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Lo último de lo último en cocinas ya se ha asentado en Zaragoza

Las placas de inducción invisibles tienen cada vez más demanda y hay empresas especializadas que las fabrican en la capital aragonesa.

Una cocina con una placa de inducción 100% invisible.
Una cocina con una placa de inducción 100% invisible, instalada en el estudio de la interiorista Esmeralda Blasco.
Esmeralda Blasco Interiorismo

Puede parecer un truco de magia pero no lo es. Una olla, en mitad de una encimera, con el agua hirviendo y lista para meter la pasta. Es el futuro que cada vez está más presente, y especialmente en Zaragoza, donde ya hay fabricantes especializados en las placas de inducción invisibles, un producto que con su llegada al mercado no terminó de calar entre la ciudadanía por sus miedos. Pero todo esto queda atrás y la demanda de lo último en cocinas ha aumentado en los últimos meses, según indican las empresas.

El futuro de las cocinas ya está aquí y el recelo hacia él es cada vez menor. Que si tienen poca potencia, que si pueden romper la encimera... Las placas de inducción invisibles han introducido mejoras desde su salida y ya son una opción que cada vez más familias contemplan a la hora de plantear una cocina de alto nivel. "Hay más demanda y va creciendo. El miedo que se tenía con cómo iban a funcionar ya va desapareciendo. La gente lo va conociendo más y un cliente satisfecho siempre te hace buena propaganda", indica Óscar Marín, uno de los socios de Mármoles Marpa, empresa fabricadora y distribuidora de este tipo de productos situada en el polígono de Malpica.

Esta compañía es distribuidora oficial de 'Cooking Surface' en Aragón, una de las marcas que más experiencia tiene dentro del mundo de las placas 'ocultas', que se expusieron por primera vez en España en un 'showcooking' en Valencia hace unos siete años. "Primero empezamos con placas con menos potencia, pero ahora ya se han perfeccionado y tenemos su tercera versión", expresa Marín.

Una placa de inducción invisible fabricada por Mármoles Marpa, con los mandos retráctiles a la vista.
Una placa de inducción invisible fabricada por Mármoles Marpa, con los mandos retráctiles a la vista.
Mármoles Marpa
Una placa de inducción invisible fabricada por Mármoles Marpa.
Una placa de inducción invisible fabricada por Mármoles Marpa.
Mármoles Marpa

La premisa está clara. La placa forma parte de la propia encimera (normalmente, porcelánicos) y tan solo se dibuja una fina silueta (pueden ser, incluso, personalizables) de los fogones para saber dónde se colocan las ollas o sartenes. "La principal ventaja es la estética, la comodidad y la limpieza de no tener la vitrocerámica", apunta el socio de Mármoles Marpa. La propia encimera, al ser de ese material, apenas se sobrecalienta, por lo que si se cae algún líquido no se queda pegado y puede retirarse fácilmente con un trapo.

Una recreación de una encimera con una placa de inducción totalmente invisible.
Una recreación de una encimera con una placa de inducción totalmente invisible.
Mármoles Marpa / Cooking Surface

Lo que más se gana es en estética. "Como placa de inducción, no es la mejor del mercado, pero sí la que más se lleva por lo bonita que queda", expresa Marín. El mármol le da un toque y el hecho de que no se vea la placa da la sensación de más amplitud y se gana en espacio. "Son varios modelos. Uno de tres fogones y otro de cuatro, con una inducción normal, con nueve niveles de potencia", cuenta. Todo parece perfecto, pero su principal inconveniente está en el precio.

A estos circuitos 'ocultos' se les puede sumar otra de las últimas tecnologías en las cocinas: las campanas retráctiles verticales, también escondidas en la propia encimera. No obstante, este producto todavía no ha terminado de calar entre la ciudadanía por su alto coste: oscila entre los 500 y 800 euros, frente a las más económicas y sencillas que pueden no superar los 100 euros.

¿Cuánto cuesta una placa de inducción invisible?

"No le puedo encontrar ninguna contra salvo el coste", confirma Marín. Su instalación, con todo funcionando y cinco años de garantía -más los dos por ley-, el grabado de fuegos (pueden ser desde círculos hasta la silueta de un corazón o de huellas de perros), ronda los 1.500 euros aproximadamente, sin contar la encimera. "Si buscas una placa barata, no vas a por este producto, pero si vas al alto nivel muchos ya se lo plantean", añade.

El estudio de Esmeralda Blasco, con una cocina equipada con una placa de inducción oculta.
El estudio de Esmeralda Blasco, con una cocina equipada con una placa de inducción oculta.
Esmeralda Blasco Interiorismo

La interiorista zaragozana Esmeralda Blasco ha incorporado este tipo de producto en su 'showroom' y lo está promocionando cada vez más dado su poderío. "Hace poco presupuesté una cocina muy interesante a un cliente que tendrá una isleta en la que se colocará esta placa invisible", relata Blasco. Se trata ya de un mercado "de alto nivel", por lo que todavía tardará en llegar a todos los hogares. "Primero, la gente tiene que decir: 'Esto es muy raro'. Luego, empezará a generar más interés y se normalizará", especifica. 

El 'showcooking' celebrado en el estudio de Esmeralda Blasco sobre una placa de inducción invisible.
El 'showcooking' celebrado en el estudio de Esmeralda Blasco sobre una placa de inducción invisible.
Esmeralda Blasco Interiorismo
El 'showcooking' celebrado en el estudio de Esmeralda Blasco sobre una placa de inducción invisible.
El 'showcooking' celebrado en el estudio de Esmeralda Blasco sobre una placa de inducción invisible.
Esmeralda Blasco Interiorismo

En su estudio de interiorismo también trabaja con la marca 'Cooking Surface', que tiene "más trayectoria" que otras y da resultado a cocinas muy bonitas estéticamente. "Normalmente, los mandos de inducción también están ocultos, porque no tendría sentido esconder la placa pero dejar ahí un panel", precisa. Éstos se sacan de la propia encimera. 

Los materiales de esta cocina "son buenos", dice la interiorista. "Desde que han salido los porcelánicos, opto más por ellos que otros materiales. El inconveniente es que son muy duros, a los golpes puede ser un problema. Pero no tienen poros, son antibacterianos, aguantan el calor...", enumera Blasco. Estas placas se pueden usar de dos formas: o bien colocando directamente la olla o la sartén, pero con cuidado porque al sobrecalentarse pueden provocar problemas; o bien con un salvamanteles que se incluye en la instalación con 'Cooking Surface'.

Además, lo recomienda tanto para casas que tienen más metros cuadrados como para las más pequeñas: "En un salón grande, tienes una isla ahí en medio con uno de estos aparatos ocultos y lo usas puramente como encimera para estar allí con los amigos, por ejemplo, hasta que cocinas. En uno más pequeño, se ahorra espacio ya que se pueden colocar cosas encima y los fogones ni se ven".

De hecho, este martes se celebró un 'showcooking' en el estudio de Esmeralda Blasco. El cocinero Fran -"un 'showman'" utilizó la placa de inducción invisible para elaborar "unas tortillas vagas, unas alcachofas en tempura y un arroz caldoso y torrija". "Ha servido para que vean el funcionamiento de la cocina. Ha venido gente de nivel alto y estoy deseando que lo difundan, porque funcionamos mucho con el boca a boca", sentencia Blasco.

Las placas invisibles, junto a la cocina abierta, es lo último de lo último en el interiorismo. Aunque lo primero va más al ralentí que lo segundo, que no les extrañe que dentro de 10 años el concepto de cocina no exista y sea directamente un salón con una encimera en medio en la que, de pronto, uno ponga una olla y se encienda sola y la comida se cocine sola.

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