La retirada del registro oficial de numerosas materias activas de síntesis para la lucha contra los hongos que producen las enfermedades de madera de la vid (EMV) ha causado que no existan medidas efectivas para la eliminación de una problemática que tiene un gran impacto en las explotaciones.

"Las enfermedades de la madera de la vid son unos hongos que entran en la planta por heridas de poda, entre otras causas, y que provocan una alteración interna de la madera de la planta, como podredumbre o necrosis en la madera, que a día de hoy no sabemos cómo curar y que además no podemos detectar fácilmente", explica Natalia Langa, ingeniera agrónoma e investigadora de la Escuela Politécnica Superior de Huesca.

Asimismo, Langa asevera que "lo que se puede apreciar es que la planta muestra menor vigor, un decaimiento general, que finalmente puede conducir a su muerte. Estas enfermedades, entre las que se encuentran la yesca, la enfermedad de Petri o el pie negro, producen pérdidas muy importantes a nuestros viticultores".

Según la investigadora, este tipo de enfermedades pueden suponer "desde una reducción de en torno a un 16% en las producciones, hasta pérdidas millonarias, ya que es necesario reponer las plantas que van muriendo".

Para tratar de encontrar soluciones alternativas a estos problemas, la Universidad de Zaragoza, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), la Universidad de Valladolid y la bodega Viñas del Vero, están trabajando en el proyecto denominado ‘Nuevas composiciones bioactivas para aplicaciones fitosanitarias en viticultura’. Para ello, investigan en soluciones elaboradas con ortiga, cola de caballo y de dos plantas medicinales como son el cardo mariano y la rubia roja, combinadas con otros componentes con cualidades antifúngicas como los oligómeros de quitosano (presentes en nuestras uñas o en los caparazones de los crustáceos) o la estevia, con el fin de mejorar su efectividad y su capacidad de disolverse en agua.

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Estos componentes se ensayaron durante 2021 en dos parcelas de Viñas del Vero. Para aplicar estos compuestos se empleó una técnica denominada endoterapia, consistente en la inyección de las sustancias en los árboles a través de nanotransportadores. Estos elementos son "unas pequeñas esferas de lignina y quitosano que contienen el tratamiento. Al entrar en contacto con los hongos, la misma sustancia que ataca a la madera, rompe esta envoltura y libera el tratamiento. Al estar tan focalizado es necesario menos producto activo y solo se tratan las zonas afectadas de la planta", detalla Langa.

Pablo Martín Ramos

A través del riego

El inconveniente es que "no es muy utilizada en viñedo, pero sí en el control de enfermedades de árboles singulares", indica la joven investigadora, que añade que si bien es "una técnica que facilita la investigación, es lenta y laboriosa, por lo que sería poco práctica para los viticultores". Por ello, una de las líneas de trabajo del proyecto, además de consolidar los resultados de las investigaciones para ver si este tratamiento es lo suficientemente efectivo, es la de buscar otras formas de aplicación, que podrían ser "a través del riego o por medio de algún sistema de pulverización".

Por el momento, se están empleando otras herramientas de lucha contra las enfermedades de madera de la vid, como el uso de agentes de biocontrol, es decir, el uso de microorganismos beneficiosos o microorganismos antagonistas, o a través de la selección de variedades más resistentes. No obstante, los investigadores abogan por "la combinación de soluciones".

Jornada de análisis

Los resultados de este proyecto, que previamente había sido premiado por la Cátedra Agrobank de la Universitat de Lleida, fueron presentados en una jornada en torno a las enfermedades de la madera de la vid que reunió el pasado mes de diciembre a más de un centenar de científicos y profesionales de la viticultura en la Escuela Politécnica Superior de Huesca.