ZARAGOZA

Piden 28 años de cárcel para los padres del bebé que murió por una circuncisión ilegal

El fiscal también acusa de homicidio al curandero que practicó el corte, con una cuchilla de afeitar, y a su mujer, que le ayudó.

La fiscalía ha formulado ya escrito de acusación contra los nigerianos Nosa Nathaniel Omozusi y Joy Vicent, padres del bebé que falleció en noviembre de 2008 tras serle practicada una circuncisión ilegal en el barrio de La Jota. Como presuntos autores de un delito de homicidio por dolo eventual, cada uno de ellos se enfrenta a una pena de 13 años de cárcel. El padre del niño está acusado además de un delito de atentado y otro de amenazas, ya que agredió a los agentes que acudieron a detenerle. Por estos hechos, se le piden otros dos años de cárcel.

 

El ministerio público también responsabiliza de la muerte del pequeño, de solo siete meses, a una pareja afincada en la localidad navarra de Tudela. Se trata del curandero que se desplazó a Zaragoza para practicarle la circuncisión, Monday Isibor, y su mujer, Emily Adesuwa Agbinoba. Al igual que a los padres del fallecido, se les acusa de un delito de homicidio. Sin embargo, al no concurrir en su caso la agravante de parentesco respecto a la víctima, las penas a las que se enfrentan son algo menores: diez años cada uno.

 

Por la gravedad de los hechos, el juez decretó en su día que tanto los padres como curandero ingresaran en prisión provisional. Un año después, los dos varones continúan privados de libertad en Zuera. Sin embargo, la madre del bebé logró abandonar el centro penitenciario el pasado mes de mayo, previo pago de la correspondiente fianza.

 

En el escrito dirigido a la Audiencia Provincial de Zaragoza, la fiscalía dice que los cuatro procesados decidieron practicar la circuncisión al menor "de común acuerdo". Y lo hicieron, apunta, "sin haber consultado a ningún médico pediatra y desechando la idea de que se practicase en un centro médico y con las debidas condiciones sanitarias". Los padres del bebé pactaron en 150 euros el precio de la intervención, y decidieron que esta tuviera lugar en su propio domicilio, ubicado en el número 12 de la calle del Río Matarraña.

El corte no fue continuo

La pareja de Tudela llegó a la vivienda de la capital aragonesa el 26 de noviembre, sobre las cinco de la tarde. Una vez allí, se decidió que la circuncisión se haría en el cuarto de baño. El padre del bebé y la mujer del curandero se encargaron se sujetar fuertemente al niño para que no se moviera. El procesado Monday Isibor cogió entonces una cuchilla de afeitar de la marca "Bic" y procedió a realizar una incisión en el pene del menor.

 

Sin embargo, como hace constar el ministerio fiscal en su escrito de acusación, la "impericia" del procesado hizo que el corte no fuera continuo. Además, la cuchilla "penetró con mayor profundidad, produciéndole una hemorragia al bebé". Pese a ello, el curandero y su compañera regresaron aquella misma tarde a Tudela.

 

Como el niño lloraba y seguía sangrando, su madre decidió llamar después por teléfono a la pareja. Pero Monday Isibor no le dio ninguna importancia, y le dijo a la mujer que no se preocupara, "que era una circuncisión normal". Para cortar la hemorragia, le pidió que administrase al bebé "Betadine".

 

Las recomendaciones del curandero no sirvieron para nada, porque el niño siguió sangrando durante toda la noche. A la mañana siguiente, sobre las 7.30, sus padres decidieron por fin ponerse en contacto con el 112. Al ver que los médicos no llegaban, ellos mismos decidieron trasladarlo al centro de salud de La Jota, donde llegó inconsciente y con parada cardio-respiratoria. A pesar de los esfuerzos de reanimarlo, el personal sanitario solo pudo certificar su muerte, a consecuencia de un shock hipovolémico hemorrágico.

 

La abogada que asiste a los padres del bebé, Soraya Laborda, pide su absolución. Por su parte, el letrado Francisco Javier Osés, que representa al curandero y a su mujer, considera que estos son responsables de un delito de homicidio imprudente, por el que solicita una condena de un año de prisión. Ambos se apoyan en una sentencia de la Audiencia de Almería, en la que por un caso similar, pero en el que no murió el niño, el tribunal concluyó que se trataba de una imprudencia.