entrevista

Eduardo Lostal: "He aprendido a asumir que el fallo es parte de la escena"

Junto a Mai Ibargüen, el artista y gestor cultural (Zaragoza, 1986) forma Serendipia Producciones, compañía responsable de los festivales Pista Central y Utebo Respira Circo.

Eduardo Lostal, también conocido como Edu Manazas, haciendo de las suyas.
Eduardo Lostal, también conocido como Edu Manazas, haciendo de las suyas.
Mai Ibargüen

¿Recuerda la primera vez que fue al circo y se alzó el telón? ¿Qué sintió?

Guardo un ligero recuerdo de una foto en un elefante en un circo cuando tendría 5 o 6 años. Creo que no fue hasta que empecé a hacer circo que volví a ver un espectáculo circense. Recuerdo ver 'La Fábrica' de Nostraxladamus en el año 2004 más o menos, tenía un mensaje político pero con mucho circo y humor, me encantó.

¿Y cuándo supo que quería ocupar esa pista central?

Ha sido algo progresivo. Empezó como un juego que rápidamente se convirtió en un juego con el que empezaba a tener un sueldo para cubrir mis necesidades. Entonces estudiaba ingeniería informática y, al terminar, comencé como investigador en paralelo al trabajo de artista. Hubo un punto de inflexión cuando me llamaron para una actuación con Gandini en París, una de las compañías de malabaristas más reconocidas a nivel mundial. Nuestra compañía empezaba a ir bien y habíamos ganado dos premios con nuestro primer espectáculo, pero las funciones con Gandini fueron las que me hicieron sentir que podía ser de verdad mi trabajo.

La generación de Miliki, Fofito e incluso Teresa Rabal aún asocia el circo únicamente con los payasos y los domadores. ¿Es un estigma?

El circo ha evolucionado y cambiado mucho. Además del circo tradicional, que mantiene una magia muy especial, ahora existen muchas otras propuestas con dramaturgias muy elaboradas, circo de investigación, circo-teatro, etc. No sé si es un estigma, pero también está en nosotros la responsabilidad de cambiar la concepción que existe del circo.

A los niños de hoy en día, habituados a las piruetas de las videoconsolas, ¿es más difícil sorprenderles? 

Por una parte, sí, es más difícil sorprenderles. Pero, por otra parte, precisamente al estar tan conectados a las pantallas, muchos están muy desconectados de sus cuerpos y les sorprende ver en directo acrobacias, malabares y el riesgo intrínseco del circo. Por ejemplo, este año varios niños en varias ciudades al verme estirar antes del show, me han llamado chico-goma y, viviendo rodeado de trapecistas y contorsionistas, te puedo asegurar que no soy especialmente flexible...

¿Con qué historias o personajes se quedaba usted boquiabierto de pequeño? ¿Qué formaba parte de su imaginario?

Es verdad que me encantaba Tintín, tengo un montón de sus libros y vídeos que he visto cientos de veces. Y las Tortugas Ninja y Dragon Ball. Leía novelas y veía mucha (demasiada) televisión. No sé, era un niño muy normal, le daba al fútbol, hacía deporte, jugaba con mis amigos...

Se dedica a los malabares, donde es muy fácil 'liarla'...

Con el tiempo he aprendido a asumir que el fallo es parte de la escena. Es una disciplina frágil donde el fallo se ve mucho, pero no se va a acabar el mundo. Soy consciente de la dificultad del trabajo que hago, arriesgo en escena, llevo la técnica a mis límites y la gente creo que empatiza con el hecho de tomar ese riesgo. No entiendo el malabar como algo puramente técnico, sino como una herramienta de expresión. Eso me ayuda a la hora de trabajar las rutinas y la forma en la que le llega al público.

¿No tiene miedo escénico? ¿Qué hace si se pone nervioso?

Miedo escénico creo que no. Nervios, muchas veces. En la compañía cuando somos varios en escena, suelo estar muy tranquilo y hago bromas o digo tonterías para quitar tensión. Cuando estoy solo, me cuestan un poco más los previos, pero al salir a escena se me olvida todo.

Su sobrenombre artístico es Edu Manazas...

Hace referencia a la torpeza, lo cual en un malabarista se presupone inexistente, pero estás hablando con alguien que se tropieza andando solo por la calle y que ha roto muchos platos y vasos en casa.

"La colaboración, la confianza y el cuidado son valores inherentes al circo y crean grandes lazos"

Ofrecen talleres de malabares, acrobacias, etc. ¿Eso se puede aprender o hace falta una habilidad innata? 

Con tiempo, creo que todo se puede aprender en esta vida, es cuestión de constancia y tener buenos maestros. Si tienes ciertas habilidades innatas o cualidades físicas, te puede resultar más sencillo que a otras personas, pero todo el mundo puede aprender. Si bien, depende de las circunstancias de cada uno, los objetivos también deben ser realistas. Si no he hecho deporte en los últimos diez años, igual no voy a hacer el mortal en una semana.

Eso es que hace falta estar muy en forma...

Algunas disciplinas del circo requieren ciertas condiciones físicas, pero es algo que se trabaja y se consigue. Sin embargo, sobre todo, se trata de técnica. Yo siempre he sido muy delgadito, a veces hemos llegado a festivales donde los técnicos no se creían que era yo el acróbata...

De las funciones, los talleres, los espectáculos... ¿Se puede vivir? 

Se puede vivir y es una vida muy bonita... Y sacrificada, muy sacrificada. Mucha gente no es consciente de la cantidad de trabajo que conlleva gestionar una compañía de artes escénicas, no se trata de ir al teatro, actuar y a vivir la vida. Hay mucho trabajo detrás, somos empresas con una gran carga de oficina. Hay personas que no entienden esta dedicación, el nivel de demanda que implica y se terminan distanciando.

¿Qué tiene el circo que siempre se fomenta como elemento ‘cohesionador’?

Hay ciertos valores inherentes al circo en cuánto a la colaboración, la confianza - en uno mismo y en el colectivo - o el cuidado que generan unos lazos muy fuertes. Muchas veces pones tu integridad física en las manos de otra persona, necesitas tener confianza plena en ella. Por otro lado, en el tipo de trabajo que nosotros hacemos en la compañía, las creaciones son muy intensas emocionalmente y terminas muy expuesto al grupo, lo que genera mucha cohesión y cuidado.

¿Y cómo puede ayudar a niños de África o Nepal, hasta donde ha viajado con distintos proyectos?

Bueno, creo que sirve para dar esperanza, para devolver la vida, que consigan evadirse de su situación. Como dice Tortell Poltrona, fundador de Payasos Sin Fronteras, sirve "para crear resiliencia frente a estos traumas" que les tocan vivir, la risa es vida. Tiempo después de nuestra expedición en Nepal, nos decían los cooperantes que muchas personas desplazadas seguían acordándose y hablando de nosotros. Esperanza y resiliencia.

"Vivir del circo es sacrificado: no se trata de ir al teatro y actuar, hay mucho trabajo detrás y con una gran carga de oficina"

¿Qué partes no suele ver el espectador cuando acude a un 'show' circense?

Las horas de entrenamiento y de oficina. Pero tampoco, la presión, el agobio, la ansiedad. La función es un momento precioso, pero también exigente. En muchas ocasiones, literalmente, tu vida depende de ello. Un fallo, puede conllevar una lesión que, en el mejor de los casos, te deje sin ingresos durante un tiempo. Por otra parte, cuando te enfrentas a un estreno, no sabes como va a responder el público o los programadores. Basta que tengas un mal día para que influya de forma muy significativa en el volumen de trabajo de los próximos años. La inestabilidad e incertidumbre de nuestro trabajo necesita de una gran parte de gestión emocional y debes desarrollar herramientas para poder lidiar con ello.

¿A usted le compensa dedicarse a esto?

Nos educan para ser útiles en esta sociedad, ser un elemento de la rueda que debe ser productivo. Incluso dedicándome al circo, gestiono una empresa que tiene que cuadrar números, pagar nóminas, impuestos, proveedores... La cabeza nunca para, siempre planificando, pensando, proyectando. El circo me hace vivir el presente y disfrutar en el momento que estoy, no pensar en el futuro, la ansiedad o las preocupaciones. Estar en el momento presente, sentirme vivo. Es maravilloso.

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