EL CAMINO DE SANTIAGO EN BICI (2)

De Puente la Reina a León, cinco etapas del Camino de Santiago desde Aragón

Tras haber recorrido las tres primeras etapas del Camino aragonés, en el anterior artículo nos quedábamos en Puente la Reina, Navarra. En esta entrega, continuamos con el periplo hacia Santiago con otras cinco jornadas más que nos dejan en León.

Amanece nublado en León
Amanece nublado en León
Alfonso Corral

Tras haber recorrido las tres primeras etapas del Camino aragonés, en el anterior artículo nos quedábamos en Puente la Reina, Navarra. En esta entrega, continuamos con el periplo hacia Santiago con otras cinco jornadas más que nos dejan en León.

ETAPA 4. PUENTE LA REINA – LOGROÑO

Datos técnicos

Distancia: 72,4 kilómetros

Desnivel: 1161 metros

Tiempo en movimiento: 4 horas y 27 minutos

Velocidad media: 16,2 km/h

Dificultad de la etapa: 4/5

Crónica

En la jerga ciclista, esta jornada sería un mayúsculo etapón. Y es que aúna todos los ingredientes necesarios para tal calificativo: exigencia física, dinamismo técnico, diversidad paisajística, riqueza histórica, belleza monumental y alguna grata sorpresa.

Desde el inicio, dureza, porque los primeros 20 kilómetros destrozan los beneficios de cualquier buen desayuno. Nada más dejar Puente la Reina, la subida a Mañeru. Seguidamente, las de Cirauqui, Lorca y Villatuerta. Esa es la dinámica: para superar un pueblo, antes hay que enfrentarse a unos repechos humillantes. Con la salvedad de la magna Estella, que aguarda en bajada. No nos entretenemos en exceso porque a lo lejos despunta Villamayor de Monjardín, la ascensión más larga del día. Su dificultad se rebaja gracias al parón en Irache; bueno, al descanso y a la fuente de vino que Bodegas Irache concede al peregrino. Con un trago, suficiente. No vaya a ser que olvidemos contemplar su monasterio o se nos atragante la pendiente a Monjardín. Finalmente, coronamos. Eso sí, el calor pestoso y una senda traicionera se han cobrado su factura física. Así que otra pausa y avituallamiento.

Con el estómago lleno afrontamos el mar de cereal y vid que separa Villamayor y Los Arcos. Según cuentan, este es uno de esos peligrosos tramos del Camino caracterizados por su carga psicológica. En verdad, se hace largo y monótono; por suerte, nosotros somos tres y vamos en bicicleta. La bienvenida a Torres del Río es con otro rampón de aúpa. Cada vez cuesta más avanzar: las piernas acumulan 50 kilómetros de terreno empinado y el resto del cuerpo la carga de un sol enfurecido. No obstante, sabemos que esta es la tortura que debe soportarse para deleitarse con la preciosidad de los núcleos y los paisajes. Son doctos aquellos que afirman que la felicidad es un camino y no un destino.

El trayecto entre Torres y Viana es sinfonía celestial; lo tiene todo: recreo y agobio, esfuerzo y sudor, velocidad y empuje. Pero al final gloria y reconocimiento al Camino. Sí, en forma de piedra y amuleto. Nos hemos ganado un vermú. Declinamos la oferta que nos hace Viana para rendirnos homenaje y brindar en la capital vitivinícola de España, Logroño.

Lo mejor

La etapa en sí misma. Es cruel en lo físico, aunque emotiva en el poso. Si te llevas bien con los repechos y los fuertes desniveles, esta es la jornada perfecta.

Lo peor

El tramo sin núcleos urbanos entre Villamayor de Monjardín y Los Arcos. Carga agua y comida por si acaso. Para nosotros ha sido un día caluroso y ha sido demoledor. ¿Cómo será transitarlo con frío, viento o lluvia?

Ofrendas en la ermita del Poyo
Ofrendas en la ermita del Poyo
Alfonso Corral

Un consejo

Si quieres ser un buen peregrino, atraviesa el pasadizo del ayuntamiento en Cirauqui y pégate un buen trago de vino en Bodegas Irache. También puedes crear un montículo de piedras o dejar un amuleto en las proximidades de la Ermita del Poyo, entre Torres del Río y Viana.

Por otro lado, si no eres muy diestro en mecánica, puedes aprovechar las etapas que culminan en grandes ciudades para dar un repaso a tu máquina. Con todo el trabajo que nuestras bicis han soportado en esos machacantes senderos, acercarnos a Bicicletas Jose Mari ha sido un acierto.

No te pierdas

Muchos de los pueblos que hoy te acompañan son museos al aire libre. El día está repleto de templos y conjuntos urbanos espectaculares. Por tanto, es difícil elegir entre Cirauqui, Lorca, Villatuerta, Estella, Irache, Los Arcos, Torres del Río o Viana. Y eso que no hemos hablado de monumentos concretos como la fuente medieval de Villamayor de Monjardín. Por otro lado, dedica todo el tiempo que dispongas a una ciudad tan vibrante como Logroño. Seguro que no te deja indiferente.

ETAPA 5. LOGROÑO – BELORADO

Datos técnicos

Distancia: 74 kilómetros

Desnivel: 1019 metros

Tiempo en movimiento: 4 horas y 15 minutos

Velocidad media: 17,4 km/h

Dificultad de la etapa: 2/5

Crónica

Abandonar Logroño es un acto de gracia en un paraje como La Grajera, tan pujante en recursos hídricos, faunísticos o botánicos. De hecho, la sintonía con la naturaleza genera que las pendientes aquí sean más asequibles porque la mirada busca ardillas y no dónde está la próxima curva. Enseguida cruzamos Navarrete y, desde ahí, otra vez cuesta arriba para coronar el Alto de San Antón. Una veloz bajada por arcillosos campos de viñas nos sitúa a las puertas de Nájera: un lugar estancado en otro tiempo. Da lástima que su apuesto casco histórico esté así de desaminado.

El paisaje muta a favor del cereal y los kilómetros se hacen más largos. También el Alto de la Degollada, cuyo vertiginoso descenso nos introduce en Santo Domingo de la Calzada, coqueta villa medieval que alberga vida y milagros. Más tarde, nos dejamos sorprender por Grañón y la vista cenital a su recién descubierta necrópolis. Grañón es el último reducto riojano antes de cruzar a Castilla, pero el cansancio hace mella y no le dedicamos la pausa que merece. El tercio final de la etapa es rompepiernas y queremos llegar rápido a Belorado para cobrar nuestra recompensa: una sabrosa ración de morcilla de Burgos en su elocuente Plaza Mayor. ¿O es que todo iba a ser pedalear?

Ancha es Castilla
Ancha es Castilla
Alfonso Corral

Lo mejor

Dos momentos: el inicio de la etapa por La Grajera y un tramo un poco más técnico en los instantes finales de la subida a San Antón, nada más superar el núcleo de Ventosa.

Lo peor

El día se hace un tanto pesado por la monotonía y las altas temperaturas. Es la quinta jornada y eso también se percibe en lo físico. Las subidas tendidas y los rampones van minando, aunque nosotros preferimos los destrozos que efectúan los senderos de las etapas anteriores.

Un consejo

Si piensas hacer el Camino sin compañía, ten abonada tu mente para salir victorioso de esta etapa que no requiere de tanta concentración para superar dificultades técnicas. El verdadero inconveniente que podrías encontrar son la soledad o las condiciones meteorológicas. Así que prepárate para cualquier tipo de inclemencia.

No te pierdas

Además del entorno de La Grajera, los cascos antiguos de Nájera, Santo Domingo de la Calzada y Belorado son especialmente tentadores. Entre sus piedras hay mucha tradición y leyenda. Grañón es igualmente interesante.

Santo Domingo de la Calzada
Santo Domingo de la Calzada
Alfonso Corral

ETAPA 6. BELORADO - CASTROJERIZ

Datos técnicos

Distancia: 92 kilómetros

Desnivel: 859 metros

Tiempo en movimiento: 4 horas y 52 minutos

Velocidad media: 18,9 km/h

Dificultad de la etapa: 3/5

Crónica

El paso por Burgos marca y fracciona la primera de las dos jornadas maratonianas de nuestro Camino. Hasta alcanzar la capital, la etapa es sencillamente maravillosa. También bastante dura, porque el terreno pica para arriba desde el propio Belorado. Así que, por más que la mañana amanezca fresca, cualquier prenda de abrigo sobra en Villafranca, el pueblo donde comienza la subida al Alto de la Peraleja. Pese a sus desniveles, pedalear por los radiantes Montes de Oca es una delicia. Justo lo mismo que toparse con San Juan de Ortega a mitad de la bajada, un triunfo para el antiguo peregrino que salía indemne de los malhechores que en estas áreas se cobijaban.

El descenso de la Peraleja es breve y pronto nos encontramos con Atapuerca. Sí, los pelos se erizan al saber que los guarismos de nuestros ancestros que aquí moraron nos retrotraen a cientos de miles de años. Ahí es nada. Sobre la prehistoria conversamos cuando el terreno vuelve a inclinarse. No poco, además. En nuestras narices, la Cruz de Atapuerca, una corta, abrupta y rocosa ascensión desde cuya cima se divisa Burgos. Entonces, velocidad hacia abajo, que el día es largo y no queremos perdernos ni su casco histórico ni su Catedral.

La segunda etapa del día comienza tras abandonar Burgos y está caracterizada por el páramo, el accidente geográfico predominante en estas áreas castellanas. Por tanto, este tramo se define por la altitud, la falta de vegetación, las masas de cereal y la violencia del clima: un sol de justicia, en nuestro caso. La severidad del medio se hace más evidente desde Rabé de las Calzadas. Y para rematar, el páramo esconde otras dos molestas subidas que nos consumen antes asaltar el apoteósico final de jornada: un tríptico que derrocha belleza y se compone por el descenso a Hontanas, el sendero hasta San Antón y la travesía urbana de Castrojeriz. En este último pernoctamos, disfrutando de la gastronomía burgalesa y la simpatía de sus gentes.

Lo mejor

El tramo que ensambla los Montes de Oca, San Juan de Ortega y el área de Atapuerca. Es metafísico, pasional, deslumbrante.

Lo peor

A partir de Burgos, la España vacía emerge de nuevo. Por aquí, cualquier otro tiempo pasado sí parece haber sido mejor.

Un consejo

Ya que la etapa te guía por Burgos, adéntrate por la zona de bares y recarga aquí tus baterías. Si tienes que montarte otra vez en la bici y no dispones de un estómago de hierro, quizás debas prescindir de la morcilla. No te preocupes, en el camping de Castrojeriz tienen unos fogones excelentes. Allí podrás saborearla. Y si prefieres lechazo, llama antes para que esté listo a tu llegada.

No te pierdas

Además de todo lo relacionado con los descubrimientos de Atapuerca, el día es para los templos: la iglesia de la Virgen de la Peña en una roca excavada de Tosantos, el monasterio de San Juan de Ortega, la Catedral de Burgos, las ruinas del convento de San Antón, el conjunto monumental de Castrojeriz…

Tendedor improvisado en Castrojeriz
Tendedor improvisado en Castrojeriz
Alfonso Corral

ETAPA 7. CASTROJERIZ - SAHAGÚN

Datos técnicos

Distancia: 92,2 kilómetros

Desnivel: 487 metros

Tiempo en movimiento: 4 horas y 22 minutos

Velocidad media: 21,1 km/h

Dificultad de la etapa: 2/5

Crónica

Comenzamos el día deshaciendo el Camino para recrearnos con los vestigios de San Antón bañados por el sol del alba; un decorado propio de El Señor de los Anillos. Además, este paseo matinal tenía la finalidad de desentumecer las piernas para lo que se avecina: el Alto de Mosterales, una pared de poco más de un kilómetro que ostenta desniveles superiores al 20%. Pero antes, el último paseo por Castrojeriz. Sin prisas. Para almacenarlo en la memoria.

El coloso de Mosterales no puede con nosotros. Cruzamos el Pisuerga y nos adentramos en Palencia para rodar junto al Canal de Castilla. Así llegamos a Frómista, donde hacemos dos altos para conocer sus singulares esclusas y reencontrarnos con el famoso ajedrezado jaqués. Por desgracia, la etapa se amodorra entre Frómista y Carrión de los Condes por culpa de un Camino que avanza siempre paralelo a una carretera autonómica. Desde aquí hasta Lédigos el trayecto no es mucho mejor. Ahora bien, hemos inventado un juego con el que combatir las eternas rectas y la invariabilidad paisajística: emular a nuestros ídolos de la siesta; es decir, pasar al ataque. Tempus fugit.

El recorrido se anima al final, pero apenas queda espacio para alcanzar nuestro destino: Sahagún y toda la variedad de templos que ofrece. En lo alto despunta la pomposa torre de la iglesia de San Lorenzo, de estilo mudéjar. Ya es casualidad que sea domingo y el pueblo celebre la víspera de su patrón. Qué infortunio que la pandemia obligue a hacerlo sin excesivo ruido.

Lo mejor

La subida a Mosterales en la que tropiezas con tremendos desniveles y un rosario de peregrinos que padecen tanto o más que los ciclistas. A decir verdad, todo el terreno hasta Frómista es atrayente y variopinto.

Lo peor

Los aproximados 20 kilómetros entre Frómista y Carrión de los Condes que transitan por un caminito pegado a la carretera. El único entretenimiento es esquivar mojones. Desde Carrión, el Camino no prospera; eso sí, pedaleas alejado de vehículos motorizados.

Un consejo

El día puede ser muy largo y latoso. Por eso, conviene parar en los pueblos para hidratarse, comer, refrescarse o aplacar la monotonía.

No te pierdas

Si te gusta la arquitectura y el arte cristiano del Medievo, la jornada está plagada de bellos ejemplos para el románico, el gótico o el mudéjar. Carrión de los Condes y Sahagún sobresalen en este sentido, aunque, sin duda, la iglesia de San Martín de Tours en Frómista es otra de las grandes joyas del románico que descubrirás durante el Camino. En esta localidad también debe visitarse la cuádruple esclusa del Canal de Castilla. Otra construcción hidráulica interesante es Puente Fitero, la obra que salva el río Pisuerga y conecta Burgos con Palencia.

ETAPA 8. SAHAGÚN - LEÓN

Datos técnicos

Distancia: 57,2 kilómetros

Desnivel: 242 metros

Tiempo en movimiento: 2 horas y 46 minutos

Velocidad media: 20,7 km/h

Dificultad de la etapa: 1/5

Crónica

La jornada de hoy es corta y campechana por un único motivo: nos espera León, uno de los puntos cardinales del Camino. Seguramente, la principal dificultad del día sea resolver qué itinerario seguimos a la salida de Sahagún, el clásico o la variante que nos conduce por la antigua Vía Trajana. Nosotros optamos por la segunda y rodamos entre campos y silencio, percibiendo que los kilómetros se desvanecen y no molestan. Hacemos bien en avituallarnos en Mansilla de las Mulas pese a no necesitarlo, pues es una bonita revelación para empaparse de la arquitectura popular leonesa. Encima, por estas tierras la bebida se sirve acompañada de comestibles. Un acierto.

El Camino se afea hasta dar con el centro de León. La travesía discurre próxima a una carretera y apenas presenta reclamos. De hecho, no habría ninguno si no fuese por el Alto de Arcahueja y la subsiguiente congestión de piernas. Estamos a las afueras de una gran ciudad y, por tanto, esto nos resulta familiar: polígonos, tráfico, suciedad, ruido… Sin olvidarnos de esos semáforos que dinamitan cualquier entrada triunfal. Tras un giro a derechas, los ojos se desorbitan con la Casa Botines de Gaudí. Y al completar la calle Ancha, tenemos que parpadear varias veces. Es lo que tiene la Catedral de León. Menudo tesoro.

Lo mejor

Habernos decantado por la Vía Trajana para unir Sahagún con Mansilla de las Mulas. Puede que en esta variante hagamos algunos kilómetros de más, pero no nos gustan esos ramales que transcurren pegados a una carretera. Ya hemos tenido bastante con el tramo entre Frómista y Carrión de los Condes.

Lo peor

La aproximación definitiva hasta León se hace eterna. Más allá de alguna panorámica a la ciudad, no ofrece interés alguno. Y tendrás que pedalear por carretera, así que extrema los riesgos en estas zonas y en el resto de las vías urbanas.

Un consejo

Si dispones de tiempo, decántate por una de estas etapas de transición en las que bajan los kilómetros, el desnivel y la exigencia técnica. La musculatura lo agradecerá. En términos deportivos, esta jornada podría asemejarse a un día de descanso activo. Eso sí, guardando todas las distancias y valorando lo completado hasta este punto del Camino.

No te pierdas

Además de extasiarte con la historia, la arquitectura, la cultura, el arte, la gastronomía y la vida de León, no dejes de visitar Mansilla de las Mulas porque aquí descubrirás cómo es un tradicional pueblo leonés. Si eres amante del buen yantar, prémiate con la cocina de temporada en Parrilla Louzao, magnífico restaurante situado en la zona residencial de León.

En la próxima entrega conoceremos el final del itinerario hasta Santiago.

  

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