Campo de daroca
Dos emprendedores desafían a la pandemia con un hotel de cuatro estrellas en Used
El establecimiento, con 14 habitaciones, está pendiente de obras de remate y abrirá cuando se relajen las restricciones.
La Lozana. Palacio de Infanzonía, el hotel de cuatro estrellas que promueve la pareja conformada por Joaquín Herrero y Amalia de la Campa en la localidad zaragozana de Used, ya ha concluido sus obras principales de rehabilitación. Lo hacen después de siete años de trabajo y con un presupuesto que ronda los 2,4 millones de euros. En la actualidad, el edificio se encuentra a la espera de finalizar trabajos de remate en iluminación, servicios e instalaciones. Estos emprendedores desafían a la pandemia y están a la espera de encontrar un momento propicio para la apertura del establecimiento, cuando la movilidad restringida por la crisis sanitaria lo permita.
"Tenemos ya seleccionado al equipo que trabajará allí, pero hemos tenido que esperar dada la situación que vivimos", reconoce el propio Herrero. Así, en las instalaciones trabajará una plantilla integrada por dos parejas residentes en la localidad y aumentará en momentos puntuales: "Dependiendo de la temporada habrá refuerzos, por no hablar de todo el empleo indirecto y la inversión que se ha generado durante la restauración del edificio".
Este inmueble, que tiene unos 1.400 metros cuadrados, es una casa señorial levantada a principios del siglo XVII por la familia del propio Herrero y cuyo nombre viene por el apelativo de la bisabuela de este. Desde 2014, Herrero y de la Campa han promovido la restauración y han visto como su idea ha recibido el compromiso del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) con más de 710.000 euros.
"Amalia ha estado en Used desde el principio coordinando todo y todo el mérito, tanto en la construcción como en la gestión, es suyo", apunta Herrero. Cuando acaben los últimos trabajos, el establecimiento contará con 14 habitaciones, spa, restaurante y salas para conferencias y reuniones, además de espacios comunes como un mirador a las tierras altas y la Laguna de Gallocanta.
"La idea es crear un hotel que va más allá del concepto de una estancia. Va a ser un lugar de descanso, de relax, tranquilo y con un entorno natural cercano que es una joya. Y todo con un trato de mucho mimo, que las personas que se alojen lo tomen como si están en casa de un amigo", explica Herrero.
Climatización por geotermia
Para conseguirlo, la casa conserva elementos decorativos originales del edificio, como espejos, cuadros, muebles o incluso las puertas de las habitaciones, a lo que se une la incorporación de materiales de primera calidad, como el uso de alabastro aragonés. Además, todas las estancias cuentan con luz natural.
Para Amalia de la Campa se trata de que "la obra y el propio edificio decoren, y que transmitan esa calidez". Ese ambiente de comodidad también lo aporta un elemento fundamental, la climatización de todo el complejo a través de geotermia, un sistema de energía renovable que extrae el calor a través de diez pozos con una profundidad de 140 metros.
"Nosotros queríamos utilizar energías limpias, pero al estar en una zona natural protegida no podían ser ni eólica ni solar", detalla de la Campa. Así explica que con la geotermia se consigue "un sistema sostenible y que se amortiza en el largo plazo, además de servir también para climatizar en verano".
Sobre la fecha de apertura, Herrero indica que "estaba previsto que fuera en este primer semestre, en torno a junio", pero van a solicitar un aplazamiento. "En estos momentos, con la movilidad restringida no es viable", puntualiza. Así, recuerdan que parte de su público provendrá de Madrid y del extranjero: "El turismo ornitológico y natural es una parte, porque también hablamos de un entorno con riqueza histórica, artística y cultural".
