena parte de su vida profesional la pasó en Alcañiz, donde creó el instituto mixto. Las siguientes abogadas en la Comunidad serían Isabel Asensio, primera y única colegiada en Teruel, sin ejercicio, durante tres décadas (1942); Pilar Jaraiz, primera abogada zaragozana realmente ejerciente (1946); Carmen Abadía, abogada y también letrada sindical (1951); y Rocío Lechuz, primera colegiada ejerciente fuera de la ciudad de Zaragoza durante casi cincuenta años (1955).

Sara Maynar Escanilla, la primera licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza y primera abogada de Aragón.
Sara Maynar Escanilla, la primera licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza y primera abogada de Aragón. Fue la número 1 de su promoción.
Reicaz

Salvando las distancias, la vida de Sara Maynar bien podría dar para una serie televisiva al estilo de 'La ley de Lidia Poët' -en Netflix-, inspirada en la historia real de la primera mujer abogada de Italia. Después de que la apartaran de los tribunales por ser mujer, Poët (que nació en una aldea de la provincia de Turín en 1855) luchó durante toda su vida para ejercer la abogacía y conseguir que las mujeres pudieran ocupar cargos públicos, convirtiéndose en una precursora del feminismo y abriendo camino para las abogadas y funcionarias públicas que vendrían después.

Margarita Pomar siempre oyó hablar de Maynar en el Colegio de Abogados y considera que para las primeras letradas aragonesas sería muy difícil ejercer la profesión, "Era una sociedad machista. Al ser la primera colegiada es una figura importante", afirma. Cuando ella empezó en la Facultad de Derecho (1967) eran muy pocas féminas en clase, aún menos las que acabaron la carrera y tan solo dos las que trabajaron como abogadas. "Las chicas se descolgaban porque se casaban; la discriminación la hacíamos las propias mujeres", comenta esta abogada, que pone un ejemplo que le impactó. "En Primero, el primer día de una asignatura era el último año para el catedrático; se jubilaba. Cuando llegamos nos dijo muy cordialmente que las 'señoritas' estábamos ya aprobadas; que lo que teníamos que hacer era irnos a buscar novio. Lo hacía por nuestro bien con un paternalismo total", recuerda esta abogada, para quien la universidad fue "una enseñanza de vida".

"En Primero de Derecho, el primer día de una asignatura era el último año para el catedrático; se jubilaba. Nos dijo muy cordialmente que las 'señoritas' estábamos ya aprobadas; que lo que teníamos que hacer era irnos a buscar novio"

Ella siempre tuvo claro que quería ejercer y lo ha hecho durante 50 años (hasta 2020) como abogada especializada en derecho de familia, en derecho civil en general y, desde 2000, llevando seguridad social. "Estoy muy satisfecha de todo lo que hemos luchado nuestra generación por los derechos de la mujer. Se han conseguido muchas cosas importantes: el divorcio y el aborto, que para mí son dos pilares fundamentales; la separación sin causa y la custodia compartida", enumera Pomar, quien en 1983 obtuvo una sentencia con custodia compartida cuando legalmente no existía. "Fue por mutuo acuerdo. Logré que el juez me aprobara el convenio; era muy reacio", dice.

Trabajo=independencia y libertad

Ya en 1979, montó un despacho con otras tres compañeras (dos psiquiatras y una asistente social) dirigido exclusivamente a la defensa de los derechos de la mujer y del niño. Destaca que trataban de concienciar a la mujer de que el trabajo es independencia y libertad. "Mientras no tengas dinero no puedes salir de tu entorno; esa es una realidad. Había muchísimas mujeres muy presionadas por sus respectivos maridos, padres, hermanos...", sostiene.

Aunque se ha avanzado mucho con el paso de los años, esta letrada zaragozana considera que queda camino por recorrer. "La mujer está incorporada al mundo del trabajo, pero sigue habiendo brecha salarial. Y la igualdad todavía no se ha conseguido dentro del ámbito familiar; la mujer sigue supeditada a los deseos de su pareja. Una cosa es que los hombres ayuden, pero la responsabilidad continúa recayendo en ellas (niños, hogar, enfermos mayores...). En reducción de jornada por cuidado de hijos, la inmensa mayoría es a cargo de ellas", remarca. "Muchas veces la culpa es de las propias mujeres -añade-. Todo radica en la educación paritaria; se mantienen los roles de niño/niña".

Por lo que al mundo de la abogacía se refiere, Margarita Pomar nunca se ha sentido discriminada como mujer y no le faltaron clientes, a pesar del miedo inicial de que no confiaran en ella. Tampoco le faltó el apoyo familiar para ejercer su carrera siendo madre. "No todo el mundo lo tiene. El problema de la abogacía es la jornada laboral; hay que trabajar muchas horas. A día de hoy, más horas que cuando yo era joven porque las leyes cambian mucho más. Para nosotros, es un estudio constante. Y también ahora hay muchos abogados y tienen una gran dificultad para tener un despacho que les permita vivir dignamente. Nuestra profesión ha cambiado mucho: están desapareciendo los pequeños despachos para ser sustituidos por los macrodespachos", opina.

"El problema de la abogacía es la jornada laboral; hay que trabajar muchas horas. A día de hoy, más horas que cuando yo era joven porque las leyes cambian mucho más"

Para ella, ejercer de abogada le ha reportado muchas satisfacciones. "Y no me arrepiento de nada, a pesar de las horas que he dedicado al trabajo", subraya. Una de sus hijas ha seguido sus pasos y es abogada para el Gobierno de Aragón. En la actualidad, el 64,8% de los matriculados este curso en el grado de Derecho del campus aragonés son mujeres.

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