Ignacio Martínez de Pisón: “Más que gustarme el fútbol, me apasiona el Zaragoza”

Este escritor aragonés es un apasionado del Real Zaragoza.

Martínez de Pisón escruta el infinito
Martínez de Pisón escruta el infinito
Asier Alcorta

Una consideración gramatical antes de comenzar. Señor Martínez de Pisón, ¿aragonés es un gentilicio o un calificativo?


Mejor Pisón a secas.


Perfecto, Pisón a secas. Vayamos con la consideración gramatical.


Ambas. Gentilicio porque nací en Zaragoza y calificativo porque ayuda a definirme como persona.


En su caso, es superlativo: muy aragonés o aragonesísimo.


Todo fue obra y gracia de mi madre. De mis padres, ella es la aragonesa. Vivíamos en Logroño, pero mi madre vino a Zaragoza a dar a luz a sus cinco hijos. Cuando yo tenía nueve años, nos establecimos definitivamente en Zaragoza.


¿Qué aromas, qué sabores de esa época ha trasladado a sus obras?


Nos instalamos en la zona de La Romareda. Luego nos fuimos a vivir al centro, cerca de la plaza de los Sitios. A esa Zaragoza vuelvo en casi todas mis novelas.


¿Y su amor por el Real Zaragoza?


Soy muy del Zaragoza. Más que gustarme el fútbol, me apasiona el Zaragoza. También era del Logroñés, pero un año, al poco de venir a Zaragoza, coincidieron los dos equipos en Segunda y fui con mi hermano mayor a ver el partido. Tuve que elegir. Ganó el Zaragoza. Los dos goles de Ocampos me ayudaron a tomar la decisión.


Le sobran las razones...


Los seguidores del Madrid o del Barça viven en un riesgo permanente de frustración. Para ellos, todo lo que no sea ganar significa fracasar. El zaragocista se curte en las derrotas y por eso disfruta doblemente con las victorias. Yo el zaragocismo lo tengo muy cerca. Mi mujer es hija de Luis Belló, exjugador y exentrenador del Zaragoza en la época de Los Magníficos.


¿Qué le dice su suegro?


Hablamos habitualmente de fútbol. El otro día estuvimos hablando del partido con el Alcorcón. Yo lo vi en La Romareda. Cuando vengo a Zaragoza, intento que coincida con algún partido para poder ir.


Si hubiera fichado Guardiola como entrenador del Zaragoza... Pudo ser hace unos años.


Vino a Zaragoza a Portadores de Sueños a la presentación del libro ‘Saber perder’ de David Trueba.


Entonces entrenaba aún al filial del Barça. Y estaba loco por venir...


Desde luego, el título del libro (‘Saber perder’) fue una premonición de lo que vino después. El verano pasado atravesamos el peor momento en la historia del club. Estuvimos a punto de desaparecer. Ahora estoy convencido de que no tardaremos en subir a Primera.


A ver si ganamos hoy en Tenerife...


Es fundamental. En Segunda la cuestión no es hacer un fútbol bonito sino eficaz. La ciudad merece tener a su equipo en Primera.


Siente Zaragoza como algo suyo.


Soy barcelonés porque vivo en Barcelona, pero me siento un zaragozano de Barcelona. Todas las mañanas voy a comprar el HERALDO en una papelería de la calle de Aragón. Por cierto, vivo en esa misma calle.


¿También eso es casualidad?


Se lo tendría que preguntar a mi mujer, ella compró el piso. En la papelería coincido con otros aragoneses que también compran el HERALDO, como Manolo Atarés, hermano de Pepe Atarés.


¿Cómo os sentís los aragoneses en Barcelona?


El aragonés está bien visto en Barcelona. Los nacionalistas confunden España con Madrid y la política ha acabado futbolizándose, como si todo fuera un Barça-Madrid.


Los nacionalismos, qué miedo me dan, que canta Bunbury...


Una cosa es amar a tu tierra, y otra ese nacionalismo ensimismado, que en el fondo es desconfianza hacia el que es diferente, al que no es como tú. A mí me gusta la Barcelona que me recibió en el 82, una ciudad abierta y generosa.


Allí alcanzó el éxito literario.


El ambiente de la época favoreció que surgieran voces nuevas, representativas de la nueva España democrática.


También ocurrió en la canción, y los cantautores desaparecieron... Y escritores de su generación fueron castigados por la indiferencia...


Quizás la música está más sometida a los vaivenes de la moda.


Todos sus libros constituyen un éxito, son carne de premio literario. ¿Cuándo escribirá uno sobre el Real Zaragoza?


Ya escribí uno, muy breve. Fue justo antes del último descenso. Allí cuento lo del partido con el Logroñés, mi enamoramiento definitivo del Real Zaragoza.