turismo
Un paseo por la ribera del Gállego, de Santa Isabel a San Juan de Mozarrifar
Parte de la ruta propuesta coincide con la R-16, una de las opciones recogidas en el programa municipal Zaragozanda.
Con el río como eje y caminando entre sotos y zonas de huerta, el paseo circular por la ribera del Gállego en las inmediaciones de Zaragoza capital es una alternativa de ocio al aire libre sin apenas salir de la ciudad.
La siguiente ruta se inspira en una de las recogidas en el programa Zaragozanda del Ayuntamiento de Zaragoza, que aglutina un conjunto de alternativas para pasear y realizar excursiones en el entorno natural de la capital aragonesa.
La propuesta consiste en un recorrido circular periurbano de unos 10 kilómetros, desde el barrio de Santa Isabel hasta San Juan de Mozarrifar y vuelta por la otra orilla del Gállego. Es una ruta sencilla, que se puede realizar en familia y cuya duración aproximada sin paradas es de dos horas.
Saliendo desde la calle Río Gállego de Santa Isabel, junto al parque Ríos de Aragón, donde hay sitio para dejar el coche, la caminata comienza siguiendo el curso del agua hacia San Juan de Mozarrifar, cruzando el río para ir por la margen izquierda. De forma paralela al cauce, el camino, que en algunos tramos es de pista forestal y en otros es sendero, lleva por debajo de los puentes de las autopistas y grandes viales que cruzan por encima para salir y entrar a la ciudad.
Poco a poco, la ruta se va alejando del entorno urbano para adentrarse en los bosques de ribera del corredor del Gállego, con chopos y otras especies típicas de las orillas de los ríos. Más adelante, tras pasar por debajo de la ronda Norte, el paisaje cambia al tratarse de una zona de huertas de cultivo. Conforme se avanza, aparecen varios complejos deportivos y parques. Destaca el área de descanso de San Juan de Mozarrifar, un amplio espacio verde con zona infantil de juegos, bancos, aparatos de ejercicios para mayores y merenderos. También dispone de fuente de agua potable, que invita a pararse y reponer fuerzas.
A los cinco kilómetros de la salida y dejando atrás el citado parque y el campo de fútbol de San Juan de Mozarrifar, se sitúa la pasarela de San Juan, una construcción reciente de madera y metal que permite cruzar a la otra orilla del río, para emprender la vuelta hacia Santa Isabel.
También conocida como la pasarela de Los Estrechos, el puente existe desde el pasado 2009 y su construcción formó parte del plan de restauración ambiental de las riberas del río Gállego.
Un desvío hacia el azud de Urdán
En este punto, una vez cruzado el puente, existe señalización para poder ampliar el recorrido hasta el azud de Urdán, a 3,2 kilómetros (unos 40 minutos de ida a pie). En ese caso, en lugar de emprender la vuelta por la orilla del río hacia la derecha, se seguirán las indicaciones hacia la izquierda, en dirección Villanueva de Gállego.
En este término municipal se sitúa el azud de Urdán, una construcción donde nace la acequia del mismo nombre que ya existía en el siglo XII y que actualmente es fundamental en el sistema de riego del bajo Gállego.
Desde allí se puede ver a lo lejos el antiguo monasterio de la Cartuja de Aula Dei, del siglo XVI. Perteneciente a la orden de los cartujos, desde 2011 alberga a la comunidad cristiana del Chemin Neuf. El recinto se puede visitar los sábados, a las 12 de la mañana, solo con reserva del pase guiado, y se puede llegar tanto en coche como en autobús urbano.
Tras este paréntesis, el camino de vuelta hacia Santa Isabel se realiza por la margen derecha del río, en dirección sur. Después de avanzar un kilómetro desde la pasarela de San Juan, aparece el parque de la Torre del Ajo, junto a la construcción que le da nombre. Se trata de una zona verde natural, con árboles y mobiliario de descanso, así como juegos infantiles, perfecta para detenerse y descansar antes de continuar.
El camino de vuelta se realiza prácticamente en todo el tramo por pista amplia, aunque conforme la ruta se aproxima a Santa Isabel, se convierte en asfalto en un acceso a la Ronda Norte. En cualquier caso, es un tramo corto, de unos 600 metros, y junto a los muretes de seguridad de la calzada hay una pequeña senda por la que se puede caminar sin peligro.
Justo cuando termina el asfalto, un camino surge a la derecha, para poder continuar con la ruta de nuevo a través del bosque de ribera, ahora de la otra orilla del Gállego casi hasta el final.
La ruta alternativa de Zaragozanda
Otra alternativa para recorrer este mismo entorno es la que propone el Ayuntamiento de Zaragoza en su programa de rutas. Esta opción es especialmente interesante para quienes no dispongan de vehículo, ya que sugiere puntos de salida y llegada comunicados con transporte público.
En concreto, el lugar de partida de la R-16 de Zaragozanda está en la avenida de la Academia General Militar, en la última parada del tranvía. Desde allí, la ruta comienza bajando por dicha vía para, antes de llegar al puente de la autopista, girar a la izquierda y coger el camino de los Molinos, también hacia la izquierda.
A pocos metros surge a la derecha el camino de Corbera Alta, por el que se continúa para ir alejándose del entorno urbano y adentrarse en la zona de huertas. Sin abandonar esta pista, una media hora después, un túnel permitirá al caminante superar las primeras vías del tren que se presentan en el camino.
No serán las únicas, ya que más adelante la ruta da con las vías de La Montañanesa. Desde este punto, dista un kilómetro y medio más de camino entre huertas para llegar a la merecida sombra del bosque de ribera.
A partir de aquí, la ruta, ya en el corredor del Gállego, coincide con la primera propuesta, pasando por la zona de descanso y el campo de fútbol de San Juan de Mozarrifar para cruzar a la otra orilla por la pasarela de Los Estrechos.
En este caso, el final del recorrido está en la avenida de Cataluña, donde se pueden coger varias líneas de autobús urbano. En total, esta opción de ruta tiene una distancia de algo más de 13 kilómetros, cuyo tiempo sin paradas se ha calculado en dos horas y 45 minutos.
Cualquiera de las dos propuestas se puede realizar a pie, corriendo o en bicicleta, dada la anchura de los senderos, el firme, en buenas condiciones y el escaso desnivel del terreno.
