La ciudad de Aragón que esconde un frío secreto en el subsuelo

Echar un vistazo al pasado ayuda a revelar secretos curiosos, destapar otras formas de vida y recopilar lugares que convertir como atractivos al turismo. Aragón, bello y magno por fuera, también esconde historias y viejas rutinas en su interior. Concretamente, en el subsuelo. Quién iba a pensar que pisar sobre el asfalto podría desempolvar el techo de algún habitáculo... Pues esto ocurre en una de las ciudades aragonesas, donde la Semana Santa, las tortas de pimiento y la matanza del dragón ayudan a situar estos populares y, a la vez, desconocidos, oscuros pasadizos.

Abiertos al público, con acceso desde la Oficina de Turismo de la localidad, se hayan unos espacios subterráneos a los que se entra por una escalinata totalmente excavada en la roca. La ruta comienza en una bodega de planta rectangular, habitáculo desde donde parten dos pasadizos estrechos, uno en dirección Calle Mayor y otro hacia los bajos de la Plaza de España, donde se sitúa una nevera medieval de 20 metros de longitud, por 4 metros de alto y ancho. En este espacio se guardaban antiguamente durante todo el año la nieve y los hielos del periodo invernal.

En dicha sala se conservaban los alimentos y sanitarios para la subsistencia anual. Cámara a la que se accede a través de dos curiosos pasadizos que suponen un punto de interés turístico monumental. Hablamos del subsuelo de la ciudad de Alcañiz, en la comarca del Bajo Aragón. Su riqueza cultural y legado histórico convierten a la localidad en uno de los lugares imperdibles de la provincia de Teruel. Ideal para una escapada de fin de semana, Alcañiz conserva y ofrece diferentes enclaves bonitos y de riqueza patrimonial para visitar.