PATRIMONIO

Los secretos de una cocina con más de 700 años de historia

Las canonesas del Santo Sepulcro incluyen por primera vez en sus visitas guiadas las cocinas del monasterio de la Resurrección y un refectorio renacentista.

Las cocinas del monasterio, que algunos expertos datan en torno al siglo XVI.
Los fogones originales, que algunos expertos datan en torno al siglo XVI.
Heraldo

Es el único edificio conventual de estilo mudéjar de Zaragoza que ha sobrevivido a lo largo de la historia. Y, pese a su ubicación céntrica (a cinco minutos del Pilar) y su actividad en Semana Santa, sigue siendo una de las joyas patrimoniales más desconocidas para los zaragozanos. El monasterio del Santo Sepulcro (o de la Resurrección) estrena esta semana una nuevas visitas guiadas en las que, por primera vez, se podrán visitar las cocinas y se recorrerá también el refectorio renacentista de la planta superior. 

“Llevamos mucho tiempo tratando de dar a conocer el valor y el patrimonio de este monasterio que tiene más 700 años de historia y es uno de los pocos que ha permanecido habitado sin interrupción desde su fundación”, explica Vicente Gómez, restaurador de arte y responsable de la gestión cultural del monumento. “Generalmente es conocido el claustro, el refectorio, la sala capitular… Todo el conjunto mudéjar, que conserva en su interior vestigios islámicos y romanos. Esto se ve en la visita general que hacemos desde hace varios años los lunes. Ahora hemos inventado otro recorrido para hacer un paseo temático, más etnológico, centrado en cómo se vivía hace siglos dentro del monasterio. En estas visitas se puede acceder hasta la cocina original del edificio, que aún está por estudiar, pero calculamos que será del siglo XVI”, informa Gómez.

El monasterio que crea el silencio en el centro de Zaragoza

En esta nueva oferta turística, “más íntima”, se recorre también el refectorio renacentista de la planta superior, que generalmente no suele verse, salvo de refilón, en el resto de recorridos. Gómez explica que “hay que acceder a las cocinas a través de un corredor que transcurre por la muralla romana y el contrafuerte”. Aunque no es accesible para todos y hay varios escalones, al final se alcanza la cocina en donde se narra cómo eran los espacios, las costumbres y la vida colectiva en el monasterio. “Del Santo Sepulcro todavía hay mucha documentación por estudiar, pero la vida en los cenobios de la época era muy similar de unos a otros”, explican. Es seguro, por tanto, que estas vetustas cocinas, las canonesas hornearon pan o hicieron mermeladas y, en la estancia, hay muchos utensilios que invitan a echar a volar la imaginación… 

Las visitas se estrenan este jueves pero hemos hecho ya alguna prueba piloto y es muy curioso ver cómo las personas más mayores reconocen ollas, jarras y elementos de menaje, que les evocan a su infancia. Se ponen a recordar cómo sus abuelas encendían el fuego o qué ingredientes ponían a tal o cual receta”, explican los gestores culturales del monasterio. Aunque haga muchos años que no se enciendan los fogones, las paredes quemadas y los sarmientos preparados dibujan en la imaginación a las monjas cocinando sus mejores recetas.

Imagen de algunos de los utensilios que se pueden ver en las visitas.
Imagen de algunos de los utensilios que se pueden ver en las visitas.
Heraldo.es

“Está comprobado que en los conventos había una esperanza de vida mucho mayor que en otros espacios porque la alimentación de la época era más pobre pero también más sana. En los palacios se comía mucha caza, mientras que en los monasterios se cocinaban más potajes y verduras. Eran una alimentación más sencilla y austera, pero más saludable”, comenta Gómez. El experto destaca también que otro de los valores de la cocina que ahora se muestra es su autenticidad porque estuvo en funcionamiento hasta tiempos recientes. “A veces en castillos o palacios ves espacios reconstruidos, pero en este monasterio todo ha estado en uso hasta antes de ayer”, comenta.

En los palacios se comía caza mientras que
en los cenobios se alimentaban con potajes

Las visitas parece que se iniciarán con expectación porque las primeras convocatorias ya tienen casi todas las entradas vendidas. En la web de ZaragozaGo, a 6 euros, se despachan los tiques y se explican también las medidas de seguridad por la covid. Ahí pueden comprobarse las plazas libres en unas visitas que se hacen los jueves, viernes y sábados de marzo. La idea será prorrogarlas también más allá de este mes, pero en el monasterio están pendientes de unas obras de reforma en los accesos por lo que no pueden asegurar que se lleven a cabo en abril. Lo que es seguro es que, tras este mes experimental, se retomarán vista la demanda.

IGLESIA DE SAN NICOLAS DE BARI Y MONASTERIO DE LA RESURRCCION / 17-02-2014 / FOTO: GUILLERMO MESTRE[[[HA ARCHIVO]]]
El suelo original del monasterio de la Resurección.
Guillermo Mestre

¿Y qué opinan las canonesas de que los visitantes se metan hasta las que eran sus cocinas? “Les encanta. Ellas tienen mucha ilusión por mostrar y dar a conocer el monasterio. Lo hacen sin muchos medios pero con ingenio y explotando lo que esté dentro de sus posibilidades”.

Las Canonesas Regulares del Santo Sepulcro de Jerusalén se hacen cargo desde el siglo XIII de un edificio, que se alimentó de la devoción que los cruzados trajeron de Tierra Santa. Como escribió recientemente Marisancho Menjón, historiadora, escritora y ahora también al frente de la Dirección General de Patrimonio, “son escasas las monjas que habitan y mantienen vivo y en pie el único monumento femenino de la orden del Santo Sepulcro en España”. Se preguntaba Menjón qué pasará cuando falten. “Falta mucho por restaurar, muchos sectores del edificio y de su contenido. ¿Son conscientes las administraciones, incluidas las eclesiásticas, del riesgo que corre ese tesoro monumental si no lo atendemos?”.

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