aragón es extraordinario

Paseando por las Cuevas de Los Mases

Este pueblo pertenece administrativamente a Crivillén, y en su entorno hay un camino jalonado por cavernas que hace las delicias de los buscadores de misterios

Ha sido docente durante muchos años; ahora le toca cuidar nietos en otoño por Zaragoza, pero cuando llegan los veranos, las fiestas de guardar y cualquier rato que aparece en el calendario, Regina Ciércoles pone proa a su pueblo, Los Mases, perteneciente al término municipal de Crivillén; un lugar con entidad y carácter propios más allá de lo administrativo, enclavado en un entorno de singular belleza y quietud.

“Mi madre vivió en Los Mases hasta que se casó con mi padre, que es de Crivillén, y en Crivillén nací yo –explica– así que tengo un poco de ambos sitios. En Los Mases está la casa de mi abuela y mis tíos maternos; aquí pasaba las fiestas, los veranos mientras mi madre trabajaba en el campo, siempre arropada”.

A Crivillén le guarda piropos. “Me encanta que esté construido en un monte, me encanta seguir visitando los lugares donde correteé de pequeña, y soy de las que cree que tiene muchas cosas por descubrir, porque quien lo visita se queda impresionado, lo que pasa es que supongo que estamos un poquito escondidos los dos pueblos. Por supuesto, estoy orgullosa de tener a un paisano como Pablo Serrano; no estuve cuando regresó al pueblo en los 80, porque entonces vivía lejos de aquí, pero sí lo conocí porque mi padre fue a clase con él y un día, siendo yo niña, nos lo encontramos en el trinquete; se pararon a charlar y PabloSerrano me regaló unas monedas”.

Regina tiene huerto en el pueblo y se afana embotando tomate. “Aquí me siento realmente bien, y la verdad es que he conocido sitios muy distintos. Estudié en Logroño, hice mis oposiciones y trabajé un año allá, luego fui a Soria otros seis, un año en Mora de Rubielos, me casé y me fui a Madrid cinco años, luego una temporada larga en Ólvega (Soria) y diez años en Zaragoza, en el colegio Cesar Augusto de la Romareda.

Hipnótico, casi amniótico

Regina habla de Los Mases con devoción. “Es como si estuviéramos dentro del útero materno; las montañas, el verdor, los ríos. Los Mases tiene cuatro pequeños barrios: el mío es el último, el Bajo, y antes están el Alto, el de la Iglesia y el Medio. Desde aquí hay un paseo muy bonito por la ribera hasta el punto en el que se juntan los ríos Huergo y Valdelaparra para formar el río de Los Mases, que desemboca en el pantano del Escuriza. Este año, eso sí, toda la lluvia de primavera ha hecho que las hierbas estén muy altas. Eso permite escoger otra ruta con un atractivo tremendo, las cuevas”.

Regina se refiere al llamado camino del Plano. “Discurre junto al río Valdelaparra, y las cuevas van apareciendo. La del Moro está nada más hacia el camino, luego hay otras más pequeñas y la más grande es la de la Peca, donde en su día vivió una cabrera con sus animalillos. En el barrio Medio, por cierto, se puede admirar un pequeño horno, el único que queda en pie. La gente de ese barrio decidió mantenerlo y reforzarlo, y está disponible para quien quiera usarlo”.

En Los Mases hubo escuela e iglesia propios, levantados con el esfuerzo de los vecinos. “Esta ha sido siempre una comunidad muy esforzada y unida, donde todos se ayudaban y respetaban. Mi familia siempre fue así; espero haber heredado ese espíritu”.

Pablo Serrano, el vecino ‘presente’ que batió a la muerte con su arte

Dicen que el Cid ganaba batallas después de muerto; así de grande era el respeto y miedo que infundía su figura. Pablo Serrano fue un tipo diferente de guerrero; nacido en Crivillén, vivió la mayor parte de su vida lejos del terruño, pero siempre estuvo pendiente de lo que ocurría en la tierra en la que le trajeron al mundo. María José Lecina, alcaldesa de Crivillén desde 2007, siempre recalca que el maestro de la escultura, admirado en medio mundo, intervino a distancia para que arreglaran la torre de la iglesia y trajeran las aguas a Crivillén a principios de los 70. Y está el día de la visita del maestro, recordado por los mayores del lugar y también por sus hijos, que eran pequeños cuando acaeció aquél acontecimiento.

“Vino unos meses antes de morir –recuerda María José– y se emocionó al visitar su casa natal , que está junto a la parroquia". Era 1985, y para Serrano fue una subida sostenida de adrenalina en un paseo por las calles y esquinas de sus años mozos. Tres años antes había recibido el premio Príncipe de Asturias por sus pingües méritos en las artes, pero dicen quienes le trataron que el reconocimiento de sus paisanos le llegó mucho más al corazón. No es de extrañar que su presencia se sienta en cada esquina, desde el letrero a la entrada de Crivillén que dice literalmente ‘pueblo de Pablo Serrano’ al nombre de la asociación cultural.

Espacio expositivo

Por supuesto, no se puede olvidar el Centro de Arte Pablo Serrano, inaugurado en 2008 en lo alto de la calle principal: no es un museo en puridad, porque suele organizarse una exposición anual en verano –este año ha sido inviable– con colectivas de artistas noveles, alguna retrospectiva y, como material anfitrión, alguna obra del maestro cedida por sus herederos para cada ocasión.

Un pueblo rodeado de verdor al abrigo de una naturaleza serena

A Crivillén se llega en bajada desde la carretera nacional, saliendo por el desvío entre Gargallo y La Mata de los Olmos. El pueblo se halla a los pies del Balcón de Pilates, y el río Escuriza baña sus tierras. En estos días se estarían ultimando los preparativos de las fiestas veraniegas, celebradas en honor a San Ramón y San Gil –este último es el patrón– cada 31 de agosto y 1 de septiembre, o el fin de semana más próximo. También hay festejos en noviembre, por San Martín, que todavía no están suspendidos; se mantiene la esperanza de una mejoría en la situación general para, aunque sea con precauciones, poder festejar algo en este año tan negro. En cuanto a la parroquia local de San Martín de Tours, tiene una gran torre barroca con motivos mudéjares en la decoración. La edificación tiene cuatro cuerpos octogonales de ladrillo y fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1982.

CRIVILLÉN

Comarca. Andorra-Sierra de Arcos.

Cómo llegar. Desde Teruel, su capital de provincia, hay 101 kilómetros por la N-420 y la A-1416.

La Criva. Se trata de una casa del siglo XVIII restaurada para funcionar como alojamiento rural; está junto al Ayuntamiento de Crivillén. Dispone de 3 habitaciones dobles perfectamente acondicionadas, y destaca su amplia bodega excavada en la roca. Muy utilizada por familias del pueblo para alojar a visitantes en verano.

Canteras de arcilla. Antes de llegar al barrio Alto de Los Mases, viniendo de Crivillén, está cantera Portomé, que obtiene arcilla de muy buena calidad; de hecho, surte a Porcelanosa. Entre Crivillén y Estercuel está otro clásico de la zona, la cantera Sabater, igualmente prestigiosa en el sector.

Centro Social. El espacio de bar local, situado muy cerca de la Criva, es amplio y espacioso; se regula como centro social, tiene un buen número de mesas y máquinas expendedoras.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es extraordinario'.

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