LIBROS. OCIO Y CULTURA

Martínez de Pisón: "En Barbitania se vio la literatura como un elemento básico de la vida”

Periodistas, escritores, fotógrafos y libreros reflexionan sobre el festival literario de Barbastro que ha tenido una gran acogida de público

En la foto, de izquierda a derecha: Olga Merino, Sergio del Molino, Ignacio Martínez de Pisón y Berna González Harbour.
En la foto, de izquierda a derecha: Olga Merino, Sergio del Molino, Ignacio Martínez de Pisón y Berna González Harbour.
Lolo Sampedro.

El Festival Barbitania nació unido a los premios de Barbastro y ha sido, sin exageración alguna, algo más que un pequeño acontecimiento que se celebró este pasado fin de semana a orillas del río Vero. En todas las charlas ha habido público y ha habido momentos especialmente emocionantes: el inicio con un Manuel Vilas confiado y divertido, casi como si fuera un actor, y el final, el domingo hacia la 13.00, hablando de viajes bajo la coordinación de Sergio del Molino, de la curiosidad y la impertinencia, de viajar solos o acompañados, del viajero como turista y como narrador que en el fondo busca los quilates del alma humana de la gente, como dijo Antonio Lucas, y de las ciudades literarias de las que teorizó Sergio Vila-Sanjuán, pero también Olga Merino.

Hubo varias fiestas paralelas: las más laboriosas, las de los jurados, pero también las mesas, los debates, organizados en torno a la palabra ‘vínculo’. Hubo sorpresas todo el tiempo: en el ambiente, tras la primera cita, quedó la imagen de los padres de Manuel Vilas, “que eran muy guapos”, y la obsesión del progenitor del novelista por dejar el coche siempre a la sombra de los eucaliptos gigantes. 

Cuando Manuel Vilas editó la novela ‘Ordesa’, muchos amigos lo llamaron y le escribieron para decirle que sus padres hacían lo mismo. Asumió que el éxito de su novela, además de las revelaciones familiares y el contenido sociológico, también se debía a ese protagonista, que es él, y que resulta ferozmente humano: lidia con el fracaso, con el alcohol, con el desamor. 

Héctor Abad y la educación a la sombra del Opus Dei

El escritor colombiano Héctor Abad, que fue a ver el Museo de los Mártires Claretianos, erigido en memoria de 51 misioneros claretianos que fueron fusilados en la Guerra Civil (algo que también haría el escritor y periodista Sergio Vila-Sanjuán), recordó más a su madre que a su padre, el doctor Héctor Abad Gómez, aunque no pudo huir de lo esencial: estudió de niño en un colegio opusdeísta, pese al agnosticismo de su padre, asesinado el 25 de julio de 1987, y se formó con ‘Camino’ y “los terrores al infierno” que sembraba Josemaría Escrivá de Balaguer. "Por eso me acabo de dar cuenta de que Barbastro fue fundamental en mi infancia y en mi formación", dijo.

Laura Fernández, una de las estrellas de la cita por su desparpajo y su originalidad, recordó que había sido hija única de padres extremeños y que su infancia había estado dominada por las muñecas, una imaginación desaforada y una máquina de escribir en la que empezó a redactar. A la escritora y periodista de ‘El País’ la visitó el sábado una de sus apasionadas lectoras y le dijo, entre otras cosas, que estaba haciendo un inventario de sus personajes: insólitos, estrafalarios e irreductibles. Por la noche, en los salones del Gran Hotel, se entregaron los premios. Más allá de la una, se contactó con los autores: Juan Vicente Piqueras, director del Instituto Cervantes de Jordania, y Menchu Gutiérrez, la mujer que vivió casi una década en un faro y que acaba de coordinar el Cartapacio de ‘Turia’, dedicado a Vicente Molina Foix. 

“Para mí, el festival Barbitania es la prolongación natural de los premios literarios de Barbastro. No olvidemos que el premio de novela, que tiene más de medio siglo de historia, es uno de los más antiguos de España. Han sido unos días de celebración de la literatura y de convivencia entre escritores y lectores: la literatura como un elemento básico de la vida”, dice a HERALDO.ES Ignacio Martínez de Pisón.

Pisón: "Para mí, el festival Barbitania es la prolongación natural de los premios literarios de Barbastro. No olvidemos que el premio de novela, que tiene más de medio siglo de historia, es uno de los más antiguos de España"
Manuel Vilas lee un texto sobre Fernando Marías y recuerda aquello de que "nos gustaba mucho hablar de zapatos".
Manuel Vilas lee un texto sobre Fernando Marías y recuerda aquello de que "nos gustaba mucho hablar de zapatos".
Lolo Sampedro.

El sábado se alternaron las mesas redondas con las firmas de libros en las cuatro librerías de la ciudad. La concejala Blanca Galindo, -que no escamoteó ni elogios ni cariño a la coordinadora de las premios, María Ángeles Naval ni a Cálamo Librería por la organización– recorrió los puestos y se llevó libros dedicados de casi todos los autores: un brillante Agustín Fernández Mallo (dejó frases e imágenes en todas sus intervenciones: “Vivir es un acto de enamoramiento” o “el divorcio es la continuidad del amor por la vía del conflicto”), Benjamín Prado (evocó con cariño a Fernando Marías: “Le decía siempre a mi editor y amigo Chus Visor que Fernando era muy simpático, amable e interesante, y que debíamos quedar más con él en Madrid”), Marta Sanz, que acaba de publicar en Contraseña una antología de sus reseñas a escritoras, Edurne Portela (Marta y Edurne trabajan en ‘Hoy por Hoy’ con Àngels Barceló y disfrutan mucho de “las magias de la radio y la voz”), Ricardo Menéndez Salmón, que dio una orientación filosófica a casi todas sus intervenciones. 

Agustín Fernández Mallo dejó frases e imágenes en todas sus intervenciones: “Vivir es un acto de enamoramiento”, dijo, o “el divorcio es la continuidad del amor por la vía del conflicto”

En la charla sobre Poder, Menéndez Salmón dijo que se imagina que está a punto de abandonar la ficción para siempre y que querría escribir un gran libro sobre Venecia reveló dijo que uno de los recuerdos de su vida había sido “el descubrimiento del mar”. José Ovejero anunció un libro de relatos y dijo que él es “un escritor de imágenes y de personajes antes que de ideas”.

Fernando Marías en el recuerdo

El librero Víctor Castillón está encantado. “Para todos nosotros ha sido una gran oportunidad. ¿Cómo íbamos a tener aquí autores como los que hemos tenido? Para nosotros es un motivo de orgullo, y nos hemos volcado. Todos los libreros. A los autores les han respondido los lectores: han venido de Huesca, Jaca, Valderrobles, Zaragoza, de pueblos vecinos. Oyeron las charlas y se llevaron los libros firmados. Para mí tener a autores como Kallifatides o Vila-Sanjuán ha sido como un sueño. Y creo que a mis compañeros les ha pasado lo mismo”, dice. Agrega. “Creo que la gente se ha ido muy contenta y sorprendida, y eso es muy importante para nosotros para que quieran volver a un encuentro así en años futuros”.

Tras las firmas de sábado y las charlas, entre ellas una sobre feminismo y otra con Theodor Kallifatides y Monika Zgustova sobre la palabra, se rindió homenaje a Fernando Marías, el autor de ‘Arde este libro’ (un auténtico descenso a los infiernos del alcoholismo, la pasión, la ruptura y la destrucción azarosa del otro), entre otros muchos títulos, que falleció hace pocos meses. 

Intervinieron Carlos Marzal, Luis Sánchez, Blanca Galindo, Manuel Vilas (que mezcla el humor con la vida cotidiana: “Hablábamos mucho de zapatos y de películas del oeste”), Benjamín Prado, Antonio Lucas y Aurora Luque, y se sumaron tres poemas jóvenes que rondan los 20 años: Celia Carrasco Gil, Aitana Monzón y Omar Fonollosa, que dejaron el pabellón muy alto. La música de jazz (sonó por ejemplo 'Días de vino y rosas') la pusieron Javi Callén (contrabajo) y Dani Miguel (saxo). Fue un acto emocionante y se recordó a un escritor que ganó el premio en 1991 con ‘La luz prodigiosa’ y que se vinculó al jurado del galardón desde 2006. Carlos Marzal elogiaría no solo su condición humana sino “su capacidad para organizar actos y encuentros con un criterio muy profesional”.

Theodor Kallifatides, la estrella extranjera del encuentro, Ana Cañellas, de Cálamo, y la traductora e intérprete Natalia Gascón.
Theodor Kallifatides, la estrella extranjera del encuentro, Ana Cañellas, de Cálamo, y la traductora e intérprete Natalia Gascón.
Lolo Sampedro.

El propio Vila-Sanjuán, escritor y director de ‘Culturas’ de ‘La Vanguardia’, hace un balance muy positivo: "Me ha gustado mucho participar en el festival Barbitania. En la línea de convocatorias como el Hay festival o el Formentor, representa una buena fórmula para concentrar en una localidad durante algunos días un grupo representativo de escritores que debaten temas literarios. Constituye un formato variado y ameno para el público, y destaca a la localidad convocante en el mapa cultural, atrayendo a amantes de la lectura; en este sentido sería importante que tuviera continuidad. Quiero destacar la buena labor de las librerías apoyando el evento, en mi caso la estupenda librería Castillón, que dispuso escaparates y organizó firmas de libros con enorme profesionalidad y cariño”, dice desde Barcelona el autor de 'El joven Porcel'.

Sergio Vila-Sanjuán: "Quiero destacar la buena labor de las librerías apoyando el evento, en mi caso la estupenda librería Castillón, que dispuso escaparates y organizó firmas de libros con enorme profesionalidad y cariño”

“Barbitania ha sido el nacimiento de algo impensable hace un tiempo. Pero con la ilusión de todos los organizadores y su implicación, es un festival de la alegría que en una feria del libro queda constreñida a las casetas”, dice Pedro Bosqued. “Al expandirse por la población, manejable, peatonal, con cinco librerías empedernidas e históricas; la fiesta surgió porque cada uno puso lo mejor de sí mismo. Es un regalo poder dialogar, escuchar y llevarse ideas de una veintena de colegas con tan diferentes líneas de trabajo creativo. El cartel de ponentes sorprendió y recogió elogios por su variedad y discurso. El público poco a poco disfrutó más de cada mesa y resultó fabuloso ver su implicación, tomando notas, agradeciendo lo expuesto y lo que hasta ahora no habían tenido en su ciudad y ya no olvidarán nunca. La tormenta de ideas y de charlas es algo que ya queda en la memoria”, concluye Bosqued.

María Ángeles Naval es la coordinador de las premios literarios.
María Ángeles Naval es la coordinadora de las premios literarios.
Lolo Sampedro.

Las fotos de este texto son de la periodista y fotógrafa Lolo Sampedro, directora durante muchos años de 'El cruzado aragonés'. Ella no dejó de trabajar ni un instante -como tampoco lo hicieron los periodistas altoaragoneses, entre ellos José Luis Pano, corresponsal de HERALDO, Antonio Raya, Ángel Huguet, etc.- y evalúa así el festival literario: "Barbitania es el Barbastro que queremos, el Barbastro que acoge y recibe. Barbitania, junto a otras iniciativas como BFoto o Polifonik Sond, otorga a nuestra ciudad ese mágico y tan necesario tándem del beneficio humano y económico".

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