Interiorismo

La isla, el nuevo concepto que arrasa en las cocinas abiertas

Con el auge de unir el salón y la cocina, este elemento surge casi como una pieza decorativa fundamental.

Esta vivienda ha recibido una mención en la presente edición del Trofeo Ricardo Magdalena.
Una cocina abierta con una isla en una vivienda de Zaragoza.
Cronotopos

Quizá a los nacidos en los años 60 no les quepa en la cabeza que ahora los jóvenes tienen una cocina dentro del salón. Pero es que, además, el que prepara la comida está siempre acompañado gracias a una islita que separa una estancia de la otra. Una mesa rectangular, alargada, con banquetas, cuya función, además de la social, es potenciar aún más la decoración. El auge de la cocina abierta viene acompañado de otra pieza que arrasa cada vez más, la isla.

El arquitecto Álex Lezcano, del estudio zaragozano Cronotopos, se remonta a hace más de 100 años para comprender este "cambio de paradigma" de la cocina. "Antes era un concepto muy sucio, donde solo se cocinaba, había fuegos, hollín, carbón... Era algo denostado en la vivienda. Siempre estaba al final o en la zona de servicio, al principio", describe. Después, llegó la cocina-comedor. "Entre los años 1980 y 2000, las familias españolas comían en la cocina, pero tenían otro espacio con una mesa que solo usaban, por ejemplo, para las cenas de Navidad o para las pedidas de mano de los hijos", explica Lezcano.

Esta mesa del comedor se usaba, como mucho, 50 veces al año. "Ahí es cuando se produce otro cambio de paradigma. Los cocineros pasan a ser 'chefs' y la cocina "se integra en la vida pública". "Pasa de ser un espacio servilista y denostado a que si puedes ver la tele desde ahí, mejor", añade este arquitecto. Así nace el concepto de cocina abierta, del que surge la ahora imprescindible isla.

El interior de una vivienda reformada en Zaragoza, donde predomina el color blanco con detalles en negro.
Una cocina integrada en un salón en una vivienda de Zaragoza.
Cronotopos

"Si tienes una cocina abierta al salón sin isla, sientes que te falta", confirma Lezcano. Como es lógico, en este habitáculo se sigue cocinando, pero los electrodomésticos han avanzado a la par para facilitar la limpieza y que sea un lugar más pulcro. "El lavavajillas puede ser panelado, la cocina puede sacarse a un cuartillo a parte...", dice. Todo ello ha ayudado en esta integración.

Una cocina con una placa de inducción 100% invisible.
Una cocina con una placa de inducción 100% invisible.
Esmeralda Blasco Interiorismo

"La isla te da ese espacio intermedio entre una habitación y otra, que además sirve como punto de convivencia", asevera. Así, mientras alguien prepara la cena, los amigos pueden estar ahí sentados, charlando. Tras su irrupción, la isla se encuentra ya en diferentes formatos y maneras. "Están las altas, las que se mezclan con unas más bajas para poder estar sentado en un taburete, las hay sin mobiliario en la parte inferior...", precisa. Incluso, pueden llevar incorporada la fregadera o los fuegos, prácticamente invisibles.

En este sentido, a Zaragoza ya llegó lo que está considerado como lo último de lo último en cocinas. Existen fabricantes especializados en placas de inducción invisibles, como Mármoles Marpa, e interioristas que ya lo aplican en algunos de sus productos, como Esmeralda Blasco. Esta pieza desborda elegancia, al tener completamente escondidos los fuegos, y se puede combinar con las campanas retráctiles para poder pasar de una mesa a una cocina equipada tan solo pulsando dos botones.

Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Prear Arquitectos
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Prear Arquitectos
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Una cocina abierta con una isla que la separa del salón.
Prear Arquitectos

Enrique de la Rosa, fundador de Prear Arquitectos, expresa que tienen mucha demanda a la hora de incorporar la cocina y el salón y separarlos con una pequeña isla. "De hecho, la mesa del comedor está empezando a desaparecer y se sustituye directamente por esta pieza", declara. Es un tema, dice, que tiene "mucho interés" entre los clientes, ya que un porcentaje bastante alto opta por esta combinación. 

Se busca, por tanto, que tenga una estética "bonita" además de su función puramente social. "Se quiere que tenga notoriedad. Está pensada para que, mientras uno cocina, el resto de la familia esté allí hablando o incluso haciendo otras labores, pero a la vez le da un 'plus' estético al salón. Es casi una pieza decorativa", añade De la Rosa.

Una de las principales contras que tiene esta combinación es la extensión del olor a la hora de cocinar. "Con las campanas que hay hoy en día en el mercado, esto es más una creencia que un problema", asegura este arquitecto. Si se elabora algo que huela fuerte, como unas sardinas, "olerá el resto de la casa como si la cocina estuviera cerrada". 

¿Cuánto cuesta colocar una isla que separe las dos estancias? Lo más común, destacan los arquitectos, es hacerlo tras una reforma integral para poder planificar su instalación desde un inicio. "Nosotros pedimos 25.000 euros para hacer todo, integrar salón y cocina y tenerlo todo incluido", precisa De la Rosa. Si se compra por separado, hay diferentes opciones según el tamaño y las características. Puede ir desde los 500 hasta los 5.000 euros. "Nosotros recomendamos que el salón y la cocina tengan, como mínimo, 30 metros cuadrados entre los dos para que quede bien. Lo ideal serían entre 40 y 50", añade el dueño de Prear Arquitectos.

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