Ruta motera desde Zaragoza hasta Nuévalos con vistas espectaculares: cómo llegar y en qué bares almorzar
Los aficionados a las motos tienen peinado a conciencia las carreteras secundarias de Aragón con las ideas muy claras: salen a rodar a gusto con las paradas necesarias para disfrutar de lo mejor de cada paisaje. La parada para comer es obligatoria.
Alejandro Gómez es motero, zaragozano y lleva una Kawasaki Z 750. Su grupo de ruta, los Z Boys, tiene Aragón peinado a conciencia gracias a las rutas dominicales, que les llevan a explorar las carreteras secundarias con ideas muy claras: salen a rodar a gusto, no a quemar las gomas, el descanso es igual de importante que el camino y la tierra aragonesa tiene demasiadas cosas bonitas como para perdérselas, así que se para lo que haga falta para disfrutar de lo mejor en cada paisaje.
Salen desde Zaragoza por cuestión de residencia de la mayoría, pero reparten sus viajes exploradores por las tres provincias, sin hacer ascos a salir puntualmente a otras comunidades autónomas. Y el almuerzo es sagrado, desde los huevos fritos con jamón a lo que les pongan en cada parada. Si la carretera tiene buen firme y hay curvas para disfrutar con las trazadas, mejor que mejor.
Ruta en moto hacía Nuévalos
“Tenemos identificadas varias rutas, y normalmente las vamos repitiendo, aunque siempre surge alguna nueva interesante. Una de las que más hacemos es la de Nuévalos. Empieza en Zaragoza, cogemos la N-330 y subimos el puerto de Paniza. Luego seguimos hacia Daroca y antes de llegar nos desviamos hacia el valle del Jiloca, para dar una vuelta por varios pueblos ya en Teruel”, explica Alejandro.
El último pedazo de la ruta regresa a la provincia de Zaragoza. “Enfilamos Calatayud por la N-234 y después cogemos la A-202 en dirección Nuévalos, un tramo muy corto de apenas 20 kilómetros. Pasamos por Munébrega, con su iglesia de la Asunción y las dos torres que se ven desde muy lejos, y llegamos a Nuévalos”.
Dónde almorzar en la ruta de Nuévalos
En el destino, con las aguas de la Tranquera enfrente y el Monasterio de Piedra a dos pasos, alargan más o menos la parada y las visitas según el tiempo de que dispongan ese día. “Ahí alternamos entre dos sitios para almorzar, los dos muy buenos. El más famoso es el de Las Truchas, un hotel que está en el monte Guru Guru justo encima del pueblo. Otras veces nos vamos al Mirador, que tiene una terraza muy maja. En los dos se almuerza muy bien”.
