Los pueblos bonitos de Huesca ordenados de más a menos imprescindibles por National Geographic

La lista de las preferencias de la prestigiosa revista de viajes la encabezan localidades asombrosas que merece la pena visitar o repetir si ya las conoces.

Vista de Lanuza desde el lago.
Vista de Lanuza desde el lago.
Laura Uranga

Habrá que creer que ‘National Geographic’ tiene un cariño especial a Aragón. La publicación de viajes peina todo el territorio nacional e internacional con listados de preferencias en conceptos muy distintos, pero pone el foco en Aragón a menudo. Esta vez se ha fijado especialmente en el Alto Aragón, y ofrece su listado de los 10 pueblos de Huesca que entran por los ojos y se quedan en el corazón.

Una selección significa que se excluyen cosas o personas. Pasa en los mundiales de fútbol y en las recomendaciones viajeras. En este caso, las 10 localidades elegidas no ofrecen dudas acerca de su belleza e interés para la visita. ¿Que hay más? Claro que sí, pero en algún lugar había que poner la raya, y la revista ha decidido quedarse en 10. Además, lo hace al estilo de las listas de favoritos musicales: desde el final, en cuenta atrás, hasta su número 1.

Lanuza

En el puesto 10, el pueblo integrado en el municipio de Sallent de Gállego tiene belleza e historia propia, asociada al embalse que la baña y que la sepultó en 1976. Con los años se han recuperado terrenos y edificaciones que no quedaron bajo las aguas. En julio es el anfitrión de uno de los festivales musicales con más historia de España: Pirineos Sur.

Sallent de Gállego

En el puesto 9 está precisamente Sallent, un punto básico del turismo en el valle de Tena, tanto en verano como en invierno, ya que incluye la urbanización de Formigal y su estación de esquí alpino, integrada en Aramón. Sallent cuida la estética pirenaica de sus calles, aunque haya crecido bastante en las últimas décadas. Anda sobrada de restauración, y cuida a sus figuras clave, desde Fermín Arrudi a Mariano Fanlo.

Riglos

Está en el 8, pero podría andar más alta en la lista. El centro del Reino de los Mallos tiene a esas increíbles moles de piedra a las espaldas, símbolo del Prepirineo y reto para los escaladores. Dentro del pueblo, se puede visitar la Ermita de San Martín y la parroquia de Nuestra Señora del Mallo. Es la cabecera de un hermoso municipio con muchas pedanías, pegado al pantano de la Peña.

Torla-Ordesa

La séptima posición es para Torla: lo del guión y Ordesa es el nombre del municipio, cambiado hace unos años para hacer notar que esta localidad es la puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido por su extremo occidental. El pueblo es precioso, y destacan iglesia románica de San Salvador, el castillo reconvertido en abadía y museo etnológico y la plaza mayor del siglo XIII. Su carnaval es impresionante.

Montañana

No hay que confundirlo con la barriada de Zaragoza. Montañana, en el número 6, es un pueblo en el que el tiempo se paró hace casi 1.000 años: está en la alta Ribagorza, y la visita permite entender cómo se vivía en pleno siglo XII. Desde el hospital de peregrinos, que se refiere a hospitalidad y no a salud, a la iglesia románica de Nuestra Señora de Baldós en todo lo alto, la visita te transporta a una película medieval.

Graus

El puesto número 5 es para la localidad que presume de hacer la mejor longaniza de Aragón y, por qué no decirlo, del mundo. Las casas Melba y Aventín copan el mercado de este producto con el sello de Graus. En el pueblo, eso sí, hay mucho más para ver, empezando por su preciosa plaza mayor. La Virgen de la Peña es otra maravilla, así como el Santo Cristo de Graus, que los viajeros comparan a escala con el de Río de Janeiro.

Ansó

Otro habitual de las listas de lugares bonitos de Aragón y España. Aquí ocupa el cuarto lugar: es uno de los cuatro pueblos de la provincia dentro de la lista de los más bonitos de España, junto a Aínsa, Roda de Isábena y Alquézar. Su caserío de piedra está magníficamente conservado, hay mucha conciencia de respeto a los vestigios históricos como el traje ansotano el último domingo de agosto, que tiene su museo, y migas de lujo en las bordas de carretera.

Roda de Isábena

El pueblo más pequeño de España con catedral es algo más que eso, aunque evidentemente gana la medalla de bronce en esta lista por más cosas. También en la Ribagorza, atrae a los visitantes por la ruta de los puentes sobre el río que le da nombre, la curiosidad de esa pequeña y coqueta catedral y el excelente restaurante situado en su claustro. Junto a la catedral se erige el palacio del Prior, que data del siglo XVI.

Aínsa

La plata es para este pueblo entre ríos, situado en el corazón del Sobrarbe, a la sombra de la Peña Montañesa y que tiene un museo dedicado al quebrantahuesos, el ave más pirenaica de todas. El castillo y la zona vieja, en elevado, rivalizan en impacto con el restaurante Callizo, que tiene una estrella Michelín. En julio, además, el festival del Castillo de Aínsa ocupa todo el mes con actividades culturales de gran interés.

Alquézar

Es el pueblo de la Colegiata, de las pasarelas sobre el Vero, de las calles empedradas y el cura Cabrero, una institución en la zona. Casa Pardina, recién premiada con un Solete Repsol, es el más famoso de sus deliciosos restaurantes. Hay muralla medieval, y en la plaza Mayor se encuentra el museo etnológico Casa Fabián, con el mirador Sonrisa del Viento como punto perfecto para captar una imagen de conjunto. Un gran número 1.

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