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Los contagios por barrios en Zaragoza: "Las vacunas han dado una falsa sensación de seguridad"

La quinta oleada del coronavirus avanza en la capital, donde se han estabilizado los casos por zonas básicas de salud, pero en cifras altas.

La quinta ola de covid-19 avanza en la comunidad con cifras de contagios que se mantienen en máximos aunque sean más bajas que la anterior. Después de la resaca de las Navidades se superaron los 900 casos diarios y ahora, tras la Semana Santa y el puente de San Jorge, rondan los 400 ó 500. Este sábado se notificaron 417 nuevos casos, la cifra más alta desde el 9 de febrero. Zaragoza capital, que concentra el grueso de la población y la actividad, sigue agrupando el mayor número, con cifras estables pero muy elevadas, dentro del nivel de riesgo extremo.

La capital pasa por un momento de estabilidad dentro del alto número de casos. "La situación es relativamente homogénea en Zaragoza, aunque hay zonas básicas de salud que tienen una incidencia más de cuatro veces superior a la mínima de la ciudad", explica el epidemiólogo veterinario Nacho de Blas, tomando como referencia los datos de la incidencia acumulada del viernes en los siete días anteriores. "Va de 50 a 225, pero la mayoría están entre 100 y 150", señala. El panorama considera que era peor hace un mes cuando "subimos de golpe".

Recuerda que se considera nueva normalidad cuando los casos se encuentran por debajo de 10; nivel bajo entre 10 y 25; medio entre 25 y 75; alto de 75 a 125 y muy alto por encima de 125.

Las zonas que registraban los valores más elevados a finales de la pasada semana eran Miralbueno-Garrapinillos (224), Fernando el Católico (213) y  Delicias Sur (206), según los datos del Portal de Transparencia del Gobierno de Aragón. En estas áreas el experto señala que influyen factores como la alta densidad de población o el mayor número de personas mayores, aunque por este último, con el avance de la vacunación "deberían de ir bajando los casos". En el otro extremo se encuentran Torre Ramona (52), Avenida de Cataluña (84) y el Actur (Norte, 85 y Oeste, 96). 

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Confiesa que mantenerse en datos elevados "no es bueno, pero es mejor que subir". Esta situación cree que se debe al "equilibrio" que se ha conseguido con las medidas de control.  

Relajación de medidas 

En los barrios los vecinos coinciden en explicar por qué se ha llegado a una nueva oleada del virus, de lo que culpan a la relajación en la prevención y el cansancio, entre otros factores. "Las vacunas han dado una falsa sensación de seguridad porque probablemente no se ha informado correctamente. Y luego está el hastío", confesaba Sergio Valdivielso, el pasado viernes, a las puertas del colegio Valdespartera I. Aseguraba que, en su caso, "hemos sido muy cautelosos desde el inicio. Prácticamente no hemos tenido relación con familiares y siempre en espacios al aire libre. Ni mis hijos ni nosotros hemos entrado a otros domicilios y pensamos seguir así hasta que estemos vacunados". Les han invitado a algún cumpleaños infantil, pero no han acudido para no romper los grupos "burbuja" que se han hecho en las clases.

Vecinos de Valdespartera y las Delicias.
Rebeca Lite y Arturo Julve, vecinos de Valdespartera.
Toni Galán

Arturo Julve coincidía en que "estamos un poco aborrecidos todos y lo estamos normalizando todo. Nos hemos acostumbrado a vivir así, tenemos menos miedo o somos menos conscientes de que el virus está ahí aún". Percibía que hay más relajación en las personas cuando van a los bares, por ejemplo, en el uso de la mascarilla, que es más frecuente verla abajo todo el tiempo. "Yo creo que la gente se ha relajado más en los interiores, dentro de las casas", añadía su mujer, Rebeca Lite, tras dejar a su hijo de cuatro años en clase. 

Ambas familias reconocían que el curso está yendo mejor de lo que esperaban, ya que comenzaron con el miedo a que hubiera muchos contagios y se confinaran muchas clases. "De la opinión que teníamos en septiembre de lo que podía pasar a ahora no ha tenido nada que ver. Ha ido muy bien. De niños a niños no ha habido contagios", aseguraba Rebeca. "Los que tenemos más de un hijo pensábamos que íbamos a estar todo el día en casa, pero no ha sido así. Tengo uno en el colegio y otro en la guardería y no han tenido que perder ningún día de clase", contaba Sergio.

Luis Alberto Benedí, que salía del centro de salud, demandaba más tranvías y autobuses para evitar aglomeraciones. "Que pongan más dobles, que los ponen el fin de semana, que no va nadie. El problema es que en las horas punta va lleno", se quejaba. Y pedía que se acelerara la vacunación, "que va muy lenta". Proponía "sacar el Ejército para que vacune también, como han hecho en otros países" y centros de vacunación masiva.

"Teníamos que poner todos un poco de nuestra parte"

Vecinos de Valdespartera y las Delicias.
Vecinos de Valdespartera y las Delicias.
TONI GALAN

En Delicias, con un mayor número de población de la tercera edad, se reprochaba el comportamiento de los jóvenes. "La gente ahora se relaja y no tenía que ser así, teníamos que poner todos un poco de nuestra parte", pedía Celia Mainar, jubilada, a la que acababan de poner la segunda dosis de la vacuna contra la covid en el espacio habilitado en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, frente al centro de salud Delicias Sur. Algunas parroquias zaragozanas han cedido sus instalaciones para la campaña de inmunización.

Fuentes del citado consultorio afirmaban que la situación es de "estabilización" en el número de nuevos casos desde hace unas semanas. Llegan entre 50 y 70 a la semana. En la entrada esperaban media docena de personas para hacer pruebas PCR.

"La gente joven no para con las fiestas y no guardan las distancias. A beber y viva la Pepa", reprochaba Conchita Lucea, otra de las jubiladas que salían con su segunda dosis de Pfizer tras haber aguardado 15 minutos sentada en los bancos de la iglesia, amenizados con música sacra de fondo.

Maricarmen Traín, también recién inoculada, confesaba que había tenido algo de miedo a vacunarse por los cambios que ha habido en el calendario y los efectos secundarios que se han descrito en algunos casos o los que todavía no se conocían. "Yo no quería vacunarme, lo que pasa es que, ¿cómo no me voy a vacunar? Tenemos que vacunarnos todos por mí y por otros. Este virus es muy malo". Y se mantenía bastante pesimista. 

"El toque de queda, nos guste o no, lo que hace es limitar mucho las reuniones sociales en casa donde no hay control de mascarillas". Nacho de Blas

Nacho de Blas teme lo que pueda ocurrir a partir del día 9 de mayo cuando se levante el estado de alarma y con él, parte de las restricciones, precisamente las más importantes para el experto: la movilidad y el toque de queda. Ambas habrían ayudado a que no se dispararan los casos en esta nueva embestida del virus. Temía por las consecuencias cuando se permitan los desplazarnos entre comunidades y llegue el fin de las 23.00 como hora para encerrarse en casa. "El toque de queda, nos guste o no, lo que hace es limitar mucho las reuniones sociales en casa donde no hay control de mascarillas", destaca. Por ello, se muestra preocupado porque el Gobierno autonómico no podrá recurrir a estas dos medidas, aunque tenga capacidad para seguir aplicando confinamientos perimetrales dentro de la comunidad, como el último de la comarca de las Cinco Villas y Jaca, que se ha sumado a los de Tarazona y Fraga.

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