Coronavirus: "Hemos incrementado un 110% las ventas de máquinas de coser en 3 semanas"

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus hizo que todo el mundo se pusiera a hacer mascarillas y batas para contener su expansión ante la falta de este tipo de material de protección en los inicios del estado de alarma. Desde talleres de confección industrial hasta personas voluntarias en su casa, lo que podría decirse que ha supuesto una segunda vida para las máquinas de coser. Ahora que el sector empieza a abrir sus establecimientos en Aragón conforme se dan pasos en la desescalada lo que no les falta es trabajo.

Jorge Marzo, propietario de Máquinas Casa Marzo de Zaragoza (que va ya por la cuarta generación desde que fuera fundada en 1930), sostiene que no habían tenido tanto trabajo desde hace tiempo tanto en venta como en reparación de máquinas de coser. "Abrimos el 11 de mayo con miedo porque no sabes lo que te vas a encontrar y si la clientela va a destinar el dinero para esto. Ha sido sorprendente. Hemos incrementado un 110% la venta de máquinas en estas tres semanas. Antes se vendía una o dos al día y ahora son tres o cuatro", dice.

'Stock' de máquinas

Ante este aumento de la demanda, Jorge Marzo ha tenido que hacer un pedido grande a Alfa (marca que comercializa, cuyo precio oscila entre los 179 euros hasta los 1.000, la máquina de coser más cara) porque "hasta agosto" no les pueden servir. "Han roto el 'stock' a nivel de Europa", afirma. "La venta nos ha pillado desprevenidos porque no hicimos acopio de máquinas de coser. Supongo que le ha pasado a todo el sector: somos unas seis o siete empresas de venta y reparación en Zaragoza, añade.

El responsable de Máquinas Casa Marzo habla de gente que se ha reencontrado con la costura a raíz de la pandemia. "La mayor parte tenía contacto con ella, aunque la tenía olvidada. Ahora con la elaboración de mascarillas se han reenganchado y quieren renovar la máquina o la madre cose y se han decidido a comprar una", destaca Jorge, quien también resalta el aumento de reparaciones. "Cosen tanto que necesitan servicio técnico y una puesta a punto", subraya.

Una 'oportunidad'

Por su parte, Juan José Carbonell, dueño de Máquinas de Coser Zaragoza, señala que para él la pandemia ha sido una oportunidad, entre comillas, a nivel laboral. También él se dedica a la venta y reparación de máquinas de coser (tanto domésticas como industriales) y no ha dejado de trabajar durante el estado de alarma porque, aunque su establecimiento permaneció cerrado hasta inicios de mayo, estuvo en contacto directo con talleres de confección industrial y clientes. "Durante el confinamiento he vendido más máquinas industriales porque los talleres han tenido más trabajo. Se han tenido que poner a fabricar mascarillas y batas y continúan. De hecho, sigo vendiendo este tipo de máquinas", indica Juan José, que estima su precio en una horquilla que va desde los 1.000 y a los 5.000 euros.

Asimismo, fue incluido en un grupo de washtapp de personas que llevan cosiendo mascarillas en sus domicilios desde el inicio del virus y le han ido llamando conforme necesitaban su servicio. Precisamente, ahora, una vez abierto su comercio, son las ventas y reparaciones de máquinas de coser domésticas lo que centra su labor."Tengo mucho trabajo. Mucha gente viene con máquinas estropeadas y otras han descubierto el mundo de la confección y vienen a comprar. La gente se interesa por la costura", resalta.

Juan José también apunta que en estos momentos hay mucho trabajo para el sector en Zaragoza. "Estamos muy pocos y el tema va para largo en los talleres de confección en cuanto al textil sanitario se refiere", concluye.

Siga toda la información sobre el coronavirus, en HERALDO.

La actualidad sobre la covid-19, minuto a minuto.

Conforme a los criterios de

¿Por qué confiar en nosotros?