Once niños han muerto en Aragón a manos de sus padres o familiares en los últimos 20 años

Al asesinato de Naiara, la menor de 8 años torturada en Sabiñánigo, se suman otras diez muertes violentas: incluidas las de dos recién nacidos.

La Policía Científica de la Guardia Civil, accediendo a la vivienda de Sabiñánigo donde fue torturada la pequeña Naiara, de 8 años, en julio de 2017.
La Policía Científica de la Guardia Civil, accediendo a la vivienda de Sabiñánigo donde fue torturada la pequeña Naiara, de 8 años, en julio de 2017.
Laura Zamborain

El asesinato del pequeño Gabriel en Almería a manos de Ana Julia Quezada, compañera sentimental de su padre, ha conmocionado a todo un país y ha vuelto a recordar a todos cuan cruel puede ser la naturaleza humana. Porque nadie se explica cómo alguien puede encontrar argumentos para acabar con la vida de un niño de 8 años, según ella misma ha confesado, golpeándole con la parte roma de un hacha y estrangulándolo después. Más incomprensible resulta todavía semejante conducta cuando se supone que entre la supuesta asesina y la víctima existían lazos afectivos.

Por desgracia, los crímenes -asesinatos, homicidios o imprudencias- en los que las víctimas son niños se repiten con cierta frecuencia. Y basta echar la vista atrás para comprobar que a lo largo de los últimos 20 años han sido hasta once los menores -desde recién nacidos a una niña de 8 años- que han perdido la vida de esta manera solo en Aragón. Por estas desgraciadas muertes han sido condenadas nueve personas y una más aguarda juicio. Otras dos ni siquiera pudieron sentarse en el banquillo porque se suicidaron. Se da la circunstancia de que todos los responsables de estos infanticidios eran sus propios padres o madres o un tío.

Naiara: torturada con una raqueta eléctrica y grilletes en Sabiñánigo (2017)

Como adelantó HERALDO, la pequeña Naiara, de 8 años, murió en un hospital de Zaragoza el 7 de julio de 2017 como consecuencia de las atroces torturas a las que supuestamente le sometió su tío durante horas en una vivienda de Sabiñánigo. La investigación contra Iván Pardo Pena, de 33 años, sigue abierta, pero los datos que han trascendido del sumario resultan escalofriantes. La niña sufrió descargas eléctricas en los pies y en los muslos, que presuntamente le provocó su tío con una raqueta cazainsectos. Al parecer, este la inmovilizó con unos grilletes y le puso un calcetín en la boca para que no gritara. Se trata solo de un ejemplo del calvario que padeció antes de morir la menor, a la que metieron la cabeza en una bañera y obligaron a pasar toda una noche arrodilladas sobre piedras.

Una menor deja morir a su recién nacida en Zaragoza (2014)

Un juzgado de Menores condenó a 14 meses de libertad vigilada a una chica de 17 años por el fallecimiento de su bebé, al que dio a luz sola en un domicilio del barrio de San José de Zaragoza. El alumbramiento se produjo el mediodía del 16 de diciembre de 2014 en el dormitorio de la joven, que no pidió ayuda a nadie -aunque en la vivienda se hallaba su propia madre- y cortó el cordón umbilical con unas tijeras, sin llegar a pinzarlo. Según la sentencia que condenó a la joven madre por homicidio imprudente, como consecuencia del traumático parto la chica, agotada y debido a la pérdida de sangre, se quedó dormida. Cuando su madre entró después en la habitación, halló muerto al bebé -que era una niña y había nacido sana- entre las sábanas.

Muere un bebé de un mes por los violentos zarandeos de su padre (2014)

La Audiencia de Zaragoza condenó en febrero de este año a Rachid Belarabi por la muerte de su bebé en el barrio de Santa Isabel de la capital aragonesa. Según la sentencia, el fallecimiento se produjo el 14 de abril de 2014 como consecuencia de los violentos zarandeos a los que el hombre sometió a la criatura. La Fiscalía acusaba inicialmente al padre de asesinato y pedía una condena de 28 años de cárcel (incluía las 15 fracturas provocadas también a otro hijo que tuvo un año después), pero la pena que se le impuso fue de 5 años y medio, ya que los hechos se calificaron como homicidio imprudente. La madre de los niños fue condenada también a dos años y medio por las lesiones del segundo hijo.

Acaba con la vida de su hija asfixiándola con una gasa (2010)

 

La Audiencia Provincial de Zaragoza condenó a nueve años de prisión a una joven zaragozana por causar la muerte de su niña, a la que dio a luz sola en el baño de su casa.


Nueve años de cárcel por un delito de asesinato. Esa fue la pena que la Audiencia de Zaragoza impuso a Tamara Bernad Bailo por acabar con la vida de su recién nacido, al que causó la muerte por asfixia introduciéndole una gasa en la garganta. La joven, que entonces tenía 22 años, mantuvo oculto su embarazo y tampoco pidió ayuda a la hora de dar a luz. El alumbramiento se produjo el 3 de abril de 2010 en el baño de la casa de sus padres en el barrio zaragozano de San Juan de Mozarrifar. El fiscal pedía 18 años de cárcel, pero, como pedía el abogado de la defensa, Javier Osés, el Jurado concluyó que la madre tenía las facultades muy disminuidas cuando se produjo el parto. Apreció también la atenuante de arrebato, así como la eximente incompleta de trastorno mental transitorio. La defensa pidió el indulto, pero no fue concedido.

Una circuncisión ilegal con resultado de muerte (2008)

Los padres de un niño de siete meses fueron condenados a año y medio de prisión por una circuncisión ilegal en un domicilio del barrio de la Jota, en la capital aragonesa. La pareja, de origen nigeriano, solicitó los servicios de un curandero y su mujer -también condenados- para llevar a cabo la intervención, que se practicó con una cuchilla de afeitar desechable. El pequeño murió desangrado el 26 de noviembre de 2008. Un acuerdo entre Fiscalía y defensa permitió rebajar considerablemente la pena, ya que la primera consideraban inicialmente que los hechos debían ser castigados como un delito doloso y proponía una condena de 13 años de cárcel para el matrimonio.

Tres mujeres condenadas por la muerte de tres hermanos en un incendio (2007)

La trágica muerte de tres hermanos -dos gemelos de seis meses y un niño de año y medio- en el incendio de una vivienda en la localidad turolense de Torrecilla de Alcañiz le costó año y medio de cárcel a tres mujeres: la madre, la abuela y una tía-abuela de las criaturas. La Fiscalía las consideraba inicialmente responsables de tres delitos de homicidio, por salir huyendo y no hacer todo lo posible por salvar a los pequeños. Pero hubo un acuerdo entre las partes que redujo considerablemente las penas. En el escrito de conformidad se decía que las tres acusadas "abandonaron" a los niños "vulnerando ese deber básico de cuidado y protección que su posición exigía respecto de los bebés indefensos".

Mata a su sobrino tirándose con él desde un octavo piso (2007)

 


Un niño de dos años falleció en 2007 en el barrio del Actur de Zaragoza al ser arrojado por su tío desde un octavo piso. El hombre, de 31 años, también se lanzó al vacío.


Henry Andrés Cabrera Córdoba, de 31 años, acabó con su vida cometiendo al mismo tiempo uno de los crímenes más horribles que puede perpetrar un ser humano. Antes de saltar por la ventana de un octavo piso, cogió a su sobrino, de dos años, y se tiró con él al vacío. Los dos murieron en el acto al impactar contra la acera. El terrible suceso se produjo el 18 de septiembre de 2007 en el barrio del Actur de Zaragoza. Al parecer, poco antes, el hombre y su hermana -madre del menor- habían mantenido uno discusión.

Un capitán de la Base asesina a su mujer y a su hija a tiros (2006)

El capitán del Ejército del Aire Manuel Cuadra Herrera, de 39 años, se quitó la vida el 12 de enero de 2006 tras matar antes a tiros a su mujer, de 35, y a la hija de ambos, de 5. El doble crimen se produjo en una de las viviendas unifamiliares de la Base Aérea de Zaragoza, cuando la mujer acudió a recoger a la menor, ya que la pareja llevaba tres años separada legalmente. Al parecer, el oficial podía tener premeditado el doble asesinato, ya que parecía no encajar la relación sentimental que había iniciado su exmujer, también militar, con un comandante de la Base

Arroja a su hijo de dos años a un canal de riego en Sádaba (1997)

Alejandro Pérez Gállego fue condenado a 15 años de prisión por el asesinato de su hijo dos años, al que arrojó a un canal de riego en Sádaba el 10 de julio de 1997. Según relató en el juicio el infanticida, decidió acabar con la vida del pequeño para que "dejara de sufrir", ya que se estaba separando de su mujer y el régimen de visitas pactado solo le permitía verlo los fines de semana. "El niño quería estar conmigo. Siempre que lo llevaba a Zaragoza lloraba al ver a su madre. Eso me encogía el alma. Yo le quería más que su madre", llegó a decir en la vista.

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