comercios con solera 

La Soriana, 75 años vendiendo desde tornillos a caracoleras en Calatayud

A las más de 50.000 referencias con las que cuenta la cooperativa de ferreterías a la que pertenece, este establecimiento bilbilitano ofrece productos poco habituales. Desde 2015, José Luis Liñán es el encargado de regentar el negocio.

José Luis Liñán, en la ferretería 'La Soriana' de Calatayud.
José Luis Liñán, en la ferretería 'La Soriana' de Calatayud.
Macipe

Tornillos, cables, jabones, cortinas, alambiques, fresqueras, caracoleras, tirachinas, productos de limpieza, horcas, cencerros, herramientas eléctricas, tinajas, trébedes, cirios… "Hay cosas que si no están en La Soriana es que no existen", sentencia José Luis Liñán, que desde 2015 es el encargado de regentar esta histórica ferretería de Calatayud, situada en la calle Obispo Arrué, en pleno casco histórico de la ciudad y a escasos metros de la plaza de la Colegiata de Santa María la Mayor. Su periplo son 75 años cumplidos, que serán 76 en abril desde que abrió sus puertas por primera vez.

"Tenemos de todo lo que la gente puede necesitar", insiste Liñán. Así dentro de su catálogo de referencias se cuentan más de 50.000 referencias de herramientas más habituales para trabajos como pintura, albañilería y construcción, electricidad, fontanería, limpieza o productos de droguería, hasta actualizarse con geles desinfectantes o mascarillas quirúrgicas hechas en Calatayud por la firma DIMA. "Pertenecemos a una cooperativa de ferreterías, Coferdroza, y de ahí que haya pues unas 50.000 o 70.000 referencias", detalla.

Sin embargo, el rasgo diferencial de su negocio lo alcanzan por otro lado. "También tenemos cosas raras, como horcas, orinales de porcelana y objetos antiguos que la gente suele utilizar para adornar bodegas que se están arreglando y como decoración", indica. Para hacerlo, Liñán explica que "tenemos unos 20 o 30 proveedores diferentes a los que compramos parte de esos elementos más especiales". Por ejemplo, los alambiques les llegan desde Galicia y los útiles de agricultura, como las horcas de madera, vienen desde Don Benito, en Badajoz.

"También tenemos caracoleras o canastos que nos hacen de forma artesanal en Calatayud", confiesa. Otro de sus puntos característicos es el trabajo que hacen con la copia de llaves. "Hacemos copias poco habituales y que aquí solo hacemos nosotros, porque nuestra máquina puede tener unos 50 años es manual y permite hacer trabajos que las actuales no pueden", indica mientras Miguel, empleado del negocio, atiende a un cliente que acude a por dos botes de producto anticarcoma. En este sentido, indica que suelen realizar las denominadas llaves de gorjas o borjas. Y a todo ello añaden una cartera de productos litúrgicos, como velas, cirios o papel encerado.

Para Liñán es "muy bonito trabajar aquí, me encanta". "Estudié mantenimiento electromecánico y siempre he sido algo manitas, me ha gustado la electricidad y la fontanería y he hecho un poco de todo. Pero de ferreterías no tenía ni idea hasta que entré a trabajar aquí", recuerda. Su experiencia laboral le había llevado a trabar en un par de empresas en la parcela de mantenimiento. Pero ahora siente un valor especial por su trabajo: "El trato con la gente es algo especial. Cuando no hay tanto jaleo estás un rato hablando. Ayudas y aconsejas. Haces un poco de psicólogo también", bromea.

Estos meses también han sido difíciles en el sector. "Estuvimos dos meses cerrados por la pandemia. Nos llamaban e hicimos algún pedido a domicilio, alguna cosa para pintar en casa...", explica. También incide en que "la cosa se ha ido moviendo bastante, porque la gente que tiene casa en el pueblo o un huerto o una caseta ha optado por arreglarlas un poco", reconoce.

A su lado, detrás del mostrador, María, su hija de 7 años, confiesa que quiere ser profesora y ferretera. "Me gusta mucho estar aquí con mi padre y ayudarle. Me lo paso muy bien", explica sin tapujos, a la vez que va completando las explicaciones de su padre sobre todas las referencias que guarda el local. A la pregunta de si hay algún producto que le guste más, confiesa que no tiene uno preferido.

El origen

"La tienda nace en 1945 y la funda la señora Manuela Barranco Delgado, que la llevó durante cinco años. Ella, por lo visto, llegó desde algún pueblo de Soria y se supone que es la auténtica soriana. He intentado investigar más sobre ella, pero no he podido dar con su lugar de nacimiento, solo con que fue enterrada en el cementerio de Torrero de Zaragoza", explica Liñán detrás del mostrador principal, rodeado de productos y enseñando los primeros documentos que dan constancia de la apertura del negocio.

Después de la fundadora, Emilio Sanz Gaya tomó las riendas del negocio durante 37 años, hasta 1987 y desde entonces lo regentó hasta el año 2000 la familia Urgel Miranda "Entonces lo cogen Joaquín Urgel y su mujer, pero en 2000 fallece él e Isabel, su hija y amiga mía, es quien asume la tienda", recuerda. "En 2014 me la traspasa a mi. Estuve un año trabajando solo y en 2015 ya entró Miguel", detalla.  

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