Heraldo del Campo

Gente de la tierra

El reto de ser una pionera en la ganadería de equino en Teruel

Su amor por los animales y la necesidad de llenar el vacío dejado por sus hijos al crecer han convertido a María Jesús Doñate en propietaria de 177 caballos.

María Jesús Doñate, ganadera de equino en la provincia de Teruel, acaricia a algunos de sus caballos, que pastan casi libres.
María Jesús Doñate, ganadera de equino en la provincia de Teruel, acaricia a algunos de sus caballos, que pastan casi libres.
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A sus 57 años, sin buscarlo, María Jesús Doñate, vecina de La Puebla de Valverde, se ha convertido en la primera ganadera de la provincia de Teruel dedicada exclusivamente a la cría de caballos. En realidad, su actividad tiene escasa competencia alrededor, ya esté en manos de hombres o de mujeres, pues el casi nulo aprovechamiento de la carne equina para el consumo humano, junto con las bajas temperaturas invernales del territorio, convierten este negocio agropecuario en un reto.

Pero lo que más enorgullece a María Jesús es haber tenido la valentía de tomar las riendas de su futuro laboral, ahora que sus cuatro hijos ya han crecido y se han independizado, dejando el nido vacío. "Empecé a notar que me sobraba el tiempo y que necesitaba, de alguna forma, llenar el hueco que había quedado en mi familia", explica. "Creo que puedo aportar algo a la economía del hogar -continúa- y, sobre todo, quiero sentirme realizada".

Nunca antes había sido ganadera, pero el oficio no le es extraño, porque su marido ha criado siempre toros bravos. Y conoce bien a los caballos, tanto por su amor hacia los animales como por la afición que sus hijos han tenido desde pequeños a cabalgar y que les llevó a participar en la recreación medieval de la leyenda de los Amantes que se celebra en Teruel desde hace más de dos décadas. No obstante, María Jesús ha tenido que recibir varios cursos de formación antes de embarcarse en la aventura de la ganadería equina.

En los meses más fríos, su ganado se desplaza a Valencia

"Cuando era niña, en casa de mi abuela había un perro al que yo quería como a un hermano", recuerda. "Y una vez, cansados de que insistiera un día y otro, los agentes de la Guardia Civil de La Puebla de Valverde, me dejaron subir a uno de sus caballos". A su mente acude un episodio que confirmó "la bondad" que ella siempre vio en los caballos. "Buscaba a mi hijo pequeño, de cinco años, cuando lo encontré dormido en el cuello de una yegua preciosa que habíamos comprado y a la que llamamos ‘Protona’. El animal permanecía inmóvil, para no despertar al niño y para que no se cayera", explica.

Entre La Puebla y Abejuela

María Jesús puso en marcha su ganadería equina hace solo unos meses con 143 ejemplares entre caballos, asnos y mulos y ahora cuenta ya con 177 cabezas. "Son casi todo yeguas de cría", aclara. Dispone de pastos en varios puntos de la zona, pero principalmente en La Puebla de Valverde y en Abejuela. Este último municipio, a 55 kilómetros de su lugar de residencia, es el más meridional de la provincia de Teruel y linda con la Comunidad Valenciana. Hasta allí se desplaza casi a diario en su coche, a través de tortuosas carreteras, para cuidar de una parte de sus caballos. Al no estar estabulado, su ganado vive con gran libertad por los montes, vallados solo en determinadas áreas.

Durante el invierno, su ganado realiza trashumancia, recorriendo caminos y veredas hasta llegar a la Comunidad Valenciana, donde las temperaturas son más suaves y los pastos, más verdes en esta época del año.

Doñate compra y vende caballos para doma y también para carne destinada al consumo humano. A menudo, su yeguada es requerida por ayuntamientos de las provincias de Teruel, Valencia y Castellón, para limpiar de maleza vías pecuarias o cauces de ríos, una tarea por la que la ganadera cobra en forma de pastos. "El caballo es uno de los animales más ecológicos que existen", destaca.

Los caballos, para doma y carne, también limpian veredas

De hecho, el germen de su cabaña ganadera fueron los ejemplares que una asociación turolense integrada por socios caballistas, ‘La Dula’, tenía para el aprovechamiento y limpieza de montes y para abrir veredas. "Vi la oportunidad de adquirir esos caballos y no lo dudé", asegura.

Dice encontrarse "feliz" con su proyecto laboral. "En casa se sorprendieron mucho al principio, pero creo que ahora están orgullosos de mí; mis hijos me llaman la ‘viejoven’ ganadera", relata con buen humor. Confiesa que cuidar a sus caballos le aporta relajación. "Si les das cariño, se dejan acariciar", dice. Una experiencia, este invierno, la ha marcado. Según cuenta, dos yeguas que querían ser madres y no lograban quedarse preñadas raptaron a una potrilla. María Jesús no pudo identificar a la progenitora y tuvo que llevarse a la recién nacida a casa para poder alimentarla con leche. "La he cuidado como a un niño, con biberón cada tres horas día y noche", explica.

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