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Pasarelas en Almonacid de la Cuba: una gran aventura

Con el doble aliciente de la presa romana del siglo I y una gran variedad de flora, este paseo es sencillo, gratificante y perfecto para una excursión

Se inauguraron a finales de este invierno, han cogido vuelo este verano y afrontan el otoño con alegría prosopopéyica. Las pasarelas de la presa romana de Almonacid de la Cuba son otra razón (por si hacía falta más de una) para visitar este monumento, el más alto del mundo, en su ‘gremio’ durante 1.500 años; La presa data del siglo I, tiene 32 metros de altura y 107 de anchura, con el aliviadero del siglo XIII (llamado el Ojo de la Cuba) como elemento destacado.

Enrique Martínez, alcalde del municipio, no oculta su satisfacción: el sueño de convertir a Almonacid en un destino turístico de nombre propio ya es una realidad. Forma parte de una oferta que, por proximidad, también incluye al Belchite viejo o la Foz de Zafrané en La Puebla de Albortón, por citar dos buenos ejemplos.

Tras entrar al pueblo por el puente de la propia presa romana, el acceso a las pasarelas se encuentra rodeando el Molino –donde hay alojamiento– y el punto de información turística. El alcalde cruza el puente sobre las aguas para enfilar el primer tramo de pasarelas. “Han quedado muy bien, pero insistimos en la responsabilidad para que no haya sustos. Al fin y al cabo vas caminando hacia el interior de un cañón fluvial; no hay que perder de vista el suelo, así que las fotos al paisaje y los ‘selfis’ deben hacerse quietos”.

Vídeo de la ruta de las pasarelas de Almonacid de la Cuba en 'Aragón es extraordinario'

A mitad de recorrido, en la llamada cueva de las Tres Bocas, la vista es magnífica;el Focinillo da paso al Focino, sin diminutivos, con un cortado en el que se encapsula el agua que brota de la presa. En la piedra abunda el té de roca; al acabar las pasarelas también hay rosales silvestres, en la parte baja del Tago, entrando al paraje del Pocico Varay. “Allá al fondo –apunta Enrique– se llega al pozo de los Chorros de Belchite, es un camino corto desde aquí que en verano se hace popular”.

Enrique está fascinado con la flora del recorrido de las pasarelas. “¿Sabéis lo que es esto? Regaliz de palo. Mi padre le llamaba findor, otros le dicen findoz; también veréis unas lianas de lúpulo de un gran tamaño en esta zona, volviendo al pueblo por la Fintiruela, que tiene una vegetación espectacular en la que destacan los llamados latoneros”. El recorrido de las pasarelas es múltiple; una vez acabado el tramo propiamente dicho junto al cauce, se puede hacer una caminata más o menos ambiciosa, siempre en círculo hasta el punto de partida junto al Molino. Incluso se puede ir hacia las pasarelas antes de cruzar el puente de la presa, bajando un centenar de escalones.

En la cabeza del alcalde siguen bullendo las ideas. “Ahora vamos a por la tirolina, hemos ido barajando varias posibles salidas, pero ya lo tenemos claro. La gente que la montará ha estado trabajando en mantenimiento en otras pasarelas este año, pero queremos empezar este otoño y la idea es tenerla para la primavera”.

Las pasarelas también pueden hacerse con visita guiada desde el acceso al puente colgante, con paso previo por el antiguo molino harinero del siglo XV (situado a su vera) y un garbeo por el pueblo. La entrada general vale tres euros, que se quedan en dos para mayores de 65 y menores de 10 años o grupos de más de 20 personas) y la duración aproximada de la visita es de hora y media. Estas visitas son los sábados a las 12.00 y 16.00, y los domingos a las 12.00. Información y reservas en el 684 271 669 y 976837401, o en el mail turismo@aytoalmonaciddelacuba.es.

Artículko incluido en la serie 'Aragón es Extraordinario'

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