valdejalón
La ayuda de los 'forasteros' permite cazar más de 1.000 conejos en Épila en 15 días
El pago de 0,70 euros por pieza ha servido de reclamo para que en dos semanas cerca de 100 cazadores de toda España se hayan acercado a esta localidad.
A grandes problemas, grandes soluciones. Desde hace años, Épila -como tantos otros municipios de Aragón- sufre las consecuencias de la plaga de conejos que puebla sus campos. Estos animales se reproducen a más velocidad que nunca, tienen una elevadísima tasa de supervivencia a las enfermedades y son inmisericordes con las cosechas de los agricultores.
Los daños que causan en los campos de cereal e incluso en los frutales -al roer la corteza de los árboles- son enormes y se repiten año a año sin remedio. Por eso, el Ayuntamiento de Épila concluyó que la alianza entre cazadores y agricultores era la única solución posible. Y pidió ayuda exterior con un llamativo reclamo: pagar 0,70 euros por conejo cazado.
La medida, adoptada hace apenas dos semanas, está dando sus frutos. En este tiempo, cerca de un centenar de cazadores se han acercado hasta esta localidad de la comarca de Valdejalón, procedentes de lugares como Galicia, Cantabria, Guipúzcoa o Navarra. “La semana que viene llegarán unos de Huelva”, cuenta Carlos López, ‘Charly’, el guardia forestal que se encarga de la gestión del enorme coto de caza municipal.
Solo con los ‘forasteros’, en Épila se han cazado casi 1.000 conejos en estas dos semanas, una cifra a la que hay que sumar las piezas abatidas por los cazadores locales. El objetivo del Ayuntamiento es alcanzar los 50.000 conejos cazados al año, más del doble de lo que se consigue actualmente. “La valoración que hacemos es muy positiva, porque hemos conseguido poner a todo el mundo de acuerdo con el objetivo común de reducir los daños que producen los conejos”, señala Jesús Bazán, alcalde de Épila.
Los cazadores que llegan de fuera han venido atraídos por el reclamo del pago por conejo cazado, pero la mayoría de ellos “ni siquiera lo cobra”, dice Charly. Al fin y al cabo, los 70 céntimos apenas dan para pagar los cartuchos y, en el mejor de los casos, el almuerzo. “Como vienen de sitios donde no hay tanto conejo, solo con que les invitemos a cazar aquí ya están contentos”, apunta el guarda rural.
Las cuadrillas que vienen de fuera llegan en grupos de entre dos y cinco cazadores, y muchos pasan en Épila todo el fin de semana. “Algunos te dicen que tienen intención de venir con las familias para ver la zona y hacer un poco de turismo”, señala Charly. “El que viene de fuera algo de dinero gastará...”, celebra el alcalde.
El buen tiempo también ha ayudado estas dos semanas. Tanto que en una sola jornada se llegaron a reunir doce cuadrillas venidas de fuera. En total, más de 20 cazadores. En días como esos, los guardas del coto quedan con ellos y los distribuyen por algunos parajes de las más de 15.000 hectáreas de coto municipal. “Se les explica cómo tienen que actuar y los vamos dejando por los campos”, apunta Charly. Incluso hay gente de fuera que acude entre semana, sobre todo jubilados que viven en Zaragoza o su entorno.
Con su ayuda, en Épila esperan acabar con la plaga o, al menos, controlar su expansión. Los campos de cereal, literalmente arrasados, dan testimonio de los efectos que causan estos animales. En el caso de los frutales es aún peor. Cuando se ceban con los árboles, roen su corteza y causan daños de tal gravedad que obligan a cortarlos, volver a plantar ejemplares y esperar varios años a que den sus frutos.
