covid-19

El virus llama a las puertas de Aragón y se dispara en las provincias limítrofes

Los contagios crecen con rapidez en Lérida, Navarra, La Rioja y Soria, que en algunos casos más que duplican la incidencia de Aragón. Comarcas limítrofes como Tarazona sufren un aumento de los positivos. 

La Policía Local controla los accesos a Milagro, localidad navarra que tiene un cierre perimetral desde la semana pasada por el aumento de casos.
La Policía Local controla los accesos a Milagro, localidad navarra que tiene un cierre perimetral desde la semana pasada por el aumento de casos.
Jesús Diges /EFE

La incidencia del virus mantiene un “equilibrio inestable” en Aragón, según los expertos. En los últimos días la tendencia es al alza, tras unas jornadas en las que la Comunidad había conseguido mantenerse en un suelo de entorno a los 130 casos en 14 días por cada 100.000 habitantes. El repunte sufrido en desde el pasado fin de semana, en caso de confirmarse, metería al territorio en un crecimiento en el que nuestros vecinos -salvo la Comunidad Valenciana- hace tiempo que están inmersos.

Tanto Navarra como Lérida, dos de los territorios que comparten más kilómetros de frontera con Aragón, están disparados. En el caso de la Comunidad Foral, la incidencia acumulada (IA) a 14 días está entorno a los 250 casos. Es casi el doble que Aragón, y también el doble de lo que tenían hace apenas 10 días. Su crecimiento semanal es del 70%, mientras que el de Aragón es del 6%. Navarra es una de las comunidades en las que la variante británica está causando mayores estragos, ya que está detrás de más del 90% de los casos.

Su situación podría estar detrás del incremento de casos de algunas localidades aragonesas cercanas, especialmente Tarazona. “Al final hay mucha gente que trabaja en Tudela y a los que no afectan el cierre perimetral, por lo que podría ser un punto de entrada importante del virus en Aragón”, señala el epidemiólogo Nacho de Blas.

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Un poco más al sur, La Rioja se mantiene por debajo de los 130 casos por cada 100.000 habitantes. Está ligeramente por debajo de Aragón, pero con un crecimiento mucho más rápido, de en torno al 55% semanal. Soria, provincia que tiene mucha relación con Zaragoza, presenta niveles de incidencia del virus muy elevados, con una IA de entorno a los 220 casos a 14 días. El caso de Guadalajara no es mucho mejor, ya que está en torno a los 200.

Por el este de Aragón la situación es aún peor. Cataluña supera los 210 casos por 100.000 habitantes cada 14 días, pero en Lérida, que cubre casi toda la frontera ‘exterior’ de la provincia de Huesca, los niveles se disparan hasta los 320 casos de IA. En este caso, podría ser la causa del aumento registrado en las últimas jornadas en comarcas aragonesas limítrofes como Tamarite de Litera, Binéfar o Fraga.

La situación es mucho más positiva en torno a la provincia de Teruel. Cuenca tiene una IA a 14 días de en torno a los 50 casos, mientras que Valencia y Castellón rondan los 25. Esta puede ser una de las causas de la buena situación de la provincia turolense, que es la que mejor mantiene el tipo de las tres de Aragón: tiene 45 casos por 100.000 habitantes a 14 días, por los 85 de Huesca y los 140 de Zaragoza.

Hasta ahora, el cierre perimetral parece haber funcionado en Aragón, que ha tenido un ritmo distinto (y más favorable) que sus vecinos. Sin embargo, las zonas limítrofes se resienten por el trasiego de trabajadores. Este descenderá en los próximos días pero, a cambio, aumentará el tránsito de estudiantes que cursan sus carreras en Zaragoza y que han vuelto a sus lugares de origen en Semana Santa. “Si estos movimientos hacen que la variante británica se distribuya más, esto se puede disparar, porque ya se empieza a intuir un crecimiento”, señala De Blas.

Las fechas vacacionales son un factor a tener en cuenta para la evolución del virus, pero a cambio el paso del tiempo tendría que jugar a favor, tanto de Aragón como del resto de comunidades autónomas. Primero, por el avance de la vacunación, que inmunizará a cada vez más aragoneses y ayudará a frenar la expansión del virus. Y segundo, porque el incremento de las temperaturas y de las horas de luz ayudará a que el virus “tenga más dificultades para propagarse -incide De Blas-” y permitirá que “se hagan más actividades en el exterior”, reduciendo así el riesgo de contagio.

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