Heraldo del Campo

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Polvo de alabastro para mejorar el suelo y ganar productividad

Un ensayo impulsado por Arroceros de Huesca busca utiliza este material para reducir la salinidad de la tierra.

Una abonadora realiza la aplicación del polvo de alabastro en un campo de arroz.
Una abonadora realiza la aplicación del polvo de alabastro en un campo de arroz.
Arroceros de Huesca

El cultivo del arroz se asienta en tierras salinas, en la mayoría de las ocasiones en suelos en los que no podría nacer ninguna otra producción. Y aunque este cereal tolera bien la presencia de este mineral, cuando llega agosto y sus altas temperaturas no permiten una correcta circulación del agua, la falta de oxígeno provoca asfixia radicular en la planta y con ella se define su crecimiento. Su traducción es la pérdida de producción.

La preocupación de los agricultores por este problema fue recogida por la Atria Arroceros de Huesca, agrupación de tratamientos integrados que forma parte de la Red Arax, una estructura de cooperación creada en 2019 para conectar al productor de base con las empresas que transforman las materias primas que cultiva, compartir avances y lograr una mayor rentabilidad y eficiencia en los cultivos extensivos y de leguminosas.

Sus responsables del Atria sabían que en algunos arrozales se utilizaba yeso para reducir la salinidad del suelo, pero el problema que planteaba su aplicación es que había muchas dificultades para disponer de él. Y casi por casualidad y en una conversación informal surgió la posibilidad de utilizar polvo de alabastro, un material con destacada presencia en Aragón.

Ahí comenzó la puesta en marcha de unos ensayos liderados por Arroceros de Huesca con el objetivo de mejorar el suelo sobre el que se asienta este cereal y lograr con ello una mayor productividad del cultivo, explica María Carmelo García, técnica del Atria y coordinadora del proyecto.

En su primer año de andadura del proyecto, el polvo de yeso ha llegado desde una cantera situada en la localidad turolense de Albalate del Arzobispo hasta dos parcelas situadas en Villanueva de Sijena (Huesca) y Valareña (Zaragoza). Utilizando una abonadora se aplicaron distintas dosis. Se dejó además una parcela testigo sin tratar. "En yeso teníamos referencias de la cantidad necesaria pero no sabíamos cuál sería la idónea en la utilización del polvo de alabastro", señala María Carmelo García, que explica que dicho tratamiento se realizó dos días antes de aplicar el abonado porque así "con un mismo pase los dos productos se incorporan mejor a la tierra".

Los primeros resultados fueron visibles desde el principio incluso en el aspecto que presentaba la planta. Los datos lo confirman, según el informe realizado por la Red Arax, en el que se señala que en Villanueva de Sijena "hay un incremento considerable de las parcelas en las que se ha aplicado el producto", mientras que en Valareña se comprueba que "en la parcela de mayor dosis ha habido mayor cosecha, pero en la dosis 2 no hay diferencia significativa con el testigo".

De cualquier modo, la técnica del Atria Arroceros de Huesca matiza que hay que tener en cuenta que los rendimientos alcanzados en los ensayos (entre 5.000 y 11.000 kilos por hectárea) hay que tomarlos como lo que son: una muestra. Sí avanzan, señala, un incremento de la productividad, que habrá que ir afianzando con ensayos posteriores, ya que "la idea es continuar durante dos años más", detalla García.

Habrá que esperar para que esta técnica se realice de forma generalizada, porque además también se tiene que comprobar cómo van evolucionando los suelos. "Es importante conseguir reducir la salinidad de la tierra, pero hay que estar muy atentos a que con ello no suba también el PH ya que el polvo de alabastro contiene cal", explica la coordinadora de dicho proyecto, que cuenta con financiación del Gobierno de Aragón a través de las ayudas a la transferencia del conocimiento.

Hay que solucionar también algunos de los inconvenientes que se han encontrado los impulsores de este proyecto durante su primer año de aplicación. "Es cierto que el polvo de alabastro lo tenemos cerca, pero en determinadas circunstancias hay problemas con el transporte y en el almacenamiento. Si no se echa pronto se apelmaza y es difícil de utilizar", explica García.

En cualquier caso, si esta técnica, pionera y novedosa que podría aplicarse también en otro tipo de cultivos, corrige la concentración de sal en el suelo, "las producciones de arroz pueden incrementarse significativamente". Y aún más, habría una nueva utilización para este subproducto del alabastro, señala.

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