"Hemos pasado de comer pescado tres días a la semana a tan solo uno"

Noemí Franco vive con sus tres hijos de 15, 10 y 8 años y la subida de precios le ha obligado a cambiar algunos hábitos.

Noemí Franco, junto a sus tres hijos, Aarón, Arturo y Lucía, de 15, 10 y 8 años.
Noemí Franco, junto a sus tres hijos, Aarón, Arturo y Lucía, de 15, 10 y 8 años.
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Llegar a fin de mes es todo un reto para Noemí Franco. Con tres hijos, Aarón, Arturo y Lucía, de 15, 10 y 8 años, la subida de los precios de los alimentos, de la energía y de "la vida en general" les ha obligado a cambiar algunos de los hábitos de alimentación que tenían antes.

En facturas y sin contar la comida, han pasado de desembolsar 600 euros al mes a 700. En alimentos, de 250 a 400. "La cesta de la compra se ha incrementado una barbaridad, los gastos del colegio como el comedor crecieron ya en septiembre, y en general, diría que no hay nada que no se haya disparado", resume. Con un sueldo y la pensión del padre de sus hijos, "que no ha cambiado a pesar de que los precios no son lo que eran", tiene que organizarse para pagar la comida, la casa, la luz y "todo lo demás".

"Antes compraba el pescado fresco, y ahora lo cojo congelado, que es más barato" 

Noemí es técnico de Enfermería y se dedica a cuidar a las religiosas retiradas del colegio Pompiliano de Zaragoza. Gracias a la flexibilidad que tiene en el trabajo, invierte "bastante" tiempo "en recorrer diferentes supermercados para seleccionar lo más barato de cada uno".

"Hemos pasado de comer pescado tres días a la semana a tan solo uno. Antes lo compraba fresco, y ahora lo cojo congelado, que es más barato. Además, nos alimentamos más de carne blanca (especialmente pollo), aunque ha subido mucho también", asegura Noemí, que recuerda que antes, un lomo que compraba habitualmente costaba 3,40 euros y ahora vale más de 4. "Lógicamente, la ternera la dejamos para ocasiones más puntuales", apunta la madre, que tiene 39 años.

También utiliza más el huevo como aporte de proteína. "Comemos más plato único (pasta, legumbres,...) con una ensalada y sin segundo. Podría decir que hemos vuelto a la cocina más tradicional", puntualiza.

Otra de las formas de ahorrar es utilizar productos de la cena para la comida. "Los dos pequeños van al comedor, pero mi hijo mayor y yo comemos en casa. Si por ejemplo hago puré por la noche, para el día siguiente, dejo alguno de los ingredientes sin triturar y nos los comemos", apunta la madre.

"El otro día me pidió mi hijo un paquete de cromos y le dije que con lo que valen, pueden desayunar los tres hermanos durante dos días"

Una vez a la semana, preparan una comida diferente. "Antes hacíamos un día de menú especial con hamburguesas o algún plato que les gusta mucho. Ahora ese día hacemos una tortilla de patata", subraya Noemí,  que asegura que "con niños hay que variar el menú porque se cansan con mucha facilidad". 

En todo caso, Noemí es partidaria de que sus hijos sepan que el coste de la vida ha subido. "El otro día me pidió mi hijo un paquete de cromos y le dije que con lo que valen, pueden desayunar los tres hermanos durante dos días", subraya. 

El "único capricho" que se permite "es pagar un gimnasio para toda la familia". "Las extraescolares son dos días y 20 euros por niño. Al gimnasio vamos los cuatro por 69 euros. Es más barato y vamos más días. Ellos también necesitan hacer deporte", admite. 

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