Ocio y cultura. Lieratura española

Ignacio Martínez de Pisón: "El mundo de la familia es inagotable, llevamos siglos contándolo"

El Premio Nacional de Narrativa publica 'Fin de temporada', y la presenta el jueves 3 a las 19.30, con Eva Cosculluela, en el Museo Pablo Serrano

Ignacio Martínz de Pisón publica 'Fin de temporada'.
Martínez de Pisón escribe del silencio, del secreto, de la ocultación.
Iván Giménez /Seix Barral.

¿Desde cuándo cree en la fuerza del destino como impulso de la literatura?

La realidad, por sí misma, carece de estructura. Los narradores trabajamos sobre la realidad imponiéndole ese orden, esa estructura que no tiene. En eso, la noción de destino resulta muy útil porque te permite construir una historia sabiendo de antemano el final hacia el que se dirige. Pero esa sensación de predestinación que transmiten algunas historias, incluida esta novela mía, tiene poco que ver con la realidad, donde muchas cosas tienden a ocurrir de modo fortuito, sólo porque sí. Si existiera el destino, habríamos aprendido ya a predecir el futuro, y lo que yo veo es que no es así: aquí sólo se predicen las cosas cuando ya se han producido.

La novela ‘Fin de temporada’, que acaba de publicar en Seix Barral, nace de un relato ocasional que le contaron. ¿Qué le interesó de él?

Un amigo me contó la historia: finales de los años setenta, una pareja joven sufre un accidente cuando viajan a abortar en Portugal, el chico muere en el acto, la chica sale indemne y decide tener al niño... El amigo que me contó la historia no sabía nada de lo que luego les ocurrió a esa madre y ese hijo, de modo que ante mí se extendía el vasto terreno de la imaginación. Ya no me importaba el rumbo que habrían tomado sus vidas en la realidad. Con ese punto de partida, lo que me importaba era que mi imaginación tenía total libertad para escoger entre las infinitas alternativas posibles.

La narración tiene algo de un intenso complejo de Edipo o de dos que se aíslan y se protegen.

Tiene todo un vago aire de tragedia clásica: ese amor absorbente entre esa madre y ese hijo, el pasado que los persigue allá donde van y que acabará alcanzándoles...

¿Quién embellece a quién, Rosa a Iván, o Iván a Rosa?

La mirada de las madres tiende a embellecer a los hijos. En este caso eso ocurre por partida doble, porque Iván es en cierta medida la reencarnación de su padre, único amor de la vida de Rosa... Cuando Iván cumple veinte años, la edad a la que murió su padre, Rosa se da cuenta de lo mucho que se parecen. En Iván su madre quiere al mismo tiempo al novio muerto y al hijo.

Quizá sea esta la novela donde analiza con mayor intensidad la relación madre e hijo. ¿Ha sido deliberado o se dejó ir por la historia?

Siempre he escrito sobre familias, pero pocas veces había tratado el tema de la maternidad, que aquí es llevada casi hasta el extremo: un amor materno tan poderoso que amenaza con convertirse en absorbente y que, en nombre de algo hermoso, acaba haciendo daño.

En cualquier caso, ¿existe alguna diferencia a la que puede haber entre un padre y un hijo en ‘Carreteras secundarias’?

En ‘Carreteras secundarias’ el protagonista adolescente se avergonzaba de su padre porque éste no le servía como modelo o guía. El chico preferiría parecerse a cualquier otro hombre antes que a su padre. En algún momento, sin embargo, se da cuenta de que se parece a él mucho más de lo que creía... Como ‘Carreteras secundarias’, ‘Fin de temporada’ tiene también algo de novela de aprendizaje: los personajes descubren cosas sobre la vida y sobre sí mismos que desconocían por completo.

¿Cuál es la importancia de los secretos en nuestra vida? Dice Iván: “Esa es la cuestión: no eres el mismo si sabes unas cosas que si no las sabes. Saber nos hace diferentes, nos convierte en otras personas.”

Todo el mundo tiene secretos. Hasta las personas más cercanas a nosotros tienen facetas que prefieren no mostrarnos. La ventaja del novelista es que conoce los secretos de todos sus personajes, lo que le convierte en un pequeño dios. El principal secreto de esta novela tiene que ver con las circunstancias que rodearon a la concepción y el nacimiento de Iván, que su madre siempre le ha ocultado. Yo, como novelista, sabía que la historia arrancaría definitivamente en el momento en el que ese secreto dejara de serlo, el momento en el que Iván "supiera". Las consecuencias de ese descubrimiento, de ese "saber", tenían que constituir la parte central de la novela.

"‘Fin de temporada’ tiene también algo de novela de aprendizaje: los personajes descubren cosas sobre la vida y sobre sí mismos que desconocían por completo"

¿Ha querido escribir, también, la novela de dos que huyen?

Rosa es una madre soltera que ha intentado abortar. Una mujer así no lo tenía fácil en la España de aquella época, finales de los años setenta. Lo más sensato era que decidiera desconectar, irse a vivir a un sitio lejano donde nadie la conociera y nada la vinculara con el pasado. Sí, ‘Fin de temporada’ es, entre otras cosas, la historia de una huida.

Otro asunto capital en el libro es la amistad entre dos mujeres. Si buena parte de la novela es el relato de la amistad-dependencia de Rosa e Iván, el otro asunto esencial es la amistad de las dos mujeres.

Rosa y Mabel son dos mujeres a las que la vida ha maltratado y el azar ha acabado juntando. Han dedicado años a tratar de recuperarse de sus heridas. Cuando se conocen se dan cuenta de que, además de un pasado doloroso, tienen en común la necesidad de salir adelante y no tardan en unir fuerzas. Mabel es un personaje al que no puedes sino coger cariño porque, teniendo motivos para escudarse en su condición de víctima, en todo momento rechaza el victimismo.

¿Cómo conviven el miedo, el secreto y el humor, de tono agridulce más bien o melancólico?

Las novelas son una representación de la vida y en ellas, como en la propia vida, tiene que haber de todo: dolor, ternura, amor, drama, humor... Pero me gusta que todo eso esté envuelto en un tono ligero, sin pompa, sin solemnidad. Recuerdo que en una novela de Luis Landero me encontré con el adjetivo “importancioso”, que no existe pero todos entendemos: un importancioso es alguien que sin ser importante se da importancia. Ese tono premeditadamente ligero impide que mis novelas se vuelvan "importanciosas".

No le da pereza situar las novelas en cualquier lugar de España. Melilla, Málaga, Zaragoza, por supuesto, Barcelona, ahora la zona de Tarragona. ¿Cuál es la importancia de ese trabajo de campo geográfico, de los espacios? 

Me gusta ambientar las historias en sitios concretos, reconocibles. En este caso, la elección viene dada por la propia historia: Miami Playa, en la Costa Dorada, y Plasencia, en la provincia de Cáceres. La oposición entre ambos espacios condensa el meollo de la historia. Por un lado está la vida que llevan esa madre y ese hijo desarraigados en un camping de playa en un lugar sin pasado junto a unas centrales nucleares y, por otro lado, la vida que habrían podido llevar en una ciudad antigua, cargada de historia, llena de monumentos venerables... Una novela es diferente según donde transcurre, porque esa localización determina la historia. Aquí he mezclado el ocre de la piedra extremeña y el azul del Mediterráneo pero también el rojo de las fachadas de Toulouse...

"Las novelas son una representación de la vida y en ellas, como en la propia vida, tiene que haber de todo: dolor, ternura, amor, drama, humor..."

No sé si es consciente, o forma parte de un plan de trabajo, que a su manera escriba sus ‘Episodios nacionales’: abarca todas las épocas, hechos históricos claves, la Guerra Civil, la larga posguerra, el eco de los italianos en España, los años en una gran ciudad como Barcelona. ¿Está componiento una panorámica de la vida española con sus convulsiones del siglo XX y XXI?

Mis novelas suelen situarse en unas décadas muy determinadas del pasado siglo. Esta vez he llegado justo hasta el final del siglo. Nunca antes había ambientado una novela en los años noventa. Fue una década poco convulsa, en la que la política estuvo casi siempre en segundo plano. Tal vez por eso es ésta mi novela más intimista. A diferencia de otros libros míos, las cosas que les pasan a los personajes no están condicionadas por la historia colectiva.

Celebramos dos centenarios: el de Galdós y de Delibes. ¿Les debe algo, los admira de un modo particular?

Forman parte los dos de la mejor tradición realista española. Delibes me sorprendió especialmente con su última y excelente novela, ‘El hereje’, escrita cuando tenía cerca de ochenta años. Galdós, por su parte, nos enseñó que el novelista tiene que esforzarse por ser un testigo atento de su época.

Parece que en este libro, casi a la manera de Chirbes, se acerca a una España llena de incógnitas con el tema Vandellós, la central nuclear, que parece cerrado en falso…

De las tres centrales nucleares de ese rincón de Tarragona, sólo dos siguen activas. Pero parece evidente que, cuando los ingenieros del franquismo diseñaron el futuro, esa zona quedó condenada para siempre a formar parte de una España de segunda categoría. Por supuesto, ocurre lo mismo con las otras localidades que tienen centrales nucleares.

Ignacio Martínz de Pisón publica 'Fin de temporada'.
Retrato del escritor zaragozano, premio de las Letras Aragonesas.
Iván Giménez/Seix Barral.

¿En qué cambia un escritor como usted en cada libro?

Pese a los años que llevo dedicado a esto y pese a los muchos libros que he publicado, todavía aprendo cosas con cada nueva novela. Habrá quien vea concomitancias entre esta novela última y alguna de las anteriores. Es normal. Lo raro sería que mis libros no se parecieran nada entre ellos. Pero, desde el punto de vista técnico, intento no repetirme y siempre pruebo cosas nuevas. En esta novela, por ejemplo, he prestado especial atención a los diálogos, que en otras novelas mías tenían menos relevancia.

Cuanto más escribe de las familias,¿comprueba que son más enigmáticas o inextricables?

El mundo de la familia es inagotable. Llevamos muchos siglos contándonos historias de familias y seguramente seguiremos haciéndolo hasta el fin de los tiempos.

FICHA

'Fin de temporada', Ignacio Martínez de Pisón. Seix Barral. Brarcelona, 2020. Presentación en el Museo Pablo Serrano. Jueves, 3 de septimbre, a las 19.30. En conversación con la crítico literario y exlibrera Eva Cosculluela. En colaboración con la librería Antígona.

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