historia

Hallan una referencia al Cid Campeador en un manuscrito del siglo XI

Gabriel Songel, catedrático que ya estudió el Santo Grial de San Juan del Peña, descubre un acróstico que adelantaría en cuatro años la primera referencia al cantar de gesta.

Las letras unidas por Songel según patrones geométricos.
Las letras unidas por Songel según patrones geométricos.
Heraldo.es

Hasta la fecha la primera y única referencia directa a Rodrigo Díaz aparece en el llamado ‘Diploma de dotación de la catedral de Valencia’, que está fechado en 1098. Allí aparece una firma en la que se lee con claridad 'Ego Ruderico', tal y como estudió (y publicó) minuciosamente el profesor Menéndez Pidal hace justo un siglo. Esta ha sido la gran y principal referencia al Cid, que ha servido de punto de partida documental para dar veracidad a lo que narra el cantar de gesta. Ahora, un estudio del profesor Gabriel Songel, catedrático de Diseño en la Universidad Politécnica de Valencia, ha logrado sacar a la luz un acróstico (un juego de letras) insertado en un texto de un manuscrito del siglo XI, que anticiparía en cuatro años aquella primera referencia.

Se trata -según explica el autor del trabajo- de una oración de 342 caracteres, en el que aparecen alineadas las referencias 'Mío Cid Ruderico Didaci Campidoctor'. El acróstico se encuentra en el Glossarium Latinum de la Real Academia de la Historia, fechado en el año 1094 y custodiado en el monasterio de San Millán de la Cogolla. “De este modo, este estudio adelanta cuatro años la primera referencia conocida hasta el momento al Cid Campeador”, apunta Songel. Las conclusiones de esta investigación se presentará el año que viene en la Real Academia de Cultura Valenciana y está previsto que se haga eco el consorcio del Camino del Cid (del que forman parte las provincias de Zaragoza y Teruel), consagrada a difundir estudios históricos sobre la figura y el periplo de Rodrigo Díaz de Vivar.

No es esta la primera vez que Songel presenta un trabajo relacionado con parte de la historia aragonesa, pues a él se deben también las investigaciones sobre los manuscritos que contiene el relicario del monasterio de San Juan de la Peña y en los que el profesor dice localizar la referencia más antigua que se conoce hasta la fecha del Santo Cáliz, que custodia la catedral de Valencia y que entró a España por el Pirineo oscense. La cita a este grial -la copa de piedra ágata que según la tradición fue la empleada por Jesús de Nazaret en la Última Cena- no estaba documentada hasta que en 1399 el rey aragonés Martín el Humano (cuya muerte sin descendencia propició el Compromiso de Caspe) lo reclama al monasterio de San Juan de la Peña. Songel estudió los escritos con motivo de la coronación de Pedro I de Aragón e identificó que se citaba ‘Calis Lapis Exilis’, junto a la relación de reliquias que se guardaban en el monasterio oscense. Supuestamente el cáliz fue trasladado en 1916 desde el relicario donde se custodiaba desde el año 1437, hasta la antigua aula capitular de la catedral de Valencia, uno de los lugares más visitados de la ciudad del Turia y centro de numerosas rutas turística.

El catedrático Manuel Songel muestra el manuscrito que contiene el relicario de San Juan de la Peña, fechado en el siglo XI, y donde aparece la referencia más antigua del Santo Cáliz que custodia la Catedral de Valencia.
El catedrático Manuel Songel, con el manuscrito del relicario de San Juan de la Peña.
Luis Zurano

La técnica para aquel estudio y para el presente sobre el Cid es parecida, pues Songel, catedrático de Diseño, se dedica a analizar pormenorizadamente esquemas geométricos que luego pone en relación a las marcas de los reyes o los patrones de cantería. En este caso, el laberinto de letras está identificado -como se aprecia en las líneas rojas de la imagen superior- por la vertical que une los cruces de las diagonales en la maquetación de la doble hoja que se encuentra del Glossarium Latinum.

El texto del Glossarium Latinum de la Real Academia de la Historia fechado en 1094.
El texto del Glossarium Latinum de la Real Academia de la Historia fechado en 1094.
Heraldo.es

“La coincidencia en el tiempo de los dos documentos, el de San Millán de 1094 y el de la catedral de Valencia de 1098, el estilo de la caligrafía visigótica y en la denominación 'ruderico', convierten a este acróstico en una referencia más temprana a la ya conocida”, afirma el catedrático, experto en analizar códices. Songel acostumbra a escrutar el impaginado y las composiciones de los textos (las retículas y las formas en la que se organizan los bloques), atendiendo algunas indicaciones de la ley que descubrió el diseñador gráfico Tschichold en los años 50 del siglo XX.

Songel explica que en aquella época -a inicios del siglo XI- “la geometría era todo el conocimiento, tanto simbólico como racional” y apunta a la posibilidad de que su creación respondiese a algún tipo de juego visual o competencia entre los monjes amanuenses. “No puede ser coincidencia. Expertos en matemáticas nos han confirmado que las probabilidades de que esto suceda casualmente son similares a las de acertar diez veces la lotería. Es un reto creativo o literario, posiblemente una demostración de que el autor era capaz de ir más allá de lo que se le pedía”, detalla el profesor.

Gracias a novelas novelas como ‘Sidi’, de Arturo Pérez-Reverte, o series como la que ha estrenado recientemente Amazon y que fue rodada en parte en Aragón, la figura del Cid se mantiene de plena vigencia. En los últimos meses ha reverdecido el interés por el personaje histórico de trascendencia internacional, a juzgar por la nacionalidad de quienes cada año transitan el Camino del Cid. Este se adentra en Aragón por Ariza, cruza los valles del Jalón y del Jiloca, visita Daroca (donde el desterrado pagó tributo) y llega a Cella, localidad en la que el caballero reúne a sus soldados para preparar el envite de Valencia. 

Según informan desde el consorcio, desde el 1 de enero al 30 de junio pasados 353.000 usuarios únicos han visitado la web oficial en busca de información. Además, en paralelo, la Diputación de Zaragoza ha impulsado en los últimos años la excavación arqueológica en el paraje de La Mora Encantada de Ateca, donde se han hallado vestigios relacionados con el Cid, los del Alcocer mencionado en el cantar.

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