Mercado inmobiliario
Edificios emblemáticos de Zaragoza a la búsqueda del mejor postor
Varios chaflanes e inmuebles históricos de la ciudad han pasado de unas manos a otras en los últimos años.
No es una operación muy común, pero sí curiosa, cotilla e inquietante. El mercado de edificios históricos de Zaragoza ha tenido cierta actividad los últimos años. A la venta desde hace escasos días se encuentra precisamente un inmueble de casi 130 años y con una arquitectura muy original, cerca del centro de la ciudad, mientras que otro chaflán se vendió por 1,5 millones de euros en Conde de Aranda hace unas semanas. ¿Qué conllevan este tipo de compraventas?
A la mente se vienen varios ejemplos. En lo que a chaflanes respecta, una de las operaciones más recientes ha sido la ya citada del edificio que hace esquina en la plaza del Portillo. Tiene una clara inspiración en la arquitectura del Vaticano, y se anunció por más de 1,5 millones de euros en la inmobiliaria Publipisos hace tres años. Según pudo saber este diario, era propiedad de Ibercaja y el edificio pasó "de una cartera a otra", por lo que no resultó siendo una operación de suma importancia. No se espera ninguna actuación cercana en su interior.
El anuncio más fresco en lo que a inmuebles históricos se refiere fue hace apenas unos días, cuando Indiqa Servicios Inmobiliarios ofertaba un chaflán histórico del centro de Zaragoza por un montante de tres millones de euros. De hecho, en el momento de publicación de este artículo, por encima de este coste en Idealista solo puede encontrarse una venta de un lote de tres edificios en Plaza por más de 9 millones de euros.
Esta casa fue edificada sobre los terrenos del convento de la Enseñanza, por Vicente Lafarga Alfaye, según el proyecto del arquitecto Roberto García Ochoa. El inmueble, en su estado actual, se ajusta a la modificación de proyecto que figura en octubre de 1931. Así, la propiedad se distribuye en cuatro locales comerciales a pie de calle, dos de ellos ocupados por negocios, dos entresuelos actualmente diáfanos y cinco plantas con dos viviendas cada una, además del ático. Al estar protegido, solo se permite rehabilitar su interior y exterior, lo que ya ha ocurrido en varias ocasiones según los documentos del Ayuntamiento.
Fernando Baena, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Aragón, comenta que este tipo de operaciones "no son comunes" y no siempre conlleva que se transforme su interior. "Caben distintas opciones, desde inversionistas que llevan idea de acometer alguna actuación como un hotel, un edificio de oficinas o de apartamentos, a que tan solo se reformen por dentro", comenta. Además, dice, son buenas oportunidades ya que "es complicado comprarlos enteros al 100%", especialmente en el centro de la ciudad.
Otro de los casos más sonados y recientes es el del número 4 de la calle Costa, adquirido hace poco por Fernando Samper, el dueño de Forestalia. Fue construido en 1911 por encargo de una familia de la burguesía aragonesa (ejemplos como este hay unos cuantos en la zona) y, tras una rehabilitación integral, hace veinte años se transformó en oficinas. La compraventa, según pudo saber HERALDO, se cerró a finales del año pasado y el precio establecido rondó los diez millones de euros.
Los inmuebles simbólicos del centro de la ciudad han sido objeto de deseo durante años. Muestra de ello se da en la 'milla de oro' comercial, en el paseo de la Independencia, con un par de características compraventas. Una de ellas se llevó a cabo en 2016, cuando Torcalena adquirió la antigua sede de Telefónica. Dos años después, se llevó a cabo una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para cambiar los usos de una calificación de equipamiento privado destinado al servicio público de telecomunicaciones al uso comercial y de oficinas (terciario). Estaba previsto que allí Primark desembarcase al fin en la capital aragonesa, pero una falta de acuerdo llevó a la propiedad a ponerla nuevamente en alquiler.
El diseño del proyecto de este histórico inmueble fue fruto de su trabajo con los arquitectos Antonio Cañada y José María Arrillaga. El 12 de abril de 1926 el Ayuntamiento de Zaragoza dio licencia para la construcción del edificio. Este se levantó en el solar que quedó tras la desaparición del antiguo Teatro Pignatelli. Años después el diseño original sufriría alguna modificación, perdiendo el escalonado de la fachada, aunque en su interior aun se aguardan las lámparas 'art déco', originales de los años 20, grandes molduras en el techo, una entreplanta de madera en la que en tiempos hubo oficinas y una escalera de forja ahora en desuso en un patio lateral.
Sin ir más lejos, la antigua sede de la Caja de Ahorros Inmaculada (CAI), también en Independencia, ha tenido sus idas y venidas. Ibercaja es propietaria del inmueble desde que absorbió a la CAI y, en estos momentos, su interior está siendo rehabilitado integralmente para la apertura de una macrotienda de Zara y 30 pisos de lujo en el resto del edificio. El espacio comercial supera los 4.400 metros cuadrados. Está previsto que los trabajos culminen a finales del próximo año tras una inversión de 10 millones de euros.
No solo de chaflanes va la cosa. Por ejemplo, el convento de las Siervas de Jesús, en la calle de la Corona de Aragón, sorprendió a los vecinos de la zona cuando hace unos años se estampó un cartel de 'se vende' en sus puertas. El anuncio ya no está, pero sigue cerrado y sin actividad en su interior. El bloque ocupa un solar de 933 metros cuadrados y está situado a la altura del número 39, al lado de la parroquia de San Braulio. Su precio era superior a los cinco millones.
La DGA también intentó sacar a subasta el antiguo Juzgado de Menores, un inmueble levantado a principios del siglo XX por encargo de García Sánchez. Se encuentra a la altura del número 7 de Lagasca y tiene 874 metros cuadrados construidos distribuidos en tres plantas. Está en desuso desde que se trasladó el juzgado a la Ciudad de la Justicia de la Expo.
El antiguo conservatorio, edificio también histórico de Zaragoza, lo vendió el Ayuntamiento a la MAZ tras unos cuantos años a la búsqueda del mejor postor. La mutua amplió así su sede de la calle de Sancho y Gil tras un coste de 2.242.433 euros por la compra. A la postre, el diseño, obra del arquitecto Sergio Sebastián, ganaría el premio García Mercadal.
