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Planes de primavera en el Pirineo: turismo activo, gastronomía y senderismo para todos
Con las altas temperaturas que han llegado de un día para otro las actividades en la montaña dan un respiro en este verano anticipado.
El Pirineo aragonés es un destino con encanto en cualquier época del año y, ahora, en primavera, muchos buscan salir de la ciudad y refugiarse del verano anticipado que ha llegado de forma repentina. Los fines de semana y puentes, como el de este 1 de mayo, los valles de la cordillera pirenaica son esa vía de escape de la rutina y los planes que se pueden hacer son para todos los gustos.
Actividades con niños
El turismo familiar predomina en el Pirineo, donde muchas familias tienen una segunda residencia y donde también hay campings y casas rurales en las que alojarse con espacio y comodidad. En cuanto a las actividades que se pueden hacer con niños, una de las más populares es visitar el Parque Faunístico de Lacuniacha. Está en Hoz de Jaca y es un bosque de 30 hectáreas donde viven en semilibertad animales salvajes como zorros, lobos, sarrios, linces o bisontes. El parque está abierto de 11.00 a 19.00 y el último acceso es tres horas antes. Las entradas se pueden comprar en la página web.
Otra opción, para los que buscan un poco más de aventura, es ir al Bosque de Oza, un parque de tirolinas y juegos en árboles, entre hayas, abetos monumentales y pinos. Hay nueve circuitos de distinta dificultad y más de 30 tirolinas. En primavera, el recinto abre este puente del 1 de mayo y los fines de semana de junio.
Senderismo para todos
El Pirineo aragonés ofrece una infinidad de rutas senderistas, de todos los niveles y para todos los públicos. En esta época del año, además, por las temperaturas suaves y el deshielo, es posible acceder a sitios de alta montaña que en invierno no se podría sin una equipación técnica y más preparación. Si se va en familia, las excursiones a los ibones de Espelunciecha, Piedrafita y Sabocos, en el valle de Tena; a los de Villamuerta, en el de Benasque; o al ibón de Plan, en el valle de Gistaín, son algunas propuestas fáciles.
De nivel medio son la subida a la Peña Oroel, icono de La Jacetania; la ruta a los embalses de Bachimaña desde el balneario de Panticosa; la ascensión al pico Pacino desde Sallent; o la excursión de las Tres Cascadas de Ardonés, una caminata circular en Cerler. Para los más exigentes y preparados, se puede ir al refugio de Respomuso desde el embalse de la Sarra o subir a la Mesa de los Tres Reyes desde Linza.
Por su parte, la Red Natural de Aragón, que gestiona espacios protegidos de la Comunidad, organiza visitas guiadas a enclaves pirenaicos como el Paco Ezpelá, en Ansó; el camino de la Saleta, en Benasque; o la ribera del Zinqueta, en San Juan de Plan. Las fechas de las próximas salidas se pueden consultar online.
Planes de altura
Quienes vayan en busca de una buena descarga de adrenalina, en el Pirineo hay dos tirolinas de vértigo, y de récord. La primera que se puso en marcha fue la de Hoz de Jaca, en el valle de Tena. Está colgada a 120 metros de altura sobre el lago de Búbal y en el salto se pueden alcanzar los 90 kilómetros por hora de velocidad. Más recientemente se ha abierto la Tirolina Ordesa Pirineos, en Fiscal. Está certificada como la más rápida del mundo, habiendo alcanzado los 189 kilómetros por hora. El vuelo dura alrededor de un minuto y medio pero la experiencia comienza antes, con una ruta en 4x4 de 20 minutos por la reserva de Ordesa Viñamala.
Otro plan, también de altura, es hacer el recorrido de las pasarelas de Panticosa. Ha sido el reclamo de la Semana Santa, con 3.000 usuarios, y a partir de ahora abren todos los fines de semana. A partir de junio, con el comienzo de la temporada de verano, se podrá acceder de forma ininterrumpida todos los días. El paseo no es apto para quienes tengan vértigo, ya que discurre por puentes colgantes que atraviesan el congosto a 80 metros sobre el río Caldarés. El recorrido parte desde el telecabina de la estación de esquí y es circular hasta subir al mirador de O’Calvé. Tras contemplar las vistas de excepción, la vuelta a Panticosa se produce por otra senda. En total, la caminata es de aproximadamente una hora y media de duración.
Turismo y gastronomía, el tándem perfecto
Turismo y gastronomía van de la mano y en el Pirineo es difícil encontrar un sitio donde no se pueda comer bien. Probar las migas de pastor, la ternera autóctona o los quesos elaborados de forma artesanal y con materia prima de la zona son planes para no perderse. La experiencia culinaria puede complementarse con la visita a núcleos de alta montaña únicos, como Roda de Isábena, Aínsa o Ansó, contemplados en la lista de Pueblos Más Bonitos de España.
En cuanto a los restaurantes, el Callizo, en Aínsa, tiene una estrella Michelin y un sol de Repsol, distinción, esta última, con la que también cuentan Vidocq, en Formigal, y como novedad este año, el Trasiego de Barbastro y Casa Arcas, en Villanova (Benasque).
