aragón es extraordinario

Martillazos junto al Ésera: el rincón ideal de los Díaz Girón

Los hermanos grausinos, fichados por el F.C. Barcelona a principios de 2020, son punteros en las categorías inferiores del lanzamiento de martillo nacional; viven y entrenan en Graus

El campo de lanzamientos que se han agenciado los Díaz Girón está a las afueras de Graus, junto al río Ésera, en un paraje idílico para esta práctica; alquilado para este fin, alejado del bullicio y envidiado por otros deportistas cuando vienen a conocerlo; se maravillan de lo bien que se trabaja sin la abrasión del tartán, con la hierba delante del círculo de lanzamientos y simples marcas orientativas para controlar las distancias. Ahí lanzan, se graban para analizar aciertos y errores… y si el tiempo acompaña, se premian con un chapuzón en el río cuando acaba la práctica.

Emiliano Díaz tiene dos razones de peso para seguir dando el callo en el atletismo local. Bueno, de peso... y de martillo, esa bola compacta enganchada a una cadena con asa, de siete kilos y 260 gramos; curiosamente, por tres gramos no es exactamente lo mismo que pesa la barra aragonesa. El martillo es lo que lanzan a mucha distancia sus hijos, Juan y Javier, de 20 y 16 años de edad. Desde la temporada pasada son deportistas del FC Barcelona: ficharon en febrero de 2020, justo antes de que la pandemia azotara al mundo y cambiase los esquemas de vida de todos. No obstante, la naturaleza de esta disciplina y su modo de entrenamiento permite seguir trabajando la preparación sin mayores sobresaltos.

“Desde pequeño ya iba con él cuando mi padre salía a competiciones con sus atletas –explica Juan– y el deporte me encantaba: jugué al fútbol, al tenis… buscabas pasártelo bien, como crío al fin, pero cuando hubo que decidir vi que el fútbol no era lo mío. En atletismo corría 400, la distancia que también hizo mi padre; es muy dura y eso me gustaba, pero una lesión en el tendón rotuliano me impidió seguir. Entonces pensé en ir a Monzón a probar los lanzamientos; ahí te das cuenta de todo lo que hay en el atletismo, aunque se vea menos en las pantallas lo que no es correr. A ver ­–se queja un poco– ahora con el ‘multi streaming’ la cosa mejora mucho, pasó en el Europeo sub-23 de este verano, pero eso es más o menos nuevo; cuando hay transmisiones únicas y hay un pistoletazo, allá que se van las cámaras, los concursos no se cuidan tanto. Al martillo, además, le suele tocar compartir horario con carreras largas, así que aún nos sacan menos”.

En Graus se lanza muy lejos el martillo

Los hermanos también han hecho disco, peso y jabalina. “Todos tienen su técnica, hemos probado todos, de hecho –apunta Juan– pero quizá el martillo es el lanzamiento más complicado. En un círculo de peso de 2,14 metros, tienes que hacer un giro y medio y lanzar lo más lejos que puedas. En martillo la puedes liar más fácilmente; no es girar por girar, los movimientos del pie son muy sutiles, hay que coordinar bien el momento de la suelta... son más cosas”.

Emiliano insiste en la planificación y la prudencia. A veces, ganar un concurso no es lo ideal, se trata de ir mejorando poco a poco en pos de un objetivo superior en el futuro. “Con los dos trabajamos a años vista; el año que viene, por ejemplo, ya toca ir persiguiendo resultados más sobresalientes, pero este año llegamos a los nacionales, la cosa fue bien y después ya hemos bajado el pistón”. “El ciclo olímpico es una buena pauta, incluso si no vas –aclara Juan– porque si te fijas las marcas se disparan en los años de Juegos; en 2020 hubo que cambiar esquemas, claro, pero se hizo y este año se nota. ¿Cuándo me tocará a mí? No es bueno decir eso, ya veremos... yo voy a trabajar por ser mejor cada día, y mi hermano igual. Los resultados llegarán cuando tengan que llegar”.

“Entrenar a gusto es fundamental; luego ya vas viendo dónde llegas”

Emiliano Díaz estudió en Barcelona, pasó por Monzón (donde trabajó con el obstaculista olímpico y bronce mundialista Eliseo Martín, actual concejal de la localidad) y acabó viviendo en Graus, donde empezó a fomentar las escuelas deportivas en el Ayuntamiento tras ganar la plaza como funcionatio. “Empecé aquí como técnico de deportes, luego entrené varios equipos y me especialicé en atletismo. El trabajo en Monzón, en el club, fue una escuela; acabamos montando igualmente un club de atletismo aquí, con buen respaldo y atletas de calidad. Ahora llevamos dos años más parados, desde el virus, pero la actividad puntual sigue”.

Este año, Juan ha quedado décimo de España en categoría absoluta. Javier Cienfuegos, el hombre récord en la disciplina dentro del atletismo español a sus 31 años, también fue décimo hace dos días en Tokio; con su mejor marca habría sido sexto. Cienfuegos pasó por centros de alto rendimiento, pero lleva tiempo entrenando en su casa. Juan y Javier siguen estudiando, y también pueden entrenar a diario en Graus, con dos días de musculación y una sesión semanal leridana con su preparador David Rubio, especializado en los lanzamientos y antiguo lanzador de martillo.

Como en casa, en ningún sitio. “Una vez hablé con Fermín Cacho –explica Emiliano– y me dijo esa misma frase sobre el valor de poder entrenar en donde vives. Si lo dice un campeón olímpico... el atletismo da eso, importa la perserverancia, la buena preparación y, claro, las condiciones, pero hacer todo eso a gusto es fundamental. Luego ya vas viendo dónde llegas, o hasta dónde quieres y puedes llegar”.

Siendo realistas, sí hay un inconveniente para las carreras de Juan y Javi por el hecho de vivir en Graus; lo pagan a gusto. “Estás apartado, la verdad. Madrid no queda tan lejos, cuatro horas, pero para competir en el nacional sub-23 había que ir a Nerja, en Málaga; diez horitas en coche. Fuimos los cuatro, ir todos en AVE era demasiado, al final solemos viajar mi padre y yo cuando es por tren”, apunta Juan. “Lo peor de Nerja es que encima no pudimos ir a verte competir –corrobora Javi– por las restricciones actuales, este año se ha decidido así, y en los concursos es muy importante, lo notas. Creo que se podría mantener la distancia social sin problemas, porque no vamos tanta gente, pero es una decisión firme”.

Los chavales trabajan a diario en su preparación con Emiliano, pero separan la figura del padre de la del entrenador cuando están en faena. “Mi padre –afirma Juan– insiste mucho en que lo importante es la progresión, por encima de los resultados inmediatos. Cuando empezamos a calentar, el padre se queda en la puerta y el que está es el entrenador. No es fácil, hay que tener paciencia de ambos lados. Y los resultados ya llegarán. Mi marca actual es de 61,74, récord de Aragón, lo hice en abril, pero este año la meta era ir a los nacionales absolutos. El añ que viene mi ilusión es ser campeón de España sub-23, en el que será mi segundo año en la categoría, y tratar de ir al campeonato del mundo. Para las competiciones absolutas las mínimas son más caras ahora, así que habrá que seguir mejorando”.

Agradecidos a Graus y al Monzón, felices en el Barça y muy centrados

El Barça apareció gracias a un contacto, y el interés fue inmediato por los dos. “Hace dos años –aclara Juan– el Barcelona quería hacer un equipo sub-20 de cara al Campeonato de España de la categoría. El tema del covid lo paró todo, pero igualmente me ficharon para crecer deportivamente. Yo estaba en el Hinaco Monzón, el club de mi padre que sigue siendo el que lleva en el corazón, a mí me acogieron de maravilla cuando no había hecho aún nada, y lo pensé mucho… pero al final era imposible rechazar esa oportunidad”. “Lo mío fue poco a poco –apunta Javi– aunque el primer año ya quedé segundo provincial sub-14. Luego fui campeón provincial, y el primer año sub-16 noté mucho progreso en los giros; de hecho, quedé segundo de Aragón, y en este segundo año quedé campeón autonómico y nacional. Mi marca actual con el peso que lanzo, que es el de cinco kilos, es 53,92”.

Javi, que este verano ha vuelto a destacar en el concierto nacional, siguió la estela de su hermano mayor y aunque no tiene el mismo físico, los resultados la avalan. “Es lo típico del pequeño, quieres hacerlo igual que tu hermano mayor. Empecé a probar con varios lanzamientos, y recuerdo el día que elegí el martillo; ya no me he movido de ahí”.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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