fiestas patronales

El resurgir de los festejos taurinos: "La demanda es tan fuerte que no damos abasto"

Las empresas del sector no recuerdan un verano igual: "Los pueblos que programaban antes de la pandemia, este verano han duplicado su feria; y algunos que no habían organizado nunca, ahora los hacen”.

Vaquillas en las fiestas de Villamayor de Gállego este verano.
Vaquillas en las fiestas de Villamayor de Gállego este verano.
Heraldo

Después de casi tres años en blanco o a medio gas por la pandemia, los festejos taurinos han vuelto a Aragón. Y lo han hecho con más fuerza que nunca, según las empresas del sector. Hay más espectáculos, con mejores animales, más presupuesto y, de momento, más participación popular. Tal es la demanda de los ayuntamientos para sus fiestas que la oferta actual sufre para poder cubrir las expectativas de los consistorios para sus festejos.

El calendario de fiestas patronales entra ahora en su temporada alta. En los programas, rara es la localidad que no ha incluido algún espectáculo taurino. “Está siendo un auténtico ‘boom’”, cuenta Mariano Ruiz, de la empresa de festejos Nodasa. Según cuenta, “los pueblos que ya programaban espectáculos este verano han duplicado su feria; y algunos que no habían organizado nunca, ahora los han metido”.

Nodasa es una de las empresas más potentes de Aragón -lleva también los festejos populares de El Pilar de Zaragoza- y allí “no se recuerda un año con tantos festejos”, según apunta Ruiz, quien pone algunos ejemplos: “Escatrón ha duplicado su feria, la de Lumpiaque también es buena... Zaragoza va a tirar la casa por la ventana porque este año es el 40 aniversario del comienzo de los festejos, pero es que se han montado eventos en lugares como Hecho, Pleitas u Oitura, con menos de medio centenar de habitantes.

Festejo de este verano en Albalate del Arzobispo.
Festejo de este verano en Albalate del Arzobispo.
Heraldo

Imanol Sánchez, matador de toros y miembro de la consultoría taurina Torosocial, apunta que solo en lo que va de verano ya han cerrado más de medio centenar de expedientes. Y cuenta que un pueblo de entre 2.000 y 5.000 habitantes que “antes hacía 12 o 15 sesiones de vacas en varios días”, año puede subir “a 20 ó 21”. “Hay mucha expectación, casi demasiada”, afirma. Con ese “casi demasiada” se refiere a que “la demanda actual es tan fuerte que no damos abasto, y tenemos problemas para encontrar profesionales” que se hagan cargo de estos eventos. Especialmente para cubrir dos figuras fundamentales -e imprescindibles por ley- en este tipo de espectáculos: el director de lidia y el médico.

“Para ser director de lidia hay que ser banderillero o matador de toros o novillero con picadores. Además, hay que haber toreado un mínimo bastante elevado de corridas”, informa Sánchez. “Es casi imposible encontrar más”, apunta añade. Con los galenos pasa algo parecido. “Para esto no vale cualquier médico, y se solapan tantos festejos que no es fácil encontrarlos”, coincide Mariano Ruiz, de Nodasa.

Este tipo de empresas se encargan de todo lo que hace falta para que las vacas o toros puedan salir a las calles (permisos, ambulancias, seguros, recortadores, médicos, enfermeros, directores de lidia...). Este año, con el aumento de la demanda y -sobre todo- de los costes, el precio de los festejos ha aumentado sustancialmente. Una sesión 'normal' -sin concursos ni espectáculos especiales- puede oscilar “entre los 3.500 y los 5.000 euros, según apunta Sánchez, lo que supone en torno a un 30% más que antes de la pandemia. “El pienso y el gasoil han subido muchísimo, por lo que las ganaderías lo han notado”, cuenta Mariano Ruiz.

Los ganaderos lo ratifican. Los gastos suben -y no poco-, aunque este verano llega como agua de mayo para ellos. “La cosa va bien, los ayuntamientos están programando, hay más encierros, más plazas… Además nos están respetando y pagan mejor, porque son conscientes de lo mal que lo hemos pasado estos dos últimos años”, cuenta José Luis Marcuello, representante de Los Maños y presidente de la asociación mayoritaria de ganaderías de Zaragoza.

Ellos van a estar presentes en entre 50 y 60 fiestas, entre festejos populares y corridas. Para estas últimas se han podido vender más animales porque "tras estos años había más ejemplares en el campo", pese a lo costoso que resulta mantenerlos. Por lo que está viendo hasta el momento, “la gente está con ganas de fiesta”. “Con la pandemia la mente nos ha cambiado a todos. Hemos visto morir a mucha gente, y todos nos hemos dado cuenta de que hay que disfrutar la vida”. Así, en las fiestas se ve más público que va a ver los espectáculos y, también, más aficionados que salen a correr y recortar. “Allá donde vamos, el pueblo está lleno, se ve mucha gente”, señala Marcuello.

Tomás González Rubio lleva una ganadería mucho más pequeña, con el nombre de Alicia Chico. Desde los pastos de Frías de Albarracín observa un verano en el que “hay muchas ganas de toro”. “Está resultando bastante bien la temporada, no hay un pueblo que no quiera tener un toro en la calle”, apunta. Es, en definitiva, “un año totalmente anormal” porque “donde antes llevaban dos vacas, ahora llevan un toro” o donde llevaban toros pequeños, “ahora quieren cuatreños -de cuatro años-”.

Eso sí, ese incremento de trabajo -y de negocio- no se ha trasladado a las ganancias, ya que “muchos gastos, sobre todo el pienso, se han triplicado de precio”, lamenta. Eso sí, se queda con la buena noticia de que “la gente tiene ganas”, por lo que “el futuro de la fiesta parece garantizada”.

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