Ruta por los nueve pueblos de Aragón que National Geographic sitúa entre los 100 más bonitos de España

La prestigiosa revista de viajes concluye que Teruel es la provincia aragonesa con más pueblos bellos de la región, seguida por Huesca y Zaragoza.

Vista del pueblo bonito de Alquézar
Vista del pueblo bonito de Alquézar
Laura Uranga

La prestigiosa revista ‘National Geographic’ ofreció en un artículo un repaso a las 100 localidades españolas que merecen, por su belleza, una visita en este 2024. Se excluía a las capitales provinciales y a las urbes muy pobladas; se trata de una mirada a la España rural, aunque estén incluidas ciudades pequeñas debido a su encanto especial.

Está claro que todos los aragoneses saben de la belleza de los pueblos aragoneses; de hecho, también lo saben en todo el país y buena parte del extranjero, porque muchos están en el club de los Pueblos Más Bonitos de España.

En la lista de ‘National Geographic’ hay nueve enclaves de Aragón. No sería mal ejercicio recorrerlos todos en este año, sin olvidarse de que la tierra aragonesa tiene maravillas en cada esquina, esperando a que los visitantes las descubran de primera mano. Este recorrido tiene cuatro paradas en la provincia de Teruel, tres en la de Huesca y dos en la de Zaragoza, que se analizan a continuación, también en orden alfabético.

Qué ver en Aínsa-Sobrarbe

Este municipio oscense tiene como centro la localidad de Aínsa, que posee uno de los cascos antiguos más bonitos de Aragón, empezando por su plaza Mayor, sede de todo un Estrella Michelín como el restaurante Callizo. Con la espectacular peña Montañesa a la vista, y muy cercana a otras maravillas como Boltaña o El Pueyo de Aragüás, Aínsa tiene en su castillo al símbolo de identidad visual por excelencia. Además, se ha convertido en un centro de referencia mundial en el terreno de la bicicleta de montaña gracias a la Zona Zero y la multitud de recorridos señalizados en su entorno.

Albarracín

A 30 kilómetros de Teruel, es una verdadera delicia para los sentidos, empezando por el de la vista. Con la muralla en la entrada y la catedral del Salvador en lo alto, se ha convertido en un verdadero imán turístico, dotado de todos los servicios fundamentales. Además de su precioso y empinado entramado de calles, que esconde maravillas como la casa de la Julianeta, Albarracín es la referencia de una comarca mágica, presidida por el color rojizo del rodeno en el monte y llena de lugares maravillosos para el visitante.

Alquézar

La gema de la sierra de Guara tiene dos elementos principales que la caracterizan: su fantástica Colegiata y las pasarelas sobre el río Vero que reciben cada año a miles de visitantes. Un casco urbano muy cuidado, con la piedra a la vista, y la amplia oferta gastronómica son otros polos de atracción del lugar, que tiene además dentro de su municipio a Rodellar y sus paredes mágicas para la escalada. En los últimos años se ha convertido en un elemento clave para la dinamización del turismo en toda la zona y, en general, la provincia de Huesca

Calaceite

El Matarraña es otro aliciente de Teruel, y una de sus joyas es Calaceite, pueblo natal del arqueólogo Juan Cabré, a cuya figura se dedica un bonito museo. La iglesia de la Asunción es una de las razones más claras para acercarse a este magnífico pueblo, que ofrece un paseo precioso por sus empinadas calles. Para los amantes de la historia está el poblado ibérico de San Antonio, desde el que se ven los mejores atardeceres, y en el aspecto gastronómico se encuentra la Fonda Alcalá, elegida en su día como el restaurante familiar de mejor relación entre calidad y precio de Aragón.

Mora de Rubielos

Acostumbrada muchas veces a quedar segunda en las elecciones con su vecina Rubielos de Mora, igualmente bella, el pueblo turolense de Mora de Rubielos conquista a ‘National Geographic’ con argumentos de peso, empezando por su fantástico castillo en pleno casco urbano, con un patio interior de película. También se destaca la cercana excolegiata de Santa María la Mayor, a apenas 100 metros del castillo. Por si fuera poco, los alrededores son perfectos para excursiones con vistas, y hay mucho turismo de compras gracias a los ‘outlets’ deportivos situados en sus inmediaciones.

Roda de Isábena

El pueblo oscense es el más pequeño de España con catedral, la de San Vicente. Es una maravilla a escala que tiene además en su claustro un gran restaurante, especializado en carnes. Roda de Isábena es un pueblo pequeño, en alto, que ofrece además a los más aficionados a las caminatas la posibilidad de combinar la visita con un paseo por los puentes medievales del río Isábena, bajo la mirada atenta del macizo del Turbón. Toda la zona, que da acceso además al valle de Benasque por el este, es una gozada para los amantes de la naturaleza, la historia y la buena gastronomía.

Sos del Rey Católico

En lo más alto de las Cinco Villas zaragozanas, muy cerca de Navarra y el castillo de Javier, se encuentra esta villa medieval que conserva en su interior toda la magia de la época; destaca el gran torreón, la lonja medieval y el Parador, alojamiento impecable que encabeza una oferta hostelera bien dotada para el tamaño del lugar. Sos marca también la entrada a un bonito secreto a voces del paisaje aragonés, la Val D’Onsella, siete pueblos (más el enclave navarro de Petilla de Aragón) que sorprenden por su sencilla belleza.

Tarazona

La capital de la comarca zaragozana del mismo nombre es una ciudad con historia que tiene en la catedral de Nuestra Señora de la Huerta a su símbolo; una impresionante edificación de estilo gótico, con detalles mudéjares que la hacen única. Fue recientemente restaurada tras dos décadas de obras, que constituye una de las visitas necesarias de Aragón para todo el que se acerque por la zona. Tarazona tiene además un conjunto monumental de excepción, con siete iglesias y una mezquita, además de la antigua plaza de toros reconvertida en el mismo centro, junto al río Queiles.

Valderrobres

La capital del Matarraña tiene una imagen que traspasa fronteras: el puente sobre el río Matarraña que da acceso a su casco viejo, coronado por el castillo y la iglesia de Santa María la Mayor, una doble visita turística a la que ningún turista debe resistirse. Lo mismo pasa con el pequeño museo contiguo, que dedica un espacio fijo a la soprano Elvira de Hidalgo, hija de la localidad y maestra de Edith Piaf. Otro aliciente local es el muladar de Mas de Bunyol, en el que el famoso ‘Buitreman’ alimenta cada día a varios centenares de buitres.

Buitreman, con la carretilla llena de despojos del matadero de Valderrobres, rodeado de buitres en el Mas de Bunyol.
Buitreman, con la carretilla llena de despojos del matadero de Valderrobres, rodeado de buitres en el Mas de Bunyol.
Laura Uranga

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