Fallece Erik el Belga, el ladrón que saqueó numerosas obras de arte en Aragón

René Alphonse Ghislain van den Berghe ha muerto este viernes en Málaga a los 81 años de edad.

El ladrón de obras de arte retirado vivía en Málaga.
El ladrón de obras de arte retirado vivía en Málaga.
Efe/Rafael Díaz

René Alphonse Ghislain van den Berghe era considerado el mayor ladrón de obras de arte del siglo XX. Erik el Belga, como se le conocía popularmente, ha fallecido este viernes en Málaga, donde residía desde hace décadas, a los 81 años de edad. 

En Aragón dejó su huella. Uno de los robos más célebres de este "expoliador", como lo calificó el inspector de la Policía Nacional Fernando Sánchez, aconteció el 7 de diciembre de 1979 en Roda de Isábena. Un botín que continúa en paradero desconocido cuatro décadas después de la noche del robo. 

De allí se llevó unas 50 piezas, entre ellas una silla de tijera, en madera esculpida, del siglo IX, llamada de San Ramón; la arquilla de San Valero; dos mitras del siglo XII; dos báculos episcopales del mismo siglo, uno metálico y otro en marfil; un tapiz; una campana del siglo XIV; varios cuadros de los siglos XVI y XVII; y telas y sudarios de los siglos X y XII de origen visigótico y árabe.  

Con los años, se han recuperado algunas. Es el caso del tapiz de la Virgen y de San Vicente al templo, robado la noche del 6 al 7 de diciembre de 1979 y que después de ser localizado en Houston (EE. UU.) y recuperado tras un largo proceso en 2012 por el Ministerio de Cultura, permanece en depósito en el Museo Provincial de Huesca desde marzo de 2015. 

Presentación del tapiz ‘De la Virgen y San Vicente’, en 2013, en la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de España en Madrid con los ministros José Ignacio Wert y Jorge Fernández.
Presentación del tapiz ‘De la Virgen y San Vicente’, en 2013, en la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de España en Madrid con los ministros José Ignacio Wert y Jorge Fernández.
Enrique Cidoncha

Decenas de pueblos aragoneses guardan en la retina episodios como el de Roda de Isábena. Monterde y la talla en madera de la Virgen del Castillo que robó el Belga y se recuperó dos años más tarde en una carbonería valenciana u otra imagen religiosa del siglo XIV que se sustrajo en Moros y fue interceptada en una operación en Tarragona antes de embarcar con destino desconocido.

El cura perdonó al ladrón y los vecinos lo abuchearon

Al final de su vida, el ladrón se quiso convertir en benefactor. En 1995, regresó a Roda, el lugar del expolio. Los vecinos le dieron la espalda y lo recibieron con abucheos y gritos de 'Ladrón, ladrón'. Solo el cura, el ya desaparecido José María Lemiñana, y algunos curiosos asistieron en la catedral, el escenario del robo, para la inauguración de una exposición con cuadros suyos con cuya venta pretendía paliar en alguna medida los efectos del robo. Lemiñana tuvo palabras de perdón para el antiguo traficante de obras de arte.

No cometió delitos de sangre, pero se trata del mayor ladrón de arte que ha sufrido España. Se le atribuye la desaparición de 7.000 piezas en ermitas e iglesias de Castilla y León, Aragón, La Rioja y Cataluña. En una entrevista concedida a HERALDO DE ARAGÓN, con motivo de la publicación de sus memorias, 'Por amor al arte', en 2012, mantenía que  la mayoría de las obras que sacó del país las compró legalmente. "Nadie sabe, o no quiere recordarlo ahora, que el Vaticano dio orden de vender arte religioso. Y los curas, por fortuna para España, prefirieron vender lo que tenían en sacristías o almacenes antes que el arte que estaba más a la vista. Yo he trabajado muy poco en iglesias porque no era necesario: con dos millones de pesetas llenaba un camión, 72 metros cúbicos, de muebles y objetos antiguos. Prefería ir a las sacristías a negociar". 

Respecto al robo en Roda, dijo: "Lo de Roda fue un encargo, pero un trabajo como cualquier otro. Hubo que planificarlo bien, porque era muy complicado: había muy pocos habitantes y nuestra presencia podía ser fácilmente detectada. Hubo que estudiar muy bien la salida... " Y se vanaglorió de que con los años había colaborado a localizar algunas piezas que él sustrajo, como un trozo de la silla de San Ramón.

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