coronavirus

El consumo de harina se dispara un 200%: de esta salimos todos pasteleros

En la segunda semana de confinamiento los hábitos saludables se van relajando: en la cesta de la compra entran cada vez más cervezas y chocolates. También se adquieren más productos de repostería para cocinar con niños porque, incluso, puede servir de terapia.

Panaderia de Horno Sanz en la calle San Juan de Teruel. Foto Antonio Garcia/Bykofoto. 27/03/20 [[[FOTOGRAFOS]]]
La panadería de Horno Sanz, en la calle San Juan de Teruel.
Antonio Garcia/Bykofoto

El papel higiénico fue el producto estrella días antes de que se decretase el estado de alarma. Sin embargo, durante el confinamiento le ha salido duros rivales: la harina y la levadura, cuya demanda se ha disparado un 196% los últimos siete días. A los españoles, en su obligado encierro doméstico, les ha dado por cocinar y hacer magdalenas, pasteles, pastas… Al menos, esto es lo que se deduce de los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que analiza semana a semana el consumo en los hogares.

Su análisis informa de que durante la primera semana de confinamiento las compras en los supermercados crecieron en torno al 30% por el ansia de “almacenar los productos necesarios”, pero conforme van avanzando los días la cesta de la compra se vuelve más... mundana. Si bien los primeros días de cuarentena los españoles procuraban llenar sus carros de fruta fresca y legumbres, ahora se va dejando cada vez más hueco para los ‘snacks’ (cuya demanda ha subido un 15%), las tabletas de chocolate (con un crecimiento del 33%) o las bebidas alcohólicas, sobre todo la cerveza, cuyo estirón ronda el 58%.

Lo que más llama la atención, no obstante, es el auge del consumo de harina: si hace quince días ya creció un 147%, la semana pasada volvió a hacerlo un 196%. ¿A qué se debe este abrupto afán por la repostería? Laura Marcén, de Ecomonegros, explica que muchos clientes hacen galletas y colines con sus hijos y “así les tienen entretenidos, además de que comen los bizcochos que los padres quieren y no cualquier otro dulce”. La panadería, que incluso ha puesto en marcha talleres por Instagram, explican que el manejar la masa puede resultar, incluso, terapéutico porque requiere de todos los sentidos y permite desconectar con un rato del monotema del coronavirus. Despachan más harina, levadura “y masa madre deshidratada, porque en fresco no la podemos vender dado que romperíamos la cadena del frío”, explica Marcén, cuya panadería no augura problemas de suministro porque la cosecha de trigo es propia.

En los supermercados tampoco dan abasto para reponer el estante de las harinas, donde a diario apenas queda el típico paquete roto y medio vacío. “Algunos clientes dicen que para matar el tiempo hacen pan en casa con sus hijos, pero luego también se llevan una barra, por si acaso”, cuenta una cajera de Simply. Incluso los pedidos de harina por Amazon se han incrementado, así como la consulta a web con recetas de magdalenas y bizcochos. “También se están vendiendo mucho los ‘preparados’, esto es, las fórmulas para hacer tartas caseras, que generalmente basta con batir el producto y meterlo al horno”, comentan. Como con el auge de las bases de las pizzas, esta es la prueba definitiva de que “se compran cosas para cocinar con los hijos, como si fueran Masterchef”, bromean en la tienda de alimentación, mientras enseñan con un móvil las fotos de una sobrina que ha hecho galletas inspiradas en los emoticonos del Whatsapp.

En las panaderías sí comentan que se nota una ligera bajada en las ventas, achacable, sobre todo, a que “antes venía mucho público mayor casi todos los días y ahora lo hacen con cuentagotas, distancian sus visitas cada dos o tres días”, explica Elena Sánchez, panadera del mercado de Arzobispo Domenech, donde siguen presentando servicio con las debidas precauciones.

Escudriñando la cesta de la compra ‘tipo’ estos días de cuarentena, llama la atención que apenas hay ‘caprichos gourmet’ pero sí se hace acopio de botes de legumbres. El Ministerio informa que ha crecido un 68% y es que abrir una lata de garbanzos o lentejas siempre es un muy socorrido. Las compras se van afinando también en lo que a la carne se refiere, y la de pollo y cerdo cotiza al alza, mientras que la de ovino va cayendo.

Respecto a la fruta, su consumo se mantiene estable con respecto al año anterior, aunque sí se percibe incrementos en la compra de hortalizas y patatas (+23%) que, frente a la semana anterior, apenas ha variado. Parecido sucede con el pescado, sobre todo congelado, que cae respecto a la semana anterior pero sube un 33% en la comparativa interanual, esto es, respecto a la misma semana de 2019, cuando se podía salir e ir a restaurantes.

Dicen los psicólogos que hay productos que se consumen porque sirven “de consuelo” y contribuyen a hacer más llevadero el encierro. Al margen del chocolate (conocido estimulante cerebral), los aperitivos que acompañan los momentos de ocio juegan también una baza fundamental. Las patatas fritas, las aceitunas, las anchoas… Estos son los preferidos de los españoles para ver una serie de televisión o picar mientras se hace una videoconferencia. Aún no es temporada de helados, pero los expertos también auguran un importante incremento conforme se acerque el verano.

Y capítulo aparte merecen las bebidas espirituosas, que si bien suelen ser la excusa para socializar, en época de encierro también suponen un alivio para muchos ciudadanos. Con la cerveza encabezando el ranquin seguida de cerca por el vino tinto, el alcohol en la compra familiar es cerca de un 60% mayor que en la misma semana del año pasado, si bien se puede justificar porque sin confinamiento se consumía más en los bares y restaurantes y ahora no hay “más remedio” que tomarlo en casa.

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