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Funambulistas, equilibrio en altura al filo del alambre: "Nos jugamos la vida"

Miguel Pollán, de la compañía aragonesa circense Nostraxladamus, camina por un cable a 10 metros de altura con el espectáculo 'Volatineros'. "Este es un mundo pequeño y la técnica llega desde Francia", apunta.

Miguel Pollán con el espectáculo 'Volatineros', en 2019 en la plaza del Pilar de Zaragoza.
Miguel Pollán en un momento del espectáculo 'Volatineros', en 2019 en la plaza del Pilar de Zaragoza.
Nostraxladamus

¡A 70 metros del suelo! Esa es la altura máxima a la que ha actuado Miguel Pollán, funambulista y coordinador de proyectos de la compañía aragonesa de arte circense Nostraxladamus, creada en Zaragoza en 1999. Fue hace un par de años en un montaje entre montañas en el Congosto de Olvena, en Huesca, y lo recuerda como un aprendizaje para el posterior espectáculo 'Volatineros', en el que dos funambulistas y dos acróbatas 'caminan' sobre las nubes a diez metros y que están moviendo este verano por la geografía española (incluido a finales de julio en los Mallos de Riglos, dentro del Festival Manhattan de Murillo de Gállego) tras un 2020 "muy flojo" de trabajo por culpa del coronavirus. "2021 ha sido un bum para nosotros: estamos trabajando más que nunca", comenta.

Para Pollán, andar sobre un cable a tanta altura y con una pértiga (que les sirve de apoyo para compensar el equilibrio) le produce una sensación de libertad y superación. "Ese instante absoluto de concentración máxima, donde todo lo importante sucede en ese segundo en el que vas a dar el siguiente paso, me llena de vida", confiesa, al tiempo que apunta que en cualquier disciplina circense hay que conocer los mecanismos de seguridad. "Lo primero que aprendemos es cómo caer para que el cuerpo no sufra", resalta.

El circo en Aragón ha experimentado un avance "exponencial" en los últimos años (en 2018 nació Carpa, la asociación que aglutina a los profesionales de la Comunidad). Por ejemplo, la acrobacia aérea (con trapecios, cuerdas aéreas y mástil chino) se ha puesto de moda. Y si uno se adentra en el arte circense tiene que diferenciar entre acróbatas (en suelo o aire), equilibristas (que trabajan en cable con las manos libres) y funambulistas (en más altura y con pértiga), entre otras ramas. "El equilibrismo requiere mucho aprendizaje y después puedes dar el salto a funambulista, que implica tener una calma en altura bastante especial porque se trabaja por encima de los dos metros. Literalmente nos jugamos la vida en la altitud", asegura Pollán, para quien todo lo que supere los cinco metros es funambulismo "de riesgo".

Hay que apuntar que estos profesionales trabajan con todas las medidas de seguridad para evitar accidentes. No obstante, el reponsable de proyectos de Nostraxladamus comenta que a veces, dependiendo del montaje, les molestan. "La gran mayoría de los problemas que solemos tener son por las cuerdas de seguridad, que nos estorban", explica este zaragozano, que nació en el seno de una familia de escaladores.

En estos momentos, tal y como sostiene Pollán, son pocos los funambulistas que trabajan en espectáculos a diez metros del suelo en España. "En Aragón estoy solo yo y a nivel nacional Irene de Paz y La Corcoles (Mariona Moya), que participan en 'Volatineros'. Este es un mundo pequeño y la técnica llega desde Francia, donde la trayectoria es mucho más extensa. Actualmente, aquí no tenemos referentes en activo o gente que nos pudiera enseñar", dice este artista circense, que suele viajar al país vecino para formarse con maestros como Olivier Roustan, su gran mentor. "'Volatineros' se lo debemos a él: nos regaló las ideas de la estructura y nos ayudó a diseñarla", revela.

Miguel Pollán y La Corcoles (Mariona Moya) caminando sobre el cable.
Miguel Pollán y La Corcoles (Mariona Moya) caminando sobre el cable.
Nostraxladamus

Entrenamientos y horas de oficina

Precisamente, todo el trabajo que hay detrás de un espectáculo -y que la gente no ve- les ocupa la mitad del tiempo. "Cualquier instalación de funambulismo requiere como mínimo entre 14 y 20 horas de trabajo previo y transportamos dos toneladas de material. No es solo el arte de volar sobre el vacío, es mucho más: ingeniería, pesos, material, montaje, replantear cómo se hacen los anclajes, conseguir contratos, hacer facturas... Al final, lo más sencillo es caminar sobre el alambre. La mitad de mi trabajo es estar detrás de un ordenador", informa. 

En cuanto a los entrenamientos, Pollán los hace en un terreno "gigante" de unos amigos en la localidad oscense de Angüés, aunque como gente "nómada" que son el equipo de la compañía (siete personas, la mayoría aragonesas) se suele juntar para ensayar. "Primero, trabajamos los ejercicios de máxima dificultad con cables bajos sobre un metro de altura; después, perfilamos cosas a dos metros; y cuando los sabemos hacer con una seguridad total, los trasladamos a siete metros. La experiencia me dice que es más práctico tres horas buenas y con la mente bien activa y dispuesta que dedicar a ensayar 8 horas al día y acabar frustrado. Lo más importante es que un entrenamiento acabe con ganas de volver al día siguiente", apunta.

Tras un 2020 marcado por la pandemia en el que la actividad cayó al 40% respecto a otros años, Nostraxladamus tiene 'bolos' contratados hasta noviembre y en la primavera de 2022 tienen previsto "intentar" hacer un primer encuentro de funambulistas a nivel estatal. "En verano es cuando más trabajamos. Se ha reactivado todo y muchas cosas que nos debían se nos ha dado y otras han surgido nuevas. Yo lo que más hago es 'Al filo', de equilibrismo a dos metros de altura. Espectáculos a 10 metros con pértiga no tengo suficientes. En España se puede vivir de artista circense", reconoce.

Por otro lado, Miguel Pollán reclama un espacio circular donde se pueda actuar en Aragón ("nacimos en la pista circular y no hay casi carpas circenses", señala) y que se defina al circo como un arte escénico independiente del teatro y la danza. "Es nuestra mayor guerra. Además, ser artista circense en una tierra como la nuestra es mucho más complejo que en Francia. Empieza a haber ayudas y apoyos, pero cuantitativamente en comparación son ínfimas", critica.

Este año se cumple el centenario de la muerte de la célebre funambulista navarra Remigia Echarren, que entre sus proezas estaba la de cruzar varias veces el río Arga, en Pamplona, caminando sobre una maroma (cuerda gruesa de esparto) colocada a 10 metros de altura y volver a recorrerla con los ojos vendados ante un público expectante. Uno de los pocos referentes de España, tal y como recuerda Miguel, que con 43 años piensa seguir en el alambre hasta que el cuerpo le acompañe. "Es algo apasionante, vivimos la vida plenamente en cada segundo", concluye.

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