Rindiendo culto a las garnachas

La XIII Muestra de Garnachas estuvo marcada por la gran afluencia de público. La cata de 12 vinos fue un espectáculo.

José Ignacio Gracia, Héctor Román y Manu Jiménez.
José Ignacio Gracia, Héctor Román y Manu Jiménez.
Eduardo Bueso

La semana pasada se pudo comprobar que la Muestra de Garnachas del Campo de Borja es un acontecimiento plenamente asentado en el calendario gastronómico aragonés. Son ya 13 ediciones rindiendo culto a las garnachas de esta zona elaboradora zaragozana, abanderada de esta variedad de uva y de sus vinos en el mundo entero. Poco a poco, estos vinos han ido calando en la sociedad zaragozana, que ha ido disfrutando todos estos años de la generosidad de las bodegas de la denominación de origen para que la degustación de sus vinos llegue al máximo número posible de gente.

Este año, también se han podido probar y catar los vinos de tres bodegas de la isla de Cerdeña, región invitada, que tomó el relevo a la francesa Châteauneuf-du-Pape, convidada en la edición de 2016. Era una forma de devolver la hospitalidad con que nos trataron los corsos en general, y quienes trabajan en el mundo del vino en particular, durante la última edición del Concurso Garnachas del Mundo, celebrado en esa isla italiana el pasado mes de febrero. Allí, la garnacha recibe el nombre de ‘cannonau’ y tiene también un alto rendimiento en cuanto a la calidad de sus vinos, cuyo perfil es diferente a los que se hacen por estos lares por las características de la región y por los métodos de elaboración. Los vinos sardos fueron presentados por el enólogo de la bodega Argiolas, Mariano Murru.

Cata espectacular

Tres de ellos se pudieron probar durante la cata que tuvo lugar, al igual que la muestra, en el Museo de Zaragoza, y a la que asistieron unas 80 personas. Fue conducida, como siempre, por el secretario de la D. O. Campo de Borja, José Ignacio Gracia, y contó en esta ocasión con un invitado de excepción: el sumiller zaragozano Manu Jiménez, recientemente proclamado campeón de España de Sumilleres, quien fue desgranando las impresiones olfativas y gustativas que desplegaban cada uno de los 12 vinos catados. Demostró sobradamente sus facultades y sus dotes de comunicación, cualidades que, sin duda, le posibilitaron conseguir el título de campeón de España.

En cuanto a la docena de vinos degustados, estuvieron casi todos a un altísimo nivel, lo que propició que asistiéramos, seguramente, a una de las catas más interesantes de cuantas se han desarrollado al amparo de la Muestra de Garnachas.

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