El camino de santiago en bici (1) 

Las etapas aragonesas del Camino de Santiago: peregrinos a golpe de pedal

El autor narra en esta primera entrega su experiencia de este verano al recorrer en bicicleta los tramos de Aragón en la ruta para ganar la Compostela. 

Dificultad en el tramo Somport-Canfranc
Dificultad en el tramo Somport-Canfranc
Alfonso Corral

El Camino de Santiago siempre debe entenderse como un recorrido preferencial para el viajero ávido de cultura, aventura, arte, deporte, historia, naturaleza, gastronomía, arquitectura o espiritualidad. Sí, tiene tanta magia que se adecúa a cualquier motivación, donde el pago por una promesa cumplida persiste como una de las más comunes.

En Aragón, además, contamos con una arteria que ofrece al peregrino la atmósfera perfecta para el goce y la introspección; un ambiente extraordinario derivado de los amplios espacios de paz, soledad y silencio que escoltan al peregrino en su marcha. 

Contextualicemos. Estamos en abril de 2020. En medio de la cuarentena por la covid-19, tres amigos decidimos que en verano haremos el Camino. En bicicleta. Si la coyuntura lo permite y es seguro, pensamos que es la mejor opción vacacional para este anormal año por cuatro razones: supone consumar un antiguo deseo, es accesible para una quincena, no hay que invertir demasiado dinero y apenas requiere planificación. Por tanto, basta con subirnos a nuestras máquinas y dar pedales. De hecho, a dos semanas de empezar, solo disponemos de unos cuantos kilómetros en las piernas y los billetes para la vuelta de Santiago.

Hoy es agosto de 2020. Hemos culminado el Camino y creemos que todo amante de la bicicleta tendría que completar este viaje singular. Y qué casualidad que es justo ahora cuando el ciclismo está más al alza que nunca porque, al igual que durante el aislamiento se vivió cierta locura con el papel higiénico, este vehículo de dos ruedas ha sido uno de los éxitos de la desescalada. Hablamos de una anomalía en la que pequeños y grandes establecimientos se han quedado prácticamente sin existencias en algunos modelos de bicicletas (de montaña), accesorios (cascos) o herramientas (recambios para pinchazos). Pero este fenómeno no debe concebirse como una secuela de la pandemia, pues los rodillos que posibilitan entrenar desde casa también se agotaron al principio de la cuarentena. Así somos.

Entonces, como especulamos que tarde o temprano muchos ciclistas emprenderán el periplo hasta Santiago, queremos compartir nuestro itinerario y toda esa información que podría ser útil para el eventual peregrino. Lo haremos en dos entregas. Aunque para empezar debemos partir de estas tres reflexiones esenciales:

1. El Camino no es un paseo. Pese a que la velocidad es una de las condiciones más determinantes, aquí te topas con muchos kilómetros, fuertes desniveles, climas adversos, firmes en mal estado… Por eso, la destreza y el entrenamiento previo del ciclista sí importan. Es preferible ir sin prisas, hacer paradas, visitar monumentos, contemplar la naturaleza y tomar fotografías. Por otro lado, no es obligatorio hacer todo el Camino del tirón. Siempre está la opción de ir poco a poco: un fin de semana haces dos etapas; un puente festivo, otras tantas… Tú marcas la rutina.

2. Existe un Camino si viajas con alforjas y otro si lo haces liviano de equipaje. Es una cuestión relevante, así que pondéralo. Nosotros recurrimos a la segunda y contratamos los servicios de una empresa postal para transportar nuestras mochilas de albergue en albergue. Lo hicimos así porque nos gustan los desafíos, la velocidad, la dificultad y, en buena medida, el riesgo. Está claro que eso mismo se puede vivir con alforjas, pero, tras haber concluido el Camino, damos fe de que muchos kilómetros que hemos ciclado por sendas hubiesen transcurrido sobre asfalto. Tampoco fuimos de vacío sobre la bici, dado que portábamos una pequeña mochila para acarrear con los básicos: ropa de abrigo, comida, recambios, agua, herramientas, material sanitario…

3. No es lo mismo hacer el Camino con covid-19 que sin covid-19. Unos lo verán como un aspecto positivo y otros como negativo. Según nos contaban, este año apenas hay peregrinos. Una realidad que sirve para Jaca, para León o para Santiago. Es más, muchos alojamientos no han abierto en 2020. Pese a todo, el Camino nunca te deja tirado y te protege con farmacias, camas, supermercados, talleres, fisioterapeutas, bares, taxis u otros peregrinos. Por fortuna, nosotros hemos sido ajenos a toda contrariedad; si bien, por prevención y seguridad, con anterioridad tomamos dos resoluciones respecto a las pernoctaciones: reservar los albergues y dormir sin la compañía de otros viajeros en el habitáculo.

En suma, aquí no hay mejores o peores peregrinos. Lo más factible es dedicar un tiempo a evaluar cuál de todos los Caminos se ajusta más a nuestros gustos, circunstancias o limitaciones. Esa es la base para maximizar el disfrute y minimizar el sufrimiento o las dudas que en algún momento llegarán.

'Bicigrino' del siglo XXI
'Bicigrino' del siglo XXI
Alfonso Corral

A continuación detallamos las 13 etapas que hemos completado. En este primer artículo proporcionamos unas líneas de las tres jornadas que discurren por el ramal aragonés. En concreto, de Somport hasta Puente la Reina (Navarra), lugar donde se produce la fusión con el vial que procede de Roncesvalles. Dejamos para una segunda entrega el resto de la ruta francesa hacia Santiago.

¡Ultreia!

ETAPA 1. SOMPORT – JACA

 

Datos técnicos

Distancia: 38,6 kilómetros

Desnivel: 625 metros

Tiempo en movimiento: 2 horas y 48 minutos

Velocidad media: 13,8 km/h

Dificultad de la etapa: 4/5

Crónica

A las 9.10 del lunes 3 de agosto nos subimos al Canfranero en Villanueva de Gállego con dirección a Santiago de Compostela. Sorprendentemente, contamos bastantes más viajeros de los que cabría esperar. También bicicletas, que suman cinco con las nuestras. Por suerte, la operaria es empática y podemos cargarlo todo. Nosotros agradecemos su gesto y su paciencia. Poco después de mediodía nos apeamos en Canfranc, delante de una terminal que parece querer olvidar su letargo. Curiosa paradoja que semejante monumento acoja el final de un lento, intenso y bucólico trayecto que antecede a otro extenso, hondo y épico recorrido.

Esperando al canfranero en Villanueva de Gállego
Esperando al canfranero en Villanueva de Gállego
Alfonso Corral

Para ser francos, nuestra odisea empieza en el paso fronterizo de Somport. Hasta allí llegamos pedaleando, en una subida que se hace interminable y perversa por el viento frontal. La bajada se inicia cuando el mojón marca que restan 857,9 kilómetros para Santiago. Con osadía, optamos por el sendero, así que apenas podemos acoplarnos sobre la bicicleta: los escalones, las rocas o las zanjas trazadas por el agua nos lo impiden. Esa es la dinámica hasta Canfranc, pues la vereda solo mejora al sobrepasar el inicio del túnel que conecta España con Francia. Si bien, coraje y destreza continúan siendo ingredientes necesarios para buena parte de los tramos hasta descubrir Jaca.

Esta ruta que nunca abandona el cauce del Aragón es fastuosa. Durante el itinerario, el ser humano es capaz de reconectar con la naturaleza y percibir que su vista, oído y olfato se agudizan. Es la pureza pirenaica. Y es la estampa de la Peña Oroel que domina el horizonte.

También la civilización ha ayudado a conformar este hechizo. Para sentirlo, basta con atravesar el Puente de los Peregrinos en el viejo Canfranc o transitar por las empinadas callejuelas de Castiello de Jaca. Sin embargo, aquel que quiera alcanzar la catarsis deberá frenar ante la Catedral de San Pedro de Jaca, lugar emblemático en el que se cierra nuestra primera jornada. A falta de ambiente peregrino, aquí uno debe embriagarse de esplendor, historia y gastronomía. No es mala cosa.

Esta etapa probablemente sea la más técnica del Camino. Y por ser la más nuestra, quizás la más especial. Han sido más de tres horas de tren y otras tantas de ruta. ¿Cuántas más nos quedan hasta Santiago?

Subiendo el Somport
Subiendo el Somport
Alfonso Corral

Lo mejor

Si eres amante de las sendas o los descensos técnicos, gozarás pedaleando en este entorno que aúna naturaleza, cultura e historia. Y cuando te alejes de los municipios y la carretera, lo harás prácticamente en soledad.

Lo peor

Por la dureza o por el estado del firme, hay algunos kilómetros que no son ciclables. Asimismo, en momentos del recorrido se advierten desperfectos e, incluso, dejadez.

Un consejo

Si empiezas en el Somport y viajas con alforjas, es preferible que llegues a Canfranc por carretera. Si optas por el sendero, pasarás más tiempo empujando la bicicleta que pedaleando sobre ella.

No te pierdas

El imborrable viaje en el Canfranero. Si puedes, hazlo en día laboral. Ten en cuenta que el número de bicicletas permitidas es limitado.

Ante la estación de Canfranc.
Ante la estación de Canfranc.
Alfonso Corral

ETAPA 2. JACA – UNDUÉS DE LERDA

Datos técnicos

Distancia: 65 kilómetros

Desnivel: 786 metros

Tiempo en movimiento: 3 horas y 53 minutos

Velocidad media: 16,7 km/h

Dificultad de la etapa: 3/5

Crónica

Segundo día por los caminos del Aragón más primitivo. La Jacetania y las Cinco Villas ofrecen un terreno exigente y versátil, pero increíblemente bello. Desde Jaca, la ruta surca la Canal de Berdún. En otras palabras, navegamos por la margen izquierda del río Aragón salvando municipios como Santa Cilia, Puente la Reina de Jaca, Arres, Martes, Mianos o Artieda. En estas tierras de frontera, los kilómetros siempre juegan a favor del embalse de Yesa, que poco a poco va conquistando nuestro espectro visual.

Sin duda, uno de los momentos más inolvidables del Camino aragonés acontece después de salir de Artieda. Y es que, nada más abrazar Yesa, una espectacular vereda nos conduce, primero, a la ermita de San Juan Bautista y, luego, a Ruesta. Fascinante.

El final de la jornada esconde tres dificultades. Para empezar, nada más dejar Ruesta aguardan los seis interminables kilómetros del Alto de Cabañera. Afortunadamente, el entorno y las vistas al embalse rebajan su dureza. A continuación, el descenso a Undués de Lerda que intercala zonas por pista, por sendero, por roca madre y por calzada romana. En algún instante puede hacerse algo técnico, así que lo mejor es tomárselo con calma. Por último, para adentrarse en el núcleo cincovillés hay que remontar un muro infernal; una especie de rampa de garaje de 300 metros.

Noche en Undués de Lerda
Noche en Undués de Lerda
Alfonso Corral

En conclusión, a la pintoresca plaza de Undués llegamos con las piernas descompuestas. Aquí nos reponemos, justo en el mismo albergue en el que hoy pernoctamos. Y como todavía queda día, el Castillo de Javier nos espera para la excursión vespertina.

Lo mejor

Dos tramos de sendero. El primero es muy breve y se ubica antes de Puente la Reina de Jaca. Cuando bajes de la bicicleta para sortear los escalones y un árbol caído, hazte una piedra que emplearás en este corto trayecto. El segundo es bastante más largo y técnico. Con vistas a Yesa, transcurre por bosque espeso entre Artieda y Ruesta. Si te gustan las sendas, disfrutarás. Es precioso.

Lo peor

La sensación de que el medio rural aragonés adolece. Es verano y apenas hay movimiento. Cuesta encontrar niños que jueguen y griten.

Un consejo

Para afrontar con fuerzas el final del día conviene avituallarse en Artieda o en Ruesta. Asimismo, es necesario hidratarse constantemente y tener los bidones llenos porque las condiciones atmosféricas pueden jugar en nuestra contra.

No te pierdas

Es obligatorio detenerse en Ruesta: otrora despoblado, hoy de nuevo colonizado. Viajarás en el tiempo al pasear por esas callejuelas donde la huella de la civilización pugna contra la fuerza de la naturaleza. Algo similar se siente al sumergirse en Undués de Lerda, mucho más vivo y coqueto por el saber hacer de sus vecinos.

Por otro lado, si la condición física lo permite, siempre es una opción desviarse unos pocos kilómetros de la ruta principal para conocer lugares tan emblemáticos como Santa Cruz de la Serós, San Juan de la Peña, Leyre o Javier. El Camino propone alternativas naturales o culturales que el peregrino debe ponderar. Suelen ser un éxito. En nuestro caso, nos decantamos por la visita al Castillo de Javier.

Pedaleando por Foz de Lumbier
Pedaleando por Foz de Lumbier
Alfonso Corral

ETAPA 3. UNDUÉS DE LERDA – PUENTE LA REINA

Datos técnicos

Distancia: 79 kilómetros

Desnivel: 1073 metros

Tiempo en movimiento: 4 horas y 50 minutos

Velocidad media: 16,3 km/h

Dificultad de la etapa: 5/5

Crónica

Aún no nos hemos desperezado cuando ya circulamos por Navarra. Desde la salida, el manillar señala Sangüesa. En cambio, tratando de adivinar una silueta camuflada en la sierra, la mirada se dirige hacia el sur. Allí está Sos del Rey Católico. Así despedimos Aragón, con la tristeza por dejar nuestra tierra y el júbilo por prosperar en la epopeya. Los sentimentalismos se olvidan tan pronto como hacemos un rodeo para atravesar la Foz de Lumbier: una prodigiosa garganta esculpida por el río Irati. Al trazado clásico se regresa en Izco. Pero antes acecha el engorroso Alto de Loiti. Así que carretera y manta.

La jornada es machacante y torturadora. En argot ciclista, rompepiernas. De esas que dibujan un perfil de sierra dentada. O lo que es lo mismo, en constante sube y baja que, para colmo, transitan por uno de los tramos más solitarios del Camino.

La principal dificultad de la etapa es la temible senda de unos 10 kilómetros que une Monreal con Tiebas. El ciclista que no sea amigo de estas emociones cuenta un plan B en forma de carreterita que conduce al mismo punto final. Además, si decide aventurarse y más tarde se arrepiente, siempre podrá abandonar en una las múltiples salidas que se le presentan. En nuestro caso, aceptamos el reto con valentía y salimos gloriosos y vibrantes, aunque igualmente fundidos, maltrechos o magullados. Porque la vereda se las trae. Tanto que hasta la bicicleta parece quejarse de este camino de cabras con vistas a Pamplona.

Aún queda recorrido para contemplar los viñedos navarros y deleitarnos con la belleza de la ermita de Santa María de Eunate o el núcleo de Óbanos. La zona es espectacular. De ahí a Puente la Reina se llega enseguida. Por fortuna, es aquí cuando por fin hallamos ese ambiente peregrino que todavía no habíamos palpado.

Ante el castillo de Javier
Ante el castillo de Javier
Alfonso Corral

Lo mejor

Pedalear por la Foz de Lumbier. Y si te gustan las emociones fuertes, completar los 10 kilómetros de sendero entre Monreal y Tiebas.

Lo peor

En algunos tramos cuesta encontrar servicios como supermercados, farmacias, bares, albergues… Para un peregrino que marcha a pie, una máquina de venta automática no parece suficiente para reponer fuerzas.

Un consejo

La etapa es dura y no solo por el sendero infinito. Piensa que en esta jornada se acumulan prácticamente 80 kilómetros y unos 1000 metros de desnivel. Así que ten comida de sobras, hidrátate bien y protégete contra el sol, el frío, la lluvia o el viento. Cualquier adversidad climática podría complicarte el día. Si sientes que lo necesitas, descansa.

No te pierdas

Además de franquear la Foz de Lumbier, este día merece una visita pausada a Sangüesa, Óbanos y Puente la Reina. Son poblaciones con un patrimonio arquitectónico exquisito. Callejear y empaparse de su historia no te defraudará. Lo mismo sirve para Santa María de Eunate, una de las joyas del románico en España.

En la próxima entrega conoceremos el resto del itinerario hasta abrazar a Santiago.

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