Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Bio, bio, ¿qué ves?

Las sustancias perjudiciales no desaparecen al disiparse el humo de un cigarrillo

Los compuestos dañinos del humo del tabaco, como el carcinógeno NNK, permanecen en las superficies de los hogares en los que hay fumadores.

Fumar es una de las principales causas de muerte prematura por circunstancias evitables.
Fumar es una de las principales causas de muerte prematura por circunstancias evitables.
Pxhere

Desde hace unos años, el pueblo portugués Vale de Salgueiro se vuelve viral la Noche de Reyes por su peculiar (por llamarla de algún modo) tradición: durante el 5 y el 6 de enero los niños tienen permitido fumar tabaco. Lo voy a repetir por si crees que has leído mal o que me he equivocado al escribir. El 5 y el 6 de enero, en el pueblo portugués de Vale de Salgueiro los niños pueden fumar. No es que se hayan portado mal y los Reyes Magos les traigan cigarros en lugar de juguetes, no; nuestros vecinos portugueses no se hacen regalos en esta fecha. Se trata, simplemente, de la forma en la que celebran esa noche.

Ni siquiera los propios habitantes tienen muy claro el origen de esta costumbre, pero, ante las críticas que les llueven desde que en otros países nos hemos hecho eco de ella, se escudan bajo la palabra ‘tradición’ para continuar haciéndolo. Es curioso que las palabras "esto se ha hecho así toda la vida" se suelan usar para defender conductas o situaciones que deberían parar.

A estas alturas, a nadie le pilla por sorpresa que fumar no trae nada bueno, especialmente a un niño pequeño. Tenemos montones y montones de trabajos de investigación que prueban la relación entre el tabaco y el desarrollo de cáncer de pulmón, laringe o renal, de enfisema pulmonar, de bronquitis crónica, de accidentes cerebrovasculares o de úlcera gastrointestinal, entre otros trastornos. También es bien conocido que ser fumadores pasivos tampoco nos hace ningún bien, motivo por el cual cada vez se restringen más los espacios públicos en los que se permite fumar.

Sin embargo, lo que quizá no sepas es que los riesgos del tabaco podrían no acabar aquí, ya que los fumadores dejan a su paso lo que se conoce como humo de tercera mano, cuyos efectos sobre la salud todavía no están claros.

El riesgo al que se enfrenta el fumador

Los cigarrillos provienen de las hojas de la planta del tabaco, Nicotina tabacum, un claro ejemplo de que ‘natural’ y ‘bueno’ no siempre son sinónimos. Estas hojas contienen nicotina, un alcaloide que se absorbe muy rápidamente en los pulmones tras inhalar el humo del cigarro. Entonces, pasa a la sangre y pronto alcanza el cerebro, al ser una de las pocas sustancias capaces de atravesar la barrera hematoencefálica, una de las principales defensas de este órgano. Una vez en el cerebro, la nicotina puede unirse a algunos receptores presentes en las neuronas y provocar la liberación de neurotransmisores como la acetilcolina, la dopamina, la noradrenalina o la serotonina.

Este cóctel de neurotransmisores tiene un efecto sobre el humor, ya que produce un efecto calmante. Con cada calada te sientes más relajado, aunque no se llegue a alcanzar esa sensación de nirvana que acompaña a otras drogas recreativas. Pero, al activarse los llamados sistemas de recompensa cerebrales cada vez que se inhala el humo, es muy sencillo crear un hábito. Así es como el cigarro te atrapa. 

La nicotina es adictiva porque crea una falsa sensación de tranquilidad. Muchos fumadores no pueden abandonar el tabaquismo, pese a saber bien que tiene consecuencias funestas, porque les da la sensación de que les ayuda a sobrellevar el estrés. Paradójicamente, el propio síndrome de abstinencia por no fumar puede provocar esa irritabilidad, nerviosismo y malestar del que pretenden escapar con un cigarrillo. La pescadilla que se muerde la cola.

No obstante, la nicotina no es más que la punta del iceberg. El humo de un cigarrillo contiene muchos, muchísimos más componentes químicos, y no pocos de ellos tienen efectos perjudiciales para nuestro organismo.

Algunos de estos compuestos, como las nitrosaminas, son capaces de alterar el ADN de las células y aumentar así el riesgo de padecer cáncer. Otros pueden lesionar las vías respiratorias, haciendo más probable padecer enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). También los vasos sanguíneos pueden sufrir daños, por lo que el riesgo de sufrir un infarto u otra enfermedad cardiovascular crece. Y podríamos seguir así durante párrafos.

El riesgo al que se enfrenta el fumador pasivo

En definitiva, fumar pone en grave peligro la salud. Pero no solo la del fumador, sino que inhalar el humo que exhala un fumador durante una hora es equivalente a fumar dos o tres cigarrillos. Los fumadores pasivos tienen mayor riesgo de padecer enfermedades coronarias y cáncer de pulmón, y en el caso de los niños aumenta el riesgo de asma, otitis, tos persistente y padecer infecciones respiratorias.

También se puede ser fumador pasivo en el útero, antes incluso de nacer, si la madre fuma durante el embarazo. Esto puede provocar un retraso en el crecimiento, especialmente en el caso de los pulmones, y que el bebé tenga un peso anormalmente bajo al nacer. Además, esto aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante.

Por si esto fuera poco, los compuestos químicos perjudiciales del humo del tabaco pueden permanecer en las estancias tiempo después de que el humo se haya disipado. 

La nicotina y otras sustancias se quedan sobre los muebles, en las paredes y en el suelo, y quedan a disposición de bebés que gatean, lo tocan todo y después se llevan las manos a la boca. Esto es lo que se denomina humo de tercera mano y desde hace un tiempo mosquea a la comunidad científica, que anda estudiando sus posibles efectos para la salud. 

Hasta ahora solo contamos con estudios preliminares e hipótesis, pero los datos con los que se cuenta hasta la fecha invitan a la precaución. Uno de estos estudios preliminares, realizado con ratones a los que se exponía a humo de tercera mano en concentraciones comparables a las que se encontraría alguien que vive en un hogar con fumadores, observaron indicios de daño hepático y resistencia a la insulina, entre otros. No obstante, todavía faltan estudios para poder concluir que las personas reaccionan de la misma forma a la exposición a estos compuestos.

En cualquier caso, una investigación reciente sugiere que el polvo podría ser un reservorio de estas sustancias. Tras analizar los niveles de NNK, uno de los cancerígenos más conocidos del humo del tabaco, en casas de personas fumadoras, se ha observado que sus niveles son comparables a los del polvo. Es decir, a más polvo, más NNK. 

En este trabajo también se ha observado que, aunque no se fume en el interior de la casa, se pueden detectar los componentes del humo de tercera mano. 

La conclusión más clara que podemos sacar de este trabajo es que la mejor manera de mantener nuestros hogares libres de los contaminantes del tabaco es no fumar. Ni en casa ni fuera. Así que en Vale de Salgueiro quizá deberían ir buscando una nueva tradición para la Noche de Reyes. 

-Ir al suplemento Tercer Milenio

Apúntate y recibe cada semana en tu correo la newsletter de ciencia

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión