¿Sobreviviría completamente solo en la montaña?

Jokin Pallarés fundó la escuela de supervivencia Kodiak en 2015, que trabaja entre Navarra y Jaca, en el Pirineo aragonés. Desde la pandemia, el auge de este tipo de actividades ha sido "impresionante".

Curso de supervivencia de la escuela de supervivencia Kodiak.
Curso de supervivencia de la escuela de supervivencia Kodiak.
H. A.

¿Sobreviviría completamente solo en la montaña? Seguramente se ha hecho varias veces esta misma pregunta. Descuide, no es el único. Sobre todo a raíz de la llegada de la pandemia. 

Los cursos de supervivencia se han puesto de moda, así lo demuestran los datos de la escuela de supervivencia Kodiak, ubicada en Jaca, en el Pirineo aragonés. Aunque nacido en Pamplona, Jokin Pallarés (1978) se considera medio aragonés. No en vano, lleva recorriendo, conociendo y conviviendo con estas montañas desde los 5 años. “No podría vivir sin ella. Siempre que puedo voy al monte”, admite.

Kodiak nace en 2015 como una iniciativa privada precisamente para dar respuesta a esta necesidad evidente de aprender a sacarnos las castañas del fuego fuera de las nuevas tecnologías. Entre Pamplona y Jaca, en terrenos privados, desarrollan todo tipo de actividades formativas para públicos muy dispares. “Vienen profesionales, familias, niños, grupos de empresa, amigos; siempre en grupos reducidos de hasta diez personas… aprender a sobrevivir es para todos los públicos”, bromea.

"Ha sido un baño de realidad. La gente se ha dado cuenta de que, en caso de una emergencia, sin el teléfono móvil no sabría hacer prácticamente nada"

El aumento de solicitudes a raíz de la crisis sanitaria ha sido “sorprendente”, admite. De hecho, en la actualidad están dando prácticamente un curso a la semana. “Ha sido un baño de realidad. La gente se ha dado cuenta de que, en caso de una emergencia, sin el teléfono móvil no sabría hacer prácticamente nada”, reflexiona este experto en supervivencia. Y es que, desde hace más de 30 años, su pasión por los deportes y la naturaleza le han llevado a recorrer a pie, en bicicleta, en kayak o esquís numerosos países del mundo. “Se trata de volver a nuestros orígenes, a cómo vivía la gente de la montaña antes, y en muchos casos, siguen haciendo”, explica.

Y es que de eso van los talleres de supervivencia. De volver, precisamente, a aquel lugar del que venimos, aunque a veces parece que nos hayamos olvidado. Por eso, de manera semanal, se trabaja con refugio, fuego, agua y alimentación. Se dan nociones de botánica o se aprende tiro con arco, a utilizar un hacha o a habilitar un refugio, pero también alfarería, cestería, rastreo o a hacer queso con, prácticamente, lo que se tiene a mano.

Eso sí, las nuevas tecnologías, lejos de ser concebidas como ‘el enemigo’, se convierten en grandes aliadas, eso sí, sabiendo utilizarlas. “Tenemos cursos de orientación, mapa, brújula y GPS para saber utilizar ciertas herramientas, por ejemplo, si nos quedamos sin conexión”, ejemplifica. Porque no, no son cursos de supervivencia militar, son cursos para la vida. “Nuestro lema es, en la montaña; cuanto más sabes, menos necesitas”, reivindica.

"Nuestro lema es, en la montaña; cuanto más sabes, menos necesitas"
Curso de supervivencia de la escuela de supervivencia Kodiak.
Curso de supervivencia de la escuela de supervivencia Kodiak.
H. A.

Preparacionistas, pero sin pasarse

Frente a la corriente de los ‘preppers’, o preparacionistas, Pallarés asegura que “no está de más ser precavido y vivir preparado para una emergencia”, pero sin llegar a obsesionarse. “Sin llegar a montar un búnker en casa, y por muy poco dinero, se puede tener un kit de emergencia básico en casa para enfrentarse, por ejemplo, a un corte de luz”, admite. Algo de comida seca -pasta, arroz, por ejemplo-, un método de iluminación -dos linternas con pilas-, una radio de baterías, un saco de dormir y un hornillo formarían parte de este ‘kit básico’ de supervivencia, al menos para las ciudades. Sin embargo, la clave siempre será aplicar conocimientos en supervivencia e inteligencia, a partes iguales: “Si te fijas, estas dos palabras tienen casi la misma definición en el diccionario”.

Los cursos, que se imparten durante todo el año, pueden ser de un día o de fin de semana, y no se requiere ningún tipo de conocimiento previo. “Viene gente que no tiene ni idea de nada. No son nada físicos, cualquiera puede hacerlo. No eres mejor por saber más, sino por el tiempo que dedicas a practicar”, reivindica.

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