'aragón, un país de montañas'

Un paseo por la Comunidad sin pisar el suelo

Para hacer accesible su visita, cada vez un mayor número de destinos aragoneses cuentan entre sus atractivos turísticos con pasarelas que permiten a los viajeros recorrer el trazado de sus ríos y conocer la belleza que esconden las formaciones que el agua ha ido modelando con el paso de los siglos.

Las pasarelas que recorren el cañón del río Vero en Alquézar (Huesca).
Las pasarelas que recorren el cañón del río Vero en Alquézar (Huesca).
Laura Uranga

A lo largo de los siglos, los ríos que recorren Aragón, con su trasiego de agua, han modelado a su antojo el paisaje, consiguiendo increíbles formaciones que, hasta hace algunos años, estaban reservadas solo para unos pocos intrépidos. Para hacer de estos lugares, en algunos casos intransitables, destinos para todo tipo de turistas, cada vez son más los municipios que cuentan entre sus atractivos con pasarelas fluviales que permiten pasear por la Comunidad sin pisar el suelo. Eso sí, no todas son aptas para todos los públicos, ya que algunas se elevan a varios metros de altura, lo que, por otro lado, las convierte en una experiencia inolvidable para los amantes del vértigo.

Entre los destinos aragoneses, Teruel ofrece un gran número de opciones. La ruta del Parrizal, en Beceite, es una de las más conocidas y transitadas. A través de ella, cuyo recorrido dura aproximadamente unas dos horas, los turistas disfrutan de uno de los rincones con más encanto del Matarraña. En el municipio de Calomarde, las pasarelas discurren por el camino marcado por el cañón del río Blanco. Una ruta suave y accesible de unos seis kilómetros de ida y vuelta. Entre Aliaga y Montoro de Mezquita, el río Guadalope ha moldeado los estrechos de Valloré, cortados de apenas tres metros de ancho entre moles de roca de más de cien metros de altura que pueden recorrerse en una hora y media sin demasiada dificultad. Por último, la senda fluvial de Aliaga permite transitar los estrechos de Aldehuela y de la Hoz Mala gracias a las pasarelas instaladas sobre los ríos La Val y Guadalope.

Por su parte, en la provincia de Huesca, los visitantes podrán rodear el municipio de Alquézar por la orilla del río Vero y disfrutar de sus increíbles vistas. No aptas para todos los púbicos, las pasarelas de Montfalcó, en el límite entre Huesca y Lérida, destacan por su espectacularidad y, a 80 metros sobre el río, los turistas más valientes podrán atravesar las pasarelas de Panticosa, las más recientes, que acompañan al río Caldarés en su recorrido.

Siete recorridos de altura por donde el río dibuja el paisaje

Compartir, de la mano del río, el recorrido que este ha ido cincelando en la roca a lo largo de los siglos. Esta es la experiencia que las pasarelas fluviales acercan a los visitantes y que ha hecho de estas estructuras un atractivo turístico que algunos municipios han ido incorporando a su oferta para captar la atención de los viajeros.

Las últimas pasarelas fluviales aragonesas en sumarse a la lista son las de Panticosa. La estructura metálica que se alza sobre el río Caldarés tiene algo menos de un kilómetro de extensión y atraviesa el congosto a 80 metros sobre el río, por lo que no es una experiencia apta para quienes sufren de vértigo. Tampoco podrán acceder a ella los menores de siete años ni quienes midan menos de 130 centímetros.

La ruta se inicia desde el telecabina de la pista de esquí, donde los que deseen realizarla tendrán que obtener la entrada, cuyo precio es de cuatro euros, o de tres en caso de adquirirla con antelación por internet. El primer tramo cuenta con una gran verticalidad y conduce a la pasarela colgante, que ofrece una vista espectacular del abrupto barranco. Unos 25 metros más abajo, comienza el segundo tramo, más largo que el anterior pero ya en la margen derecha.

Tras las pasarelas se toma un camino que se introduce en la zona boscosa, hasta llegar en unos metros a un cruce en el que se plantean dos opciones para completar el recorrido: el de la izquierda, que prosigue en suave ascenso hacia el Mirador O’Calvé, o la variante, por la que se puede retornar hasta Panticosa por el camino de As Paúles y el barranco Bachato. La primera de las opciones tiene una duración total de unos 55 minutos y la segunda de unos 45.

En Alquézar, las pasarelas rodean la villa por su parte baja, siguiendo el curso natural del río Vero. Se trata de una ruta de montaña semi-equipada, de tres kilómetros y 180 metros de desnivel positivo y unas dos horas aproximadas de duración, en la que los turistas encuentran áreas de camino irregular y zonas de pasarelas que les permiten disfrutar del entorno del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.

El precio del recorrido es de cuatro euros por adulto y gratuito para los menores de 11 años. Durante el periodo estival, del 1 de julio al 16 de agosto, el horario de visita se amplía de 8.00 a 20.00.

En el límite entre las provincias de Huesca y Lérida se encuentra una de las rutas más espectaculares: las pasarelas de Montfalcó. El recorrido, que parte desde Montfalcó –antiguo pueblo oscense perteneciente a la localidad de Viacamp, en la Ribagorza– hasta La Masieta (Lérida), es de unos 8 kilómetros a pie durante unas tres horas y comienza en el aparcamiento situado junto al albergue Casa Battlé, en dirección al congosto de Mont-Rebei. Durante el recorrido, no recomendado para personas con vértigo, hay varios tramos de pasarelas, algunos solo aptos para los más intrépidos, como una primera construcción que salva un desnivel de 33 metros a través de la roca.

Para realizar la ruta partiendo desde la parte aragonesa no es necesario, por el momento, adquirir ninguna entrada ni reservar plaza.

Del Matarraña a la Sierra de Albarracín

La provincia de Teruel es la que más estructuras de este tipo alberga. Una de las rutas de pasarelas más populares y concurridas es la del Parrizal de Beceite, en la comarca del Matarraña. Desde la localidad, el recorrido tiene una duración de algo más de dos horas. El primer tramo de aproximación es por un camino de tierra de unos 800 metros hasta la verdadera ruta, que discurre entre senderos boscosos y pasarelas de madera que van remontando el río Matarraña durante un total de unos seis kilómetros. La entrada a la ruta es gratuita, pero para estacionar el vehículo para acceder a ella es necesario adquirir un tiquet por internet que cuesta 10 euros por coche o autocaravana y cuatro si se va en moto.

A través del cañón del río Blanco, la ruta del Barranco de la Hoz une los pueblos de Calomarde y Frías de Albarracín, en pleno corazón de la Sierra de Albarracín. Inaugurada en 2015, ahora esta ruta –antes solo de ida y vuelta– también ofrece la posibilidad de recorrerla de manera circular, iniciándola desde Frías. El camino, poco exigente pero de gran belleza, convierte a esta excursión en una de las más accesibles para todo tipo de públicos, incluyendo niños y mascotas. La distancia es de unos 8,5 kilómetros y la duración total de unas dos horas y 40 minutos.

Las pasarelas construidas en el estrecho de Valloré, en Montoro de Mezquita (Teruel).
Las pasarelas construidas en el estrecho de Valloré, en Montoro de Mezquita (Teruel).
Laura Uranga

Desde el año 2017, las pasarelas levantadas en el estrecho de Valloré, en Montoro de Mezquita, municipio del Maestrazgo, permiten recorrer el primer tramo de este congosto a la orilla del río Guadalope. Los casi 200 metros de pasarelas instaladas a lo largo del cortado lo convierten en una ruta fluvial apta para toda la familia y en un excelente espacio para disfrutar de la naturaleza. La ruta comienza en las eras de Montoro de Mezquita y, tras recorrer un kilómetro, se accede al cortado donde se inicia el recorrido por las pasarelas.

En el municipio de Aliaga, conocido por su parque geológico, recorrer los estrechos de Aldehuela y de la Hoz Mala es posible gracias a las pasarelas instaladas sobre los ríos La Val y Guadalope. Esta ruta se puede realizar en dos partes: un primer tramo de 6,5 kilómetros, sin apenas desnivel, que se realiza en algo menos de dos horas y que se inicia en el barrio de Santa Bárbara y termina en el embalse de La Aldehuela, frente a la antigua central térmica, y una segunda parte de tan solo 2,5 kilómetros que se recorre en una hora. La ruta se dirige al interior de la Hoz Mala por un viejo sendero hasta las ruinas de una antigua central más pequeña.

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