Bosques de cuento en el Pirineo para perderse este otoño

La cordillera ofrece una estampa de postal en esta época del año, donde los tonos amarillos, naranjas y marrones se apoderan del paisaje.

Valle de Pineta
Valle de Pineta
Turismo Aragón

Aunque las primeras nieves ya hayan caído en las cotas más altas del Pirineo, todavía quedan unos meses de tregua hasta que el manto blanco lo cubra todo. El otoño deja mientras tanto una estampa de postal, donde los tonos amarillos, naranjas y marrones se apoderan de un paisaje inundado de hojas caducas.

Como pasa con los colores o los sabores del helado, cada uno tiene una estación del año favorita. Para quienes la suya sea el otoño y tengan ganas de sentir los primeros fríos del año en el cuerpo, aquí algunas recomendaciones sobre pueblos y bosques bonitos del Pirineo que merece la pena visitar estos meses.

Selva de Oza en otoño
Selva de Oza en otoño
Roberto Gil

Hecho y la Selva de Oza

En la parte occidental del Pirineo, incluido en el parque natural de los Valles Occidentales, se encuentra la Selva de Oza, un espacio atravesado por el río Aragón Subordán y rodeado de picos de más de 2.000 metros, como la peña Forca o la Punta Agüerri. En esta época del año, las hayas, los abetos y, en menor medida, los pinos, acaparan el paisaje de bosque de montaña en todos cálidos. Realizando alguna de las rutas propuestas por este entorno, no es raro encontrarse animales como sarrios, jabalíes o corzos.

Ubicado en el Valle de Hecho, la localidad más próxima a la Selva de Oza es Hecho, un pequeño pueblo de montaña que merece la pena recorrer. La arquitectura tradicional, con casas de piedra bajas y a distintas alturas, el trazado irregular de sus calles y la iglesia de San Martín, emplazada sobre una roca, forman parte de su atractivo.

El valle de Ordesa en Otoño.
El valle de Ordesa en otoño.
Geoparque de los Pirineos

Broto y los cañones de Ordesa

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido no entiende de épocas del año en lo que a belleza se refiere. Visitarlo y perderse recorriéndolo es un buen plan en cualquier momento, pero para los amantes del otoño, la ruta por sus cañones, en la zona de Ordesa, es una delicia para los sentidos.

Durante este paseo, se puede percibir el olor a tierra mojada, los colores otoñales de los árboles y praderas, la sensación de frío seco en el cuerpo y el rubor del agua de las cascadas y ríos.

Olfato, vista, tacto y oído estarían cubiertos. Y ¿qué hay del gusto? El paladar también tiene su recompensa en esta propuesta otoñal. Junto a la pradera de Ordesa, donde se debe estaciona el coche para realizar la ruta de los cañones, están Torla, Broto y Buesa. Son las localidades más cercanas a este entorno natural y en cualquier de ellas se puede catar la gastronomía típica de la alta montaña.

Como apunte, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es uno de los 13 mejores lugares para disfrutar del otoño en España según la página de viajes Skyscanner.

Valle de Pineta
Valle de Pineta
Turismo Aragón

Bielsa y el Valle de Pineta

El otoño también se puede disfrutar a través de la ventanilla del coche. La siguiente propuesta va de recorrer la carretera desde Bielsa hasta la ermita de la Virgen de Pineta. Los espesos bosques de pinos, abetos y hayas custodian la vía, inundando el paisaje de este valle de la zona norte del Parque de Ordesa y Monte Perdido.

Aprovechando la visita a la zona, merece la pena dar una vuelta por Bielsa, uno de los cinco pueblos de montaña que componen el valle. Es el más extenso y se enclava en la confluencia de los ríos Cinca y Barrosa.

Para quienes prefieran el senderismo al coche, en esta época del año, desde el Geoparque de Sobrarbe-Pirineos, se organizan rutas guiadas por todo el amplio espacio natural de Ordesa y Monteperdido. Pineta y el valle de la Larri serán escenario de la propuesta de este ‘Otoño Geológico’, en una excursión prevista para el sábado 17 de octubre.

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo
E. Viñuales

Aínsa y el cañón de Añisclo

Realizar una ruta por el cañón de Añisclo en otoño tiene el atractivo de poder presenciar el fenómeno meteorológico de la inversión térmica. Éste consiste en que, a pesar de ser propios de un ambiente más cálido, los árboles mediterráneos crecen, no obstante, en la parte alta de la montaña, porque es ahí donde reciben más sol. Sucede lo contrario con las especies nórdicas, que se sitúan en las cotas más bajas, en el valle, al ser zonas más frías que siempre están en sombra.

Conocer este fenómeno de la naturaleza en primera persona es posible si se realiza alguna de las rutas del cañón de Añisclo, en el centro del Parque Nacional de Ordesa. Una de las localidades más próximas a este paraje es Aínsa, donde sin duda se puede aprovechar para comer y dar una vuelta. La iglesia románica de Santa María, el castillo en la inmensa plaza Mayor y, en general, su casco antiguo declarado conjunto histórico en 1931 hacen que éste sea uno de los pueblos más bonitos de España.

Sallent en otoño
Sallent en otoño
cimanorte.com

Sallent y la selva de Hoz de Jaca

La selva de Hoz de Jaca la forman un conjunto de senderos entre bosques de hayas, abedules y pinos. Un buen destino para realizar excursiones en familia durante todo el año, destacando en esta época por la explosión de colores propia del otoño.

El paraje se ubica en el término municipal de Hoz de Jaca, en pleno valle de Tena, en la comarca del Alto Gállego. En un radio máximo de 15 kilómetros en coche hay varias localidades dignas de visitar, como Biescas, Panticosa o, más arriba, Sallent. Si se llega hasta allí, además de recorrer las calles típicas de un pueblo de montaña, merece la pena observar con perspectiva cómo el Foratata custodia el lugar, a los pies de un pantano de Lanuza en calma.

Regresando hacia Hoz de Jaca y sin dejar esta zona, al otro lado del pantano de Búbal se encuentra el bosque del Betato, en Piedrafita. Es uno de los hayedos más interesantes del Valle de Tena, siendo el otoño la mejor época para visitarlo.

Bosque de Gamueta
Bosque de Gamueta
cimanorte.com

Ansó y el bosque de Gamueta

El bosque de abetos y hayas de Gamueta es uno de los más extensos de la cordillera de los Pirineos. Fue declarado como espacio protegido hace varias décadas y alberga docenas de conjuntos arbóreos de más de 300 años de vida. Situado en la cabecera del valle de Ansó, la mejor ruta para conocer este paraje en todo su esplendor en los meses de otoño parte desde el refugio de Linza.

El punto de partida y llegada de la excursión queda a 30 minutos en coche de la localidad de Ansó, una de las joyas del Pirineo que no se puede pasar por alto estando tan cerca. Recorrer su casco histórico, con sus casas de piedra cuidadas al milímetro o visitar el Museo del Traje Ansotano son buenas opciones para completar el plan.

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