Una ruta fácil entre cascadas y gargantas por un desconocido valle del Pirineo de Aragón
En el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido podemos disfrutar de diferentes rutas que nos permiten descubrir impresionantes paisajes, y este es uno de los menos conocidos y bonitos.
La naturaleza nos regala espectaculares estampas que quitan el aire. Muchas de ellas las podemos descubrir en los Pirineos, la joya de Aragón. Lo cierto es que merece la pena visitar esta zona de Huesca en cualquier época del año, pero hay estaciones en las que brillan todavía más. Además, hay infinidad de rutas que nos permiten recorrer los diferentes valles y bosques que esconde, como las que podemos hacer en uno de los espacios más conocidos y turísticos: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Este parque es el lugar perfecto para que pequeños y mayores descubran sus paisajes, y los amantes del senderismo encuentran aquí un paraíso digno de admiración. En el Pirineo podemos hacer muchas rutas ideales para realizar en familia o con amigos ya que no tienen apenas dificultad, por lo que por los niños pueden hacerlas sin problema.
Las Gargantas de Escuaín, uno de los valles más desconocidos de Ordesa y Monte Perdido
El de Escuaín es el valle más pequeño del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y uno de los grandes desconocidos del Pirineo, pero no por ello menos bello, ya que combina gargantas y estrechos se combinan con grandes praderías y zonas de extensos bosques. Desde las aldeas de Escuaín y Revilla podemos hacer diferentes rutas sencillas que nos descubren el río Yaga y las Gargantas de Escuaín.
Este paraje de enorme belleza nos ofrece dos posibles opciones para recorrerlo. Una de ellas, la más corta, rápida y fácil, parte desde la carretera de acceso a Escuaín, a unos 150 metros antes de llegar al puente de la carretera, sobre el barranco de la Fuente. Aquí hay un pequeño ensanche donde estacionar nuestro vehículo y, unos metros más adelante, hay un panel indicativo que nos muestra el sendero a tomar hacia el río Yaga.
Se trata de un rápido descenso de unos 220 metros de desnivel en apenas un kilómetro de distancia y 30 minutos de duración hasta el lecho del río. Poco antes de llegar al Yaga nos encontramos un pequeño mirador donde contemplar la espectacularidad del paisaje.
En el caso de la segunda ruta tenemos que desplazarnos a la carretera de acceso a Revilla. Son unos 2,2 kilómetros de longitud de solo ida y 270 metros de desnivel, es decir, la excursión tiene unas dos horas y cuarto de duración entre la ida y la vuelta. En nuestro descenso nos topamos con la localidad de Revilla a lo lejos y llegamos a uno de los lugares más bellos del recorrido, el cruce con el Barranco de Concusa, donde se forma una gran cascada que en verano llega a secarse por completo. Llegamos a un punto donde el camino se estrecha, pero podemos sin grandes dificultades, aunque con precaución.
Continuamos el camino y se presentan dos alternativas: cruzar el río a través de los grandes bloques de piedra y continuar por su margen derecha, o no cruzarlo y seguir un estrecho sendero que, con ayuda de una pequeña soga, cruzamos la poza. Esta última posibilidad es mucho más rápida y directa.
Si queremos disfrutar todavía más de la zona, podemos realizar la excursión a los miradores de Revilla en apenas 30 minutos y llegar a un de los mejores del valle, el conocido como mirador de Angonés, con magníficas vistas que nos descubren a lo lejos las Fuentes de Escuaín y, si tenemos suerte, nos permitirán ver a alguno de los escasos quebrantahuesos europeos que sobreviven en estas montañas.
Cómo llegar a la ruta de las Gargantas de Escuaín, en el Pirineo
Para llegar a la localidad de Escuaín desde Huesca capital hay que tomar la A-23 y la N-260 en un trayecto de dos horas en coche. Mientras que llegar desde Zaragoza cuesta dos horas 40 minutos por las mismas vías.
