El Café 1885 abre sus puertas en el antiguo local de la Joyería Aladrén

Después de casi ocho meses de trabajos de recuperación se inaugura al fin este espacio situado en el número 25 de la calle Alfonso, consagrado a evocar con elegancia la Zaragoza de finales del siglo XIX  

Con algo de pompa, todo el boato y sin pífanos, por aquello del pulso eterno entre la elegancia y la estridencia, el Café 1885 ha abierto sus puertas este jueves 7 de abril en el número 25 de la calle Alfonso de Zaragoza. Se trata de un nuevo establecimiento hostelero, ubicado en el corazón de la arteria más populosa de la ciudad, y que recrea con fidelidad la estética de uno de los comercios más elegantes de la ciudad a finales del siglo XIX, la Joyería Aladrén, situada desde hace 137 años en ese emblemático punto. 

La puesta de largo se ha celebrado este jueves por la tarde con un pequeño evento que ha querido ser algo así como una ceremonia de agradecimiento a los profesionales que durante nueve meses han trabajado en la recuperación de su antiguo esplendor.

El propietario, Santiago Baselga, representa la quinta generación al frente del histórico local. Este jueves no quería acordarse de los problemas que hubo con los últimos inquilinos y del deterioro del local. “Lo ves ahora tan bonito y parece que no ha pasado nada, pero solo los 50 profesionales que han trabajado aquí saben el trabajo que ha habido que hacer”, rememoraba. Santiago disfrutó charlando con unos y otros. “Esta inversión –dijo– no va a tener un retorno vendiendo cafés; ha sido algo muy emocional, que tenía que hacer, porque ver la situación de deterioro me tocó en el orgullo”.

“Lo ves ahora tan bonito y parece que no ha pasado nada, pero solo los 50 profesionales que han trabajado aquí saben el trabajo que ha habido que hacer"

Para Baselga, se ha conseguido un doble objetivo: devolver la imagen de la antigua joyería a lo que fue en 1855 y, por otra parte, “plantear un proyecto con todas las comodidades de hoy en día”. De alguna forma, hacer un viaje en el tiempo, pero con una iluminación y un sistema de ventilación de última generación, o una cocina para elaboraciones a baja temperatura.

Foto del Café 1885 que abre sus puertas en el antiguo local de la Joyería Aladrén en Zaragoza
Foto del Café 1885 que abre sus puertas en el antiguo local de la Joyería Aladrén en Zaragoza
Oliver Duch

Los arquitectos de Cronotopos, Laura Cabeza y Alejandro Lezcano, han diseñado el proyecto y coordinado las obras. El ímpetu de su juventud ha sido, de alguna forma, lo que animó a Santiago Baselga a hacer una inversión mayúscula. Laura ha estado todo el tiempo a pie de obra. Este jueves se mostraba especialmente orgullosa de la escalera que da acceso al nuevo espacio de la bodega. “Es donde más hemos dejado nuestro sello; parece una escultura con vegetación, un bonito pasamanos y una gran lámpara”.

Los trabajos de recuperación, que comenzaron el pasado mes de septiembre, se han centrado en recuperar la esencia del local, reparando en primer lugar los desperfectos más evidentes acumulados en 137 años; luego se centraron en el remozado de la madera, decapando sin miedo para llegar a la esencia del material original. En cuanto a los techos, a fin de preservar el artesonado, se ha efectuado un trabajo exhaustivo que permitiese el lucimiento sin descuidar los detalles. En la fachada se han recuperado los mármoles negros originales, la forja antigua, el latón y plata que permanecía bajo una capa de purpurina.

Laura Cabeza y Alejandro Lezcano,, los responsables de distintos gremios brindaron con cava. Turibas Ostalé y los restauradores Fernando del Campo y Teresa Cosculluela comentaban los detalles de la recuperación de la madera de la fachada y del salón principal. “Ha sido muy laboriosa –aseguraban–, cada 15 años daban una mano de pintura o de barniz y los volúmenes y los colores originales estaban ocultos”.

Juanjo Moreno, responsable del diseño interior de la barra; el electricista Antonio Vallés y el restaurador del parqué de la sala Luis XVI, José Manuel Beatove, también charlaban animadamente. A su lado, el herrero Miguel Tenas mostraba “lo cómoda y bonita que ha quedado la escalera”. Para todos ellos fue una gran jornada de convivencia y de amistad.

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