La Romareda, un camino lleno de obstáculos hacia el sueño del nuevo estadio

Cronología de los intentos para remodelar el estadio zaragozano tras el anuncio de la renuncia del Real Zaragoza al concurso público para materializar el último proyecto.

La Romareda, vomitorio, vacía
Imagen de La Romareda vacía, desde dentro
José Miguel Marco

El primer intento. El proyecto actual, que contemplaba la financiación íntegra de la infraestructura por parte del club y que ha resultado fallido, no ha sido el primero en los últimos años. Hay un antecedente: en 2020, el Ayuntamiento de Zaragoza propuso a la DGA sobre la base de una modificación del Plan General (PGOU) que permitiría generar 60 millones de euros que financiarían parcialmente el estadio. Se previó la construcción de unos 420 pisos. El PSOE municipal, en ese momento liderado por la hoy ministra Pilar Alegría, rechazó la recalificación y la pandemia enterró aquel primer intento.

El folio en blanco. Tras la pandemia, en el debate sobre el estado de la ciudad de 2021, el PSOE propuso un acuerdo sobre la base de "un folio en blanco". El entonces alcalde, Jorge Azcón, recogió el guante y se abrió un proceso de negociación que fracasó. La falta de confianza mutua y el temor de los socialistas a que Azcón acabase capitalizando el acuerdo acabaron por impedir el pacto. Ante esto, el Ayuntamiento abrió un proceso de participación ciudadana que acabó por fijar el solar de La Romareda como ubicación del nuevo estadio.

El papel del Real Zaragoza. El empresario estadounidense Jorge Mas se hizo con el Real Zaragoza en abril de 2022 y cambió por complejo el tablero de la operación. El club mostró su disposición a financiar y construir el campo de fútbol a cambio de la explotación. El Ayuntamiento modificó el PGOU para posibilitar un derecho de superficie durante un periodo de 75 años. Antes de las elecciones, el Consistorio licitó el concurso y el Zaragoza, en principio, estuvo interesado.

El proyecto de Azcárate. Justo en el inicio de la campaña electoral, el Real Zaragoza hizo público el anteproyecto enviado a la Real Federación Española de Fútbol en el marco de la candidatura de España para el Mundial 2030. El trabajo lo firmaba el prestigioso arquitecto vasco César Azcárate, que presentó un proyecto de 140 millones, categoría 1 de la FIFA y 42.500 espectadores.

El recurso de Podemos. La formación morada mantuvo durante meses una posición proclive a la nueva Romareda y de hecho llegó a alcanzar un acuerdo con el gobierno municipal PP-Cs para sumarse al proyecto. Pero cuando después se pactó con el Zaragoza la fórmula del derecho de superficie, que Podemos entendió como una privatización del estadio, se desmarcó. Una vez licitado el concurso, el entonces portavoz morado, Fernando Rivarés, acudió en mayo al Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de Aragón (Tacpa) para que aclarase lo que consideraba posibles irregularidades en la operación. La base de su reclamación es que el proyecto no se podía tramitar como un contrato privado, sino administrativo, al ser equiparable a una concesión de obra.

La decisión del Tacpa. El recurso de Podemos pasó sin pena ni gloria, entre otras cosas porque no solicitaba la anulación del concurso. Pese a esto, el Tacpa sorprendió al tumbar en julio de este año los pliegos al coincidir con Podemos en que no era un contrato patrimonial sino una concesión de obras. Además consideró que el hecho de que no hubiera un valor estimado de los trabajos (salió a concurso el derecho de superficie, no la construcción) era un vicio de nulidad que obligaba a reiniciar la tramitación desde el principio. El Ayuntamiento de Zaragoza decidió acudir a los tribunales, pero además hizo una solicitud de medidas cautelares al Tribunal Superior de Justicia de Aragón para salvar la tramitación del proyecto.

El TSJA da la razón al Ayuntamiento de Zaragoza. Después de unos días de incertidumbre y una vez pasadas las elecciones generales, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) resolvió la petición de medidas cautelares. Y le dio la razón al Consistorio. En un auto que se convertía en el anticipo de una sentencia judicial, consideró que en ningún caso el Tacpa era el organismo competente como para parar una operación como la de la nueva Romareda, dado que no tenía argumentos como para decir que no se trataba de un contrato patrimonial. Hay que tener en cuenta que un organismo como el Tacpa no es competente para ver un contrato patrimonial. El TSJA advirtió del "daño irreparable" que supondría paralizar el proceso de adjudicación de la nueva Romareda, de la que destacó su "obvio" interés general. La previsión que manejaba el TSJA es que pudiera tener lista la sentencia antes de fin de año.

El Zaragoza muestra su disposición a entrar en la operación. Tras conocer la posición del Tacpa, el Real Zaragoza fue reacio a aceptar cambios en la operación diseñada por el Ayuntamiento. En ese momento seguía negociando con los fondos de inversión que debían financiar el proyecto. Pero con las medidas cautelares hubo cierto "alivio". Así lo dijo el 29 de julio el director general del club, Raúl Sanllehí, dando a entender que se mantenía "la hoja de ruta" y que la sociedad anónima deportiva se iba a presentar finalmente al concurso. "Nos tranquiliza ver que la cosa se está poniendo otra vez en su sitio", afirmó.

El club desiste del proyecto. A solo un día de que finalizara el plazo de presentación de ofertas, el único licitador posible, el Real Zaragoza, anunció que no iba a concurrir. El motivo es que el proceso judicial está todavía vivo y esa "inseguridad jurídica" les ha impedido acceder a la financiación necesaria para financiar las obras.

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