Aragón

educación

Unos problemas persisten y otros se parchean tras un mes de clase

El inicio de curso fue complicado y Educación ha intentado dar solución a diferentes cuestiones. 

Fotos del colegio Casgón y Marín de Zaragoza
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

El 7 de septiembre comenzaron las clases en todos los colegios de Aragón con solo la presencia de los alumnos de 1º de infantil. Diariamente se fueron incorporando el resto de cursos, algunos de ellos entre críticas como la falta de espacios. Este problema se repitió en varios centros que necesitaban aulas prefabricadas para poder atender a todos los matriculados y ni siquiera contaban con este recurso excepcional.

El Soledad Puértolas, María Zambrano, Val de la Atalaya, Rosales de Canal y Gil Tarín comenzaron el curso sin estos espacios mínimos, que poco a poco se fueron colocando y acondicionando en la mayoría de los supuestos. Esta misma semana han podido utilizarlos en el Val de la Atalaya, mientras que la ampa de Rosales critica que los barracones no están acondicionados y, por lo tanto, todavía no han podido ser ocupados. Tras varias movilizaciones, las familias del Gil Tarín de La Muela no ven solución a corto plazo a la saturación de las instalaciones. Está diseñado para 450 escolares y acoge a 785. En el aire está la instalación de cuatro barracones que ocuparían los estudiantes de las cuatro clases de 5º de primaria. Tampoco hay una decisión en firme sobre si estos menores pueden dar clase en los espacios de la casa de cultura municipal. Con estos parches se intentan solventar unos problemas que vienen de lejos y que las familias confían en que tengan una solución definitiva para el próximo curso.

Para mejorar las posibilidades de los centros, Educación ha permitido flexibilizar el uso de algunos de los espacios educativos durante este tiempo. Es el caso de las salas o pabellones de Educación Física. En un primer momento las instrucciones de la Consejería establecían que solo fueran utilizados por un grupo al día. Algo que se modificó después para permitir que pudieran acceder dos o más clases siempre que se limpiara y ventilara después. También se ha ido implantando el servicio de madrugadores en la mayoría de los colegios, aunque su coste se ha incrementado a consecuencia de las medidas sanitarias que se han tenido que aplicar.

La semipresencialidad a partir de 3º de la ESO es otra de las mayores preocupaciones de familias y alumnos. De momento, el Departamento de Educación ha dado el primer paso y los alumnos de 2º de bachillerato ya pueden ir a clase durante todas las jornadas. Un cambio más que ha obligado a hacer reestructuraciones en los centros educativos y a utilizar hasta el último espacio que quedaba libre, pero que redunda en la enseñanza del menor.

Las pruebas PCR se hacen en el colegio, excepto los fines de semana. Este último punto se ha modificado recientemente tras las quejas de los directores de los colegios por tener que ir a trabajar en sábado o domingo. Estos días se podrán hacer en el centro de salud o en otro espacio habilitado para ello. Sí que se mantiene que un positivo en un grupo burbuja supone, salvo excepciones, que a todos los menores les hagan el test. No obstante, en los institutos generalmente no sucede ya que se entiende que el alumno lleva mascarilla y mantiene la distancia. Esta norma también se está aplicando en colegios, todo ello, tras el estudio caso por caso de Salud Pública. Esta decisión se toma atendiendo a las características del aula, del alumnado y del colegio.