covid-19

Pabellones cortafuegos contra el avance del coronavirus en Fraga

Han sido activados dos espacios municipales para frenar la cadena de contagios y proteger a los más expuestos, los temporeros.

La alcaldesa de Fraga, Carmen Costa, junto al director de Emergencias de Cruz Roja Huesca, Óscar Gracia, en el albergue para temporeros sin techo.
La alcaldesa de Fraga, Carmen Costa, junto al director de Emergencias de Cruz Roja Huesca, Óscar Gracia, en el albergue para temporeros sin techo.
Patricia Puértolas

Los temporeros son el eslabón más débil de la cadena de contagios, por sus condiciones de vida y por su imperiosa necesidad de trabajo. A Fraga, llegan cada año unos 6.000 para la recogida de la fruta. Un alto porcentaje tiene suerte y ocupa los alojamientos habilitados por los empresarios. Pero otros viven hacinados en infraviviendas o pisos patera. Y allí está el peligro, ya que son los más expuestos al contagio, al no poder cumplir con las medidas de higiene y seguridad recomendadas.

El Ayuntamiento de Fraga es consciente de esa realidad. Y ha hecho los deberes, con la puesta en marcha de dos pabellones municipales dirigidos a la atención y custodia de este colectivo, uno para positivos en covid y otro para aquellos que carecen de un techo. "Son los primeros a los que debemos proteger, por ellos mismos y por los demás", dice la alcaldesa de la ciudad, Carmen Costa, que asegura que estos recursos han actuado como "cortafuegos" contra la expansión del virus. "Sin ellos la situación se habría descontrolado", añade. Y no le falta razón. O, al menos, así lo creen los profesionales del equipo sanitario del pabellón covid, integrado por una doctora (Isabel Domingo), dos enfermeros (Pilar Albás y Carlos Boned) y una trabajadora social (Paloma del Pino). Todos ellos profesionales del centro de salud de Fraga. 

El espacio, que está ubicado en el pabellón Cortes de Aragón, se puso en marcha el pasado 30 de mayo, tres semanas antes de que los rebrotes de la zona oriental de Aragón iniciaran su particular escalada y se decretara el retroceso a la fase 2 de las comarcas del Bajo Cinca, Cinca Medio y La Litera, a las que después se unió el Bajo Aragón-Caspe. El espacio fue activado de urgencia en cuestión de horas, tras una reunión entre el Ayuntamiento de Fraga y Salud Pública. 

Fue el primero de estas características en Aragón y se estrenó con once usuarios. Desde entonces, han pasado 40 personas, en su mayoría inmigrantes de origen subsahariano, aunque también ha habido paquistanís y argelinos, según explica la enfermera Pilar Albás. Todos han sido casos leves o asintomáticos. El mayor pico ha estado en 17 usuarios. Ahora, solo quedan dos, que "recibirán el alta mañana sin que haya previstos nuevos ingresos", añade Albás.

El pabellón covid fue creado con un claro objetivo: confinar y atender a aquellos trabajadores temporales con residencia en Fraga que han dado positivo en coronavirus y no pueden cumplir con las medidas de aislamiento en sus domicilios o fincas. Hasta su puesta en marcha, la situación era "frustrante", ya que "ibas de casa en casa con un EPI, viendo que carecían de lo más básico para poder realizar el aislamiento" y además, "tampoco tenían apoyo social ni familiar", explica. 

La puesta en marcha del pabellón cambió las cosas, al cubrir sus necesidades básicas y favorecer su aislamiento. No obstante, su trabajo siguió siendo complicado. De hecho, suya ha sido la misión de convencer a cada usuario de su ingreso voluntario en el pabellón. "Y no ha sido fácil, ya que iban a un lugar desconocido, solos y sin saber qué esperar", añade. La trabajadora social, junto al personal de enfermería, también ha prestado apoyo emocional a los usuarios y, además, ha centrado sus esfuerzos en explicarles sus derechos como trabajadores y ayudarles con el papeleo, ya que "ha habido todo tipo de casos, incluido el que ha sido despedido tras resultar contagiado", indica Del Pino.

A diario, los usuarios reciben la visita del equipo médico al completo, con el fin de controlar su evolución y además, "conseguir que se sientan acompañados y protegidos", indica la doctora Isabel Domingo. "Al principio, resultaba muy complicado lograr su ingreso, ya que tenían muchas dudas y miedos. Ahora mismo, gracias a la experiencia de los primeros, hemos logrado vencer estas reticencias", indica la facultativa, que considera que la puesta en marcha de este pabellón "ha sido vital para evitar la expansión del virus y cortar la cadena de contagios". Domingo dice haber asumido esta experiencia como "un reto personal, que ha resultado muy positivo, al poder ayudar a estas personas y de forma paralela, beneficiar al conjunto de la población".

Albergue para personas sin techo

Hasta hace algo más de dos semanas, Fraga también contaba con un grupo de entre 30 y 40 temporeros que vivía en la calle, sin posibilidad de cumplir con las medidas de higiene y seguridad, lo que disparaba el riesgo de contagios. De hecho, dormían apilados entre maletas y cartones en plena pandemia. Ahora, la situación es otra, gracias a la puesta en marcha del albergue municipal, que ha dejado vacío el dormitorio común en el que se había convertido el quiosco de la música situado frente a la estación de autobuses.

El espacio está ubicado en el pabellón del Sotet y gestionado por Cruz Roja, a través de una subvención nominativa de 150.000 euros concedida por el consistorio. Hasta la fecha, han pasado ya unas 70 personas, que agradecen contar "con dos elementos tan básicos como el agua corriente y un plato de comida caliente", indica el director de Emergencias de Cruz Roja Huesca, Óscar Gracia. La rotación ha sido constante y de momento, no ha sido necesario ampliar el número de plazas (50). 

El pabellón es un espacio libre de covid, donde es obligatoria la mascarilla y la distancia de seguridad. Se desinfecta a diario y hay control de temperatura en el acceso. Además, tiene una zona de aislamiento por si algún usuario presentara síntomas. "Para nosotros, es nuevo, ya que nunca habíamos trabajado con temporeros, pero nos hemos adaptado bien a los protocolos y la experiencia está siendo maravillosa", señala Gracia. El albergue cerrará sus puertas el 31 de agosto. La intención del consistorio es reunir a todos los agentes implicados y contar con este recurso el próximo año.

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